Tras integrar Pioneer Investments, y fijar un plan de crecimiento que a tres años pretende situar a Amundi en el top 5 de gestoras mundiales, Yves Perrier, CEO de la gestora, defendió, en el marco del Amundi World Investment Forum celebrado recientemente en París, la necesidad de ser dinámicos y buscar soluciones para los clientes, en un mundo “que se ha vuelto multipolar” y en un entorno en el que vaticina “tormentas, aunque eso no significa terribles huracanes” en los mercados.
Así, en un entorno en el que vislumbra riesgos de inflación “claramente al alza”, tensiones proteccionistas -que, de intensificarse, podrían profundizar en la subida de precios (aunque sin predecir un salto fuerte en la inflación ni una media a la vuelta histórica, debido al efecto de fuerzas desinflacionistas como los emergentes, la globalización y los efectos de la tecnología y la digitalización)-, y con unos bancos centrales que afrontan el reto de retirar las políticas monetarias expansivas pero manteniendo la estabilidad financiera y los tipos bajos, Perrier defendió la necesidad de diversificar las carteras, yendo más allá que en los últimos años. “La diversificación en activos tradicionales no ha funcionado en la crisis”, advirtió, por lo que apuesta por tener también en cuenta activos alternativos y “reales” que funcionan como cobertura contra la inflación y proporcionan rentabilidad adicional, sin olvidar estrategias como smart beta y también la ISR. “La inversión socialmente responsable es una de las respuestas”, indicó el CEO en el evento.
Amundi lleva aplicando el enfoque ISR desde el año 2010, lo que muestra “que no es parte de una estrategia de marketing, pues hemos sido de los primeros en incluir el análisis ESG en nuestras inversiones”, comentó Perrier. Algo que tiene muy claro Thierry Bogaty, responsable de SRI Expertise en Amundi, que explica que, cuando asumió este rol en la gestora, lo hizo con la idea de cambiar las cosas, convencido de la oportunidad que tiene el sector financiero para construir un mundo mejor. “La inversión responsable se está convirtiendo en un “mainstream” y la generalización de la integración de la ESG es lo que reamente hará que las cosas cambien a gran escala”, explicaba en el marco de una entrevista con Funds Society en París.
Una demanda creciente… también minorista
La primera piedra de ese cambio viene de los propios clientes, cuya demanda por soluciones ESG están aumentando en Europa, aunque en unos países avance de forma más lenta que en otros, explica Bogaty. “Aún es un mercado de inversores institucionales. Esto explia que en países como España, donde los fondos de pensiones constituyen una industria más fragmentada, podría llevar más tiempo, pero está ocurriendo”, comenta. Y, “ahora, más allá de los institucionales, también es una tendencia que crece entre el inversor retail, una muy buena noticia”. De hecho, según explicó el CEO de la gestora, Perrier, en Amundi están trabajando en dos sentidos: la generalización de la integración de la ESG en la gestión de los fondos para inversores minoristas, y también en el desarrollo de capacidades de asesoramiento para implementar esta perspectiva de inversión en función de los requisitos y necesidades de los clientes.
Así, y más allá de los fondos específicamente ISR y los mandatos para inversores institucionales con los que cuenta la compañía, el desarrollo de su estrategia busca convertir esta filosofía en una tendencia principal que acabe impregnando a todas las clases de activos, de forma que el inversor minorista pueda también encontrar respuestas cuando lo demande. Bogaty pone como ejemplo el caso de algunos fondos temáticos como el Amundi Valeurs Durable, que invierte en temas como las energías renovables y que aglutina ese enfoque temático con la inversión ISR y que encaja muy bien en este mercado retail.
Un “mainstream”
Hasta ahora, en la gestora tenían fondos ISR y daban este servicio específico a clientes institucionales. Ahora, el objetivo último es que se convierta en una corriente principal –“mainstream”- dentro de la firma: “Hemos desarrollado expertise ESG en todas las clases de activos. El objetivo es tener una estrategia completa y ser capaces de proponer soluciones ESG a todos nuestros clientes cualquiera que sea el activo o sus requisitos específicos”, explica Bogaty, que comenta que aún están trabajando en algunos segmentos en los que su implementación puede suponer más retos, como por ejemplo el high yield. Pero cree que finalmente es posible su aplicación a todos los activos, incluida la inversión pasiva, en la que podría hacerse de tres formas: reflejando el índice y a la vez con una perspectiva de compromiso; proponiendo al cliente la exclusión de ciertos nombres a la hora de replicar el índice, lo que tendría pocas consecuencias sobre el track record; o apoyándose en un benchmark ESG, que Amundi tiene capacidad de construir.
También el CEO, Perrier, explicaba en su conferencia estos planes de desarrollar una oferta para todos sus clientes y en varias clases de activos, yendo más allá de la tradicional filosofía de exclusión y sobre todo en renta variable, y abrazando otras perspectivas como “best-in-class” y también compromiso –apoyándose, entre otras herramientas, en el big data-, y en varias clases de activos, pues “el análisis ESG es tan importante para los inversores como el tradicional análisis financiero”, decía el CEO. Y es que el experto aseguró que “para las empresas no hay contradicción entre la rentabilidad financiera de largo plazo y la rentabilidad ESG”.
“La integración de la ESG en Amundi es una cuestión de responsabilidad”, aseguraba también el CEO, que habló de otras iniciativas que está llevando a cabo la gestora, como la asociación en este campo con una firma francesa de electricidad o el lanzamiento de un fondo de bonos verdes (los llamados green bonds) –en asociación con una organización que forma parte del Banco Mundial- para ayudar a los bancos de los mercados emergentes a alcanzar el conocimiento necesario para que puedan lanzar emisiones de bonos de este tipo. El fondo, con 1.500 millones de euros en activos, invertirá en este tipo de emisiones. Amundi también se ha asociado para crear índices bajos en emisiones de carbono y ha lanzado recientemente un ETF con esta filosofía, explicó Perrier.
La sostenibilidad en el asesoramiento financiero
En general, su compromiso con este tema es palpable también en la participación de la gestora en grupos de trabajo que tratan de desarrollar y establecer los detalles para este tipo de enfoque. Como ejemplo, participa en el grupo de trabajo que establece la etiqueta francesa de ESG, o en las propuestas que elaboran los comités encargados de establecer indicadores para medir el impacto social –un impacto que, según Bogaty, es muy necesario explicar a los clientes: “Es clave explicar a los clientes cómo será utilizado su dinero y qué impacto tendrá”, decía-, y también Amundi ha colaborado activamente con Efama, la asociación de fondos europea, y con diversos grupos de trabajo en este campo. Porque, añade Bogaty al preguntarle si en algunas compañías la EGS es solo una cuestión de marketing, lo primero es hacer las cosas, y luego comunicarlas. «Lo primero es desarrollar e implementar políticas y procesos que estén bien estructurados, rigurosos y transparentes. Y, luego, comunicarlo», dice.
Amundi también participará en las conversaciones con los organismos europeos encargados de proponer la modificación de MiFID II para incluir la sostenibilidad en el asesoramiento financiero (dentro de las propuestas de la Comisión Europea para regular este enfoque ESG en toda Europa), una iniciativa fácil de implementar de cara a los clientes institucionales pero que podría ser más delicada cuando se trata del inversor minorista, en aspectos como la forma en que se han de tratar esas cuestiones –preguntas y respuestas- en el test de idoneidad o en las preguntas del asesor: “Es una buena iniciativa pero habrá que ver bien los detalles”, resume Bogaty.
Los objetivos: más allá de la reducción de riesgos
A la hora de implementar esta estrategia en sus carteras, los inversores pueden esperar varias cosas, explica el experto. En primer lugar, una reducción y mejor gestión de riesgos (reputacionales, operacionales, regulatorios y financieros) y, en segundo término, el cumplimiento de un deber, porque a veces es una necesidad, además de una convicción, debido a las exigencias regulatorias, como ocurre en mercados como Francia para los inversores institucionales y como ocurrirá en Europa con las recientes propuestas de la Comisión Europea dirigidas a los inversores institucionales y gestores de activos. En este sentido, y más allá de las iniciativas que ya han tenido gestoras de activos o empresas en este sentido, explica que la Comisión Europea trata de dar claridad sobre la inversión ESG, creando un marco claro para su desarrollo. “Es muy positivo aportar claridad pero pensamos que, si regulas demasiado, puedes poner obstáculos para la innovación”, añade.
La tercera expectativa a la hora de invertir con esta perspectiva son las oportunidades financieras y la búsqueda de retornos, y la cuarta los valores, que han evolucionado más allá de los tradicionales religiosos –que exigían excluir ciertos sectores, por ejemplo- y se han movido hacia unos “más modernos”, diferentes, como asuntos éticos o climáticos (emisiones bajas en carbono, lucha contra la desigualdad, igualdad de la mujer…)… y la búsqueda de impacto. “El impacto es el objetivo último, ya sea social o medioambiental” –siguiendo las directrices de la Cumbre de París o la COP-, y el experto está de acuerdo en que las expectativas de los inversores con la inversión ESG se están moviendo desde un mero objetivo de reducción de riesgos hacia esa búsqueda de impacto real, importante para los inversores.
Un mercado de 23 billones de dólares
Sobre las cifras, Bogaty advierte de la dificultad de calcular con precisión los activos que en Europa están gestionados de esta forma, pero explica que están en “rápido crecimiento”, sin duda. “Se está trabajando en datos de calidad cualquiera que sea el emisor”, explica.
Según datos de Eurosif correspondientes a 2016, en Europa el mercado de la inversión responsable sería de unos 12 billones de dólares –centrado en la exclusión-, con mercados clave como Francia (de 3,1 billones de euros, centrado en el medio ambiente), Reino Unido (con 1,6 billones de euros, centrado en la gobernanza) y los países nórdicos (con 1 billón de euros, centrado en el medioambiente), mientras en Norteamérica ascendería a 9,8 billones de dólares (centrado en la exclusión y con EE.UU. con el foco en la gobernanza mientras Canadá lo hace en ésta y también en lo social), en Australia a medio billón de dólares, con un enfoque best-in-class, y en Asia, a otro medio billón centrado en la exclusión y con un mayor desarrollo en Japón (con foco en la gobernanza).