El sector biotecnológico es famoso por sus períodos de volatilidad, y este año ha sido un claro ejemplo. Tras subir un 30 % entre principios de 2019 y el 5 de abril de este año, el índice S&P Biotechnology Select Industry comenzó un descenso de varios meses por el que llegó a dejarse un 20 % en octubre (1).
Según indica Andy Acker, gestor de carteras en Janus Henderson Investors, las ventas se produjeron cuando los legisladores introdujeron una reforma en el precio de los medicamentos en EE.UU. y los candidatos a las elecciones presidenciales de 2020 de este país defendieron una revisión total del sistema sanitario.
La incertidumbre existente sobre el crecimiento económico global y las tensiones comerciales también fomentaron un entorno contrario al riesgo en los mercados financieros, lo que repercutió en los títulos tecnológicos de pequeña capitalización que dependen de los mercados públicos para su financiación. Además, una serie de pruebas clínicas de alto nivel ofreció resultados decepcionantes, muy especialmente los relativos al Alzheimer. Resumiendo, el perfil de alto riesgo/alta rentabilidad del sector biotecnológico parecía presentar un sesgo excesivo hacia el riesgo.
Las valoraciones mejoran, los carteras de productos se disparan
Esta no ha sido la primera ocasión en la que los títulos biotecnológicos se han debilitado, y probablemente no sea la última. A pesar de ello, consideramos que, para los inversores que operen con un horizonte a largo plazo y con una tolerancia adecuada al riesgo, los fundamentales del sector no han perdido nada de atractivo. De hecho, las caídas recientes han hecho que sus valoraciones se vuelvan más interesantes: el S&P Biotechnology Select Industry Index cotiza con unas valoraciones de mínimos históricos y con un descuento de más del 40 % respecto del mercado (véase el gráfico 1).
No se puede negar que los múltiplos de algunos títulos biotecnológicos de gran capitalización han caído con razón, pues en un futuro cercano irán venciendo algunas patentes de un número creciente de estas compañías, por lo que se verán expuestas a la competencia de los genéricos o biosimilares durante los próximos años.
Pero, según apunta el gestor de Janus Henderson, hay excepciones. Por ejemplo, Humira, el fármaco estrella de AbbVie, perderá su exclusividad en Estados Unidos en 2023, por lo que su ratio avanzada de P/B podría quedarse en tan solo un 6,8 este año (se consideran fármacos “estrella” aquellos que generan unas ventas de 1.000 millones dólares o más al año) (2).
Sin embargo, la empresa ya se está preparando para ello y recientemente ha obtenido la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) para el lanzamiento de Rinvoq, una terapia oral para la artritis reumatoide, y de Skyrizi, un inyectable trimestral para la psoriasis que está teniendo una gran aceptación por parte de los pacientes.
Otra excepción evidente es Vertex Pharmaceuticals. En octubre, esta empresa biotecnológica valorada en 50.000 millones dólares recibió la aprobación de la FDA para el lanzamiento de un nuevo fármaco para la mucoviscidosis. Esta innovadora terapia mejora drásticamente el nivel de atención sanitaria para el 90 % de los pacientes de esta enfermedad y seguramente acelere significativamente el crecimiento en las ventas de Vertex.
Los títulos biotecnológicos de pequeña y mediana capitalización impulsan la innovación
Al mismo tiempo, algunos de los avances médicos más fascinantes del sector (desde genoterapias absolutamente transformadoras a terapias dirigidas con pequeñas moléculas para la cura del cáncer) se deben a empresas de pequeña y mediana capitalización. Con frecuencia, estas entidades están aún desarrollando sus productos y, por tanto, no cuentan con beneficios predecibles. A pesar de ello, consideramos que pueden convertirse en los nuevos gigantes biotecnológicos, al mejorar la ecuación de rentabilidad/riesgo la volatilidad actual del mercado.
En este sentido, en Janus Henderson observan una marcada actividad de fusiones y adquisiciones. Entre principios de año y el 31 de octubre de 2019 se han anunciado fusiones y adquisiciones por valor de casi 190.000 millones de dólares en el sector biotecnológico, por lo que no sorprendería que se alcance la cifra récord del año pasado, de 221 000 millones de dólares. Muchas de las adquisiciones se están produciendo con primas muy jugosas.
Por ejemplo, Alexion Pharmaceuticals anunció en octubre la compra de Achillion Pharmaceuticals por 930 millones de dólares, con una prima de en torno al 73 % (con la posibilidad de pagar aún más si se cumplen ciertos hitos clínicos y normativos).
Achillion ha desarrollado compuestos orales de pequeñas moléculas para el tratamiento de enfermedades raras asociadas al sistema de complementos (parte del sistema inmunitario), entre los que se incluye la hemoglobinuria nocturna paroxística, una hemopatía potencialmente mortal. La cartera de Achillion pudiera servir para ampliar y diversificar la oferta de productos de Alexion.
La fusión de Alexion/Achillion requerirá la aprobación de la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés), que últimamente ha echado atrás algunas operaciones del sector por aspectos relacionados con la legislación antimonopolio. La incertidumbre normativa ha seguido perjudicando a los títulos biotecnológicos, pero no nos parece que este sea un obstáculo insalvable.
Por ejemplo, Bristol-Myers Squibb, que a principios de año anunció su intención de hacerse con Celgene por 74.000 millones dólares, vendió recientemente su fármaco para la psoriasis Otezla, una desinversión a la que le obligó la FTC.
El fármaco consiguió una cifra superior a lo previsto, de 13.400 millones de dólares, y han mejorado las posibilidades de conseguir la aprobación regulatoria. Y también han mejorado las perspectivas de la sociedad combinada.
Como muestra, el medicamento de Bristol-Myers de inmunoterapia Opdivo obtuvo unos datos positivos en sus pruebas clínicas como tratamiento de primera línea para el cáncer de pulmón. Además, Celgene ha logrado algunos avances importantes en su cartera, como es el caso de Luspatercept, un producto desarrollado con la empresa biotecnológica de pequeña capitalización Acceleron Pharma. Luspatercept ha revelado beneficios drásticos en la gestión de la anemia crónica asociada a los síndromes mielodisplásicos y a la talasemia beta, hemopatías en ambos casos, y se cree que pudiera convertirse en un fármaco estrella.
Los avances científicos no cesan
Pese a su volatilidad notablemente superior, el sector biotecnológico ha superado a largo plazo al índice S&P 500, y el rápido ritmo actual de innovación pudiera potenciar los beneficios futuros. Desde 2017, la FDA ha aprobado más de 100 nuevas terapias, incluidas las dos primeras genoterapias. Una de estas, Zolgensma, trata la atrofia muscular espinal, una de las principales causas genéticas de fallecimiento en niños menores de un año. En las pruebas clínicas, el tratamiento resultó en unas tasas de supervivencia sin precedentes y en una rápida mejora de las funciones motoras de los bebés.
Zolgensma no es más que uno de los muchos avances médicos recientes. Tan solo el año pasado, casi la mitad de los tratamientos aprobados por la FDA recibieron una designación de “medicamentos huérfanos”(3) y más de un tercio presentaban novedosos mecanismos de acción (los procesos bioquímicos del cuerpo afectados por la acción del fármaco), según un informe del IQVIA Institute for Human Data Science. Además, ya existen 3876 inmunoterapias en desarrollo por todo el mundo, lo que supone un incremento del 91 % desde 2017 (4).
No podemos garantizar que el aluvión actual de investigación y desarrollo vaya a traducirse en nuevas medicinas, pero los datos revelan que la innovación avanza cada vez más rápidamente, y parece que se mantendrá la tendencia independientemente del entorno político o económico.
Anotaciones:
- Bloomberg, a 9 de octubre de 2019, en USD.
- Bloomberg, a 18 de octubre de 2019. La ratio de P/B se basa en la previsión de beneficios a 12 meses.
- Según la FDA: “La Ley de Medicamentos Huérfanos (ODA, por sus siglas en inglés) otorga un estatus especial aquellos fármacos o productos biológicos (“fármaco”) que tratan enfermedades o condiciones raras, sin interés comercial, a petición de un patrocinador. A este suele dársele la designación de “huérfano” (o a veces “estado de huérfano”). Al recibir esta designación, el patrocinador del fármaco puede disfrutar de los distintos incentivos para su desarrollo que ofrece la ODA, y que incluyen créditos fiscales para la realización de ciertas pruebas clínicas.»
- “Immuno-Oncology Drug Development Goes Global,” Cancer Research Institute, 27 de septiembre de 2019.
Información importante:
Este [documento] está destinado únicamente para ser utilizado por profesionales, definidos como contrapartes elegibles o clientes profesionales, y no está dirigido al público en general. Las llamadas telefónicas pueden ser grabadas para protección mutua, para mejorar el servicio al cliente y para mantener registros con fines regulatorios.
Emitido por Janus Henderson Investors. Janus Henderson Investors es el nombre bajo el cual se proporcionan los productos y servicios de inversión por parte de Janus Capital International Limited (reg. n.º 3594615), Henderson Global Investors Limited (reg. n.º 906355), Henderson Investment Funds Limited (reg. n.º 2678531), AlphaGen Capital Limited (reg. n.º 962757), Henderson Equity Partners Limited (reg. n.º 2606646), (cada uno registrado en Inglaterra y Gales en 201 Bishopsgate, Londres EC2M 3AE y regulado por la Financial Conduct Authority) y Henderson Management S.A. (reg n.º B22848 en 2 Rue de Bitbourg, L-1273, Luxemburgo, y regulado por la Commission de Surveillance du Secteur Financier).
Janus Henderson, Janus, Henderson, Perkins, Intech, Alphagen, VelocityShares, Knowledge. Shared y Knowledge Labs son marcas comerciales de Janus Henderson Group plc o de una de sus filiales. © Janus Henderson Group plc.