La tendencia positiva de principios de año en los mercados globales de renta variable ha continuado durante el segundo trimestre, aunque a un ritmo más lento, y en la primera mitad de 2019 las acciones han registrado sus mejores retornos en 20 años. JP Morgan Asset Management apunta que estas ganancias, desde un punto de partida deprimido, se han producido con el telón de fondo de un crecimiento económico en declive, especialmente en el sector manufacturero. “Los inversores han tenido una clara preferencia por los considerados ganadores estructurales a largo plazo y los activos defensivos”, asegura en su último informe trimestral.
La mayoría de los gestores de la entidad permanecen bastante conservadores hacia los mercados bursátiles, con una dicotomía entre los precios al alza y la caída de las expectativas de beneficios. “Pero dentro de los mercados hay una variedad de oportunidades para la selección de activos”, señala.
Para los equipos value, la brecha en las valoraciones se encuentra a un nivel que en el pasado sugirió un buen desempeño para los activos más baratos, mientras que los inversores growth siguen viendo muchas empresas que ofrecen oportunidades, especialmente aquellas pequeñas que pueden beneficiarse de las transformaciones digitales y no están sujetas al escrutinio regulatorio que afrontan las grandes tecnológicas. “Con todo, vemos muchas razones para mantenerse invertidos”, insiste JP Morgan AM.
Las tendencias se mantienen
Pese a que 2019 se perfila como un año fuerte para los retornos, la fotografía de los beneficios sigue siendo muy ordinaria, con un bajo crecimiento esperado en los mercados desarrollados y beneficios planos en el mundo emergente, señala el informe de la gestora. Las revisiones negativas han sido más evidentes en los sectores cíclicos –industrias básicas, manufacturas automovilísticas…- debido a la intensificación de los temores comerciales.
Incluso cuando el precio ha aumentado en prácticamente todos los activos este año, los ganadores siguen resultando familiares: los activos de crecimiento de gran capitalización (especialmente en el mercado estadounidense) y las acciones de empresas consideradas relativamente inmunes a una crisis global.
“En general, las ganancias de los mercados bursátiles tienen de fondo un pesimismo general de los inversores hacia el futuro: los fondos de renta variable (pasivos y activos) están experimentando salidas mientras que el apetito hacia los bonos parece insaciable”, asegura JP Morgan AM.
Oportunidades y riesgos
El rendimiento inferior del valor ha sido una característica clara de los mercados globales durante una década, una tendencia que se ha acelerado en los últimos meses. Según la gestora, su trabajo revela que la diferencia en las valoraciones entre activos caros y baratos es amplia y cada vez se amplía más. “Sin embargo, como apuntaron nuestros inversores en valor, cualquier decepción en el rendimiento de estas inversiones solo es una decepción relativa”, señala.
Estos inversores ven dos desafíos a la hora de comprar valor: el riesgo cíclico de los beneficios después de una larga expansión económica y los retos seculares de muchos negocios antiguos frente al crecimiento exponencial de las disrupciones tecnológicas. “Creemos que los riesgos cíclicos son bien sabidos y están descontados, mientras que los seculares a veces son exagerados”, asegura la gestora al apuntar que aquellos propietarios con buenos balances y equipos de gestión lucharán más de lo esperado.
Por países, la renta variable del Reino Unido continúa muy perjudicada debido a las incertidumbres políticas. Aun así, el mercado parece tener precios demasiado bajos y la rentabilidad de muchas empresas líderes no depende del mercado local.
En general, la renta variable emergente se encuentra en algún punto entre justamente valorada y barata, pero no es atractiva de forma concluyente. Los efectos del conflicto comercial comienzan a verse en China, con las medidas de actividad industrial algo débiles, pero, según el razonamiento de JP Morgan AM, la renta variable del país sigue sin ofrecer un valor convincente. Además, asegura que las señales de riesgos cíclicos a corto plazo en la economía china le han llevado a recortar algo su exposición al país.
Los aranceles y barreras comerciales son la principal problemática que preocupa a la gestora. “El impacto económico de aranceles más altos puede ser modesto, al menos a corto plazo, pero somos cautelosos por el impacto en los beneficios después de que tantas empresas hayan estado décadas basando sus cadenas globales de suministro en un mundo de comercio libre”, advierte.
En ese sentido, admite que esta problemática ya no es nueva y parte de su daño ya ha sido descontado, pero los riesgos para los beneficios y los precios de las acciones por una escalada “siguen siendo considerables”. Asimismo, afirma que la mayoría de sus gestores piensan que muchos activos defensivos (los más vinculados a los mercados de renta fija) tienen precios muy generosos a cualquier nivel relativo y suelen contar con perspectivas de crecimiento poco alentadoras. “Con la rentabilidad de los bonos a largo plazo a niveles históricamente bajos, la ecuación riesgo-retorno para estas inversiones actualmente populares parece muy poco atractiva”, sentencia.