ING ha publicado el Informe Naranja “Comportamiento de los inversores españoles ante los movimientos del mercado” en el que analiza las decisiones de los inversores españoles a raíz del COVID-19 y sus perspectivas de futuro.
Una de las principales conclusiones del estudio es que, a pesar de los momentos de incertidumbre vividos, la gran mayoría de los inversores (64%) decidió mantener sus inversiones y, en cambio, sólo un 19% vendió, mientras que el 17% se decidió a invertir más.
Los inversores son cautelosos y el 43% han visto impactados sus ingresos por el COVID-19
El informe revela el perfil tipo de inversor español: cauteloso, asume riesgos solo a veces e invierte con un horizonte temporal superior a dos años. En concreto, un 83% invierte a medio o largo plazo y solo un 17% lo hace por un periodo de dos años o menos. Además, el 73% se define a sí mismo como cauteloso. De este modo, un 61% asume riesgos solo a veces, mientras que el 12% evita correr cualquier riesgo. Por el contrario, solo el 27% dice que no le importa correr riesgos.
En cuanto a las pautas de inversión, tres de cada diez (el 29%) invierten y después no vuelven a mover el dinero, frente al 71% que continúa invirtiendo—en distintos momentos—más allá de la primera operación. De ellos, el 50% invierte de forma recurrente (bien de manera periódica o cuando tienen dinero).
Sobre su situación financiera, casi la mitad de los inversores (43%) afirma que sus ingresos han disminuido durante el COVID-19. De ellos, la mayoría cree que los recuperará antes de un año. Así, el 22% declara que espera recuperarse en menos de seis meses, un 39% entre seis meses y un año, y un 28% entre uno y dos años. Por el contrario, el 8% cree que tardará entre tres y cuatro años y el 4% más de cinco.
La educación financiera sigue siendo una asignatura pendiente
La investigación que ha llevado a cabo ING muestra también que la educación financiera sigue siendo una asignatura pendiente entre los inversores españoles, ya que sólo el 12% de los encuestados declara tener bastantes conocimientos financieros, mientras que el 87% tiene ciertas o pocas nociones.
Además, un 30% de los que declaran tener pocos conocimientos financieros invierten sin el apoyo de ningún profesional. Un dato que Francisco Quintana, director de Estrategia de Inversión de ING, ha considerado alarmante.
“Con estos datos, se configura un perfil del inversor español, el cual es conservador, hormiguita a la hora de ahorrar e invertir y con conocimientos limitados, lo que los convierte en inversores más vulnerables al pánico y a la incertidumbre de una crisis”, apunta.
Ante estos datos, Pedro Bermejo, doctor en neurociencia y autor de “Neuroeconomía: cómo piensan las empresas”, ha advertido que la educación financiera es una de las claves que nos hará tomar decisiones más racionales y meditadas que decisiones motivadas por las emociones.
Los jóvenes, los que más han vendido
Según desprende el estudio, hasta un 64% de los encuestados ha mantenido su inversión, un porcentaje que Quintana tacha de “sorprendente”, un 19% ha vendido y un 17% ha invertido. La gente más joven es la que más ha vendido, siendo además un grupo que ha sufrido reducciones de sus ingresos y que menos conocimientos financieros tenían. .
Por otro lado, el grupo que ha mantenido sus inversiones se corresponde mayoritariamente con mujeres entre los 50 y 64 años, con pocos conocimientos financieros pero asesoradas. Aquellos que han invertido han sido, en su mayoría, hombres de 35 a 49 años, con un perfil hormiguita, buenos conocimientos financieros y que toman sus propias decisiones.
Esta tendencia, viene en parte definida por la ciencia. Tal y como ha explicado Bermejo, con el paso de los años acumulamos experiencia lo que nos hace tomar mejores decisiones, pero este no es el único factor de la ecuación. “Hay que tener en cuesta una cuestión hormonal, la testosterona. Nos hace más agresivos y, por lo tanto, tomar decisiones más arriesgadas. Cuanto más jóvenes somos, es cuando tenemos más testosterona”, explica.
Por otro lado, según la decisión adoptada, los inversores han manifestado sentir una u otra emoción. Los inversores que han vendido han experimentado emociones más negativas como la intranquilidad, impotencia y miedo, mientras que los que han invertido se han mostrado más serenos y esperanzados. Por su parte, los inversores que han mantenido sus inversiones muestran emociones negativas como impotencia e intranquilidad, aunque también se han sentido serenos.
Aquellos que reinvirtieron el dinero después de vender se decidieron por un fondo de gestión pasiva
Dos de cada tres inversores que vendieron lo hicieron en marzo y para el 78%, la venta coincidió con la caída del mercado. El 49% de los inversores vendieron por los problemas actuales o futuros de liquidez, lo que explicaría porqué la mayoría de ellos (62%) depositaron su dinero en cuenta. El otro 38% decidió otro destino para su dinero: la mayoría lo llevó a fondos, depósitos bancarios, acciones y cuentas de ahorro. Y la mitad que se decantó por los fondos eligió uno de gestión pasiva.
Según el estudio, los inversores se muestran más optimistas respecto al crecimiento de los mercados bursátiles mundiales que con la economía española. El 40% considera que los mercados crecerán en los próximos cinco años -el 35% piensa que será un crecimiento entre el 1% y el 10% anual y el 6% cree que la subida será superior al 10%.
Sin embargo, sobre el crecimiento de la economía, el 35% se muestra pesimista: el 13% considera que el PIB caerá en España entre el 1% y 2% anual, mientras que el 22% cree que se producirán caídas superiores al 2% anual en los próximos cinco años.
En palabras de Francisco Quintana, director de Estrategia de Inversión de ING, “estos datos nos demuestran que los inversores son cada vez más conscientes de que la economía y la bolsa no se suelen mover acompasadas. Los inversores han visto cómo en esta crisis la bolsa ha vivido uno de sus rebotes más importantes, a pesar de que la economía real esté sufriendo un deterioro. Si relacionamos las expectativas de crecimiento de los mercados con el comportamiento de los inversores, se observa que los inversores no han seguido un patrón lógico y, a pesar de su optimismo sobre el comportamiento futuro de los mercados, no han aprovechado el momento para aumentar sus posiciones de inversión”. En este sentido, el 46% de los inversores que han vendido se muestran optimistas ante la evolución de los mercados, un porcentaje que sube hasta el 63% en el caso de los inversores que han comprado.
La pandemia nos hará ahorrar más
A raíz del COVID-19, los inversores españoles intentarán ahorrar más en el futuro. El 72% de la muestra afirma que, a raíz de esta crisis, intentará ahorrar más, considerando que la inversión seguirá siendo una de las vías para conseguir rendimiento de sus ahorros. Un 39% de aquellos que quieren ahorrar más dice que invertirá más en fondos o acciones. En este porcentaje predominan aquellos inversores que han continuado invirtiendo en fondos y acciones durante la crisis del coronavirus y en menor medida aquellos que han mantenido sus posiciones. Por su parte, el 78% meditará más sobre sus inversiones de lo que lo hacía antes.