Los inversores estadounidenses son menos propensos a invertir en fondos manejados por gestores con un nombre extranjero, según reveló un estudio de la Escuela de Negocios de la Universidad de Miami.
El análisis, que se publicará proximamente en la revista de Estudios Financieros, encontró que los flujos anuales de los fondos administrados por un gestor con nombre extranjero eran un 10% más bajos que los manejados por alguien con un nombre norteamericano más familiar. Esto supone una pérdida anual de aproximadamente 133.000 dólares por cada 195 millones de AUM.
Estos efectos son más fuertes para los fondos con clientes más conservadores o que están localizados en regiones donde los estereotipos raciales o étnicos son más pronunciados. El impacto se produce a pesar de que los administradores con nombres extranjeros no sigan estilos de inversión únicos o no tengan habilidades de inversión inferiores. Por el contrario, las personas que viven en regiones con una mayor proporción de personas de origen extranjero invierten más en fondos administrados por extranjeros.
Los fondos con gestores con nombre extranjero reciben flujos de capital más bajos tras demostrar buenas rentabilidades y experimentan salidas de capital más pronunciadas tras un mal comportamiento. En otras palabras, dice el estudio, los administradores con nombres extranjeros reciben una menor recompensa al tener buendo resultados y son más «castigados» cuando se da una mala evolución del fondo.
«Sabemos que las personas asignan consciente o subconscientemente atributos a una persona cuando oyen su nombre. El presidente Obama estaba en lo cierto cuando dijo de broma que quien le había puesto su segundo nombre, Hussein, jamás imaginó que algún día sería candidato a la presidencia», dijo Alok Kumar, profesor de Finanzas en la Escuela de Negocios de la Universidad de Miami y director del estudio.
«Nuestro estudio sugiere que si Barack Obama fuera portfolio manager su nombre podría costarle al fondo más de 100.000 dólares al año», agregó Kumar.