Si teníamos la sensación de que el inversor español tendía a mirar demasiado a corto plazo, el Estudio Global de Inversión de Schroders viene a confirmar este dato. Así, el inversor español mantiene sus inversiones de media unos 1,9 años, por debajo de la media europea y global de 2,6 años.
De hecho, somos de los inversores más cortoplacistas de Europa, sólo superados por Polonia (1,5 años). Estamos muy lejos de los 5 años que los expertos recomiendan mantener las inversiones. Sólo países como Japón, Estados Unidos o Canadá se acercan a esta cifra, con una media de más de 4 años.
En esta misma línea, el estudio muestra que los españoles son inversores con tendencia a la impaciencia, ya que el 74% modificó el perfil de riesgo de sus carteras en respuesta directa a la inestabilidad experimentada en los mercados en el último trimestre de 2018.
De ellos, sólo el 37% optó por inversiones de mayor riesgo y el resto por opciones de menor riesgo (40%) o incluso efectivo (23%). Si analizamos la muestra con mayor profundidad, percibimos ciertas diferencias entre generaciones: los Millennials se muestran más inquietos (el 74% hizo cambios en su perfil de riesgo) que los Babyboomers (sólo el 59%).
Curiosamente, casi la mitad (45%) de los inversores españoles consideran que el mayor peligro para sus inversiones es no asumir el riesgo suficiente para alcanzar sus objetivos de inversión. Estos, además, se revelan ambiciosos: los españoles esperan que sus inversiones generen una rentabilidad media durante los próximos 5 años del 9,2% anual. Esta cifra es ligeramente superior a la media europea (rentabilidad esperada del 9% anual) e inferior a la media mundial (rentabilidad prevista del 10,7% anual).
En términos generales, y teniendo en cuenta que la rentabilidad media anual del S&P 500 desde su creación en 1957 es inferior al 8%, existe una tendencia global hacia un exceso de optimismo. De nuevo aquí también se observan diferencias generacionales entre los Millennials, más optimistas, que esperan rentabilidades medias del 10,3%, y los Babyboomers, más cautos, que esperan un 7,1%, más en línea con los rendimientos históricos del mercado.
El estudio muestra que para más de dos quintas partes de los inversores españoles (43%) la mejor estrategia para alcanzar estos objetivos es utilizar un fondo de inversión multiactivos, con una cartera diversificada en varios mercados, regiones y estrategias. Además, los fondos temáticos que más interés despiertan entre los españoles son los dedicados a tecnologías disruptivas (56%).
Cuando se les pregunta sobre la exposición geográfica de sus inversiones, sólo el 27% de los inversores españoles prefieren invertir la mayor parte de su cartera en el mercado local. En cuanto a su actitud hacia los mercados emergentes, las respuestas son mixtas: casi el 30% cree que invertir en mercados emergentes podría ser beneficioso para su cartera, aunque otro 27% cree que son demasiado arriesgados para su perfil.
Charles Prideaux, director global de productos y soluciones de Schroders, sostiene que «los vaivenes de los mercados siempre van a mantener a los inversores alerta, pero la clave es concentrarse en el largo plazo. Es probable que el recorte y los cambios en las inversiones, en particular durante los mercados difíciles, perjudiquen las carteras de los inversores y, en última instancia, den lugar a rentabilidades decepcionantes. En vez de eso, es fundamental mirar más allá de la incertidumbre: nuestro objetivo en Schroders es, por lo tanto, ofrecer soluciones de inversión que reflejen las necesidades de los inversores a través del tiempo y que también se adapten a su apetito de riesgo».
Carla Bergareche, directora general de Schroders para España y Portugal, añade que, «el estudio muestra que los inversores españoles tienen unas expectativas de rentabilidad excesivamente optimistas y que es poco probable que alcancen sus objetivos de inversión. A pesar de que el 39% de los inversores españoles se definen como expertos o con un conocimiento avanzado de la inversión, hay que hacer una gran labor de concienciación. En primer lugar, debemos trabajar sobre los horizontes de inversión, que deben ser mucho más largos, así como sobre su tendencia a tomar decisiones en momentos de incertidumbre que puedan alejarlos más de sus objetivos de inversión.”