España es el país que menos invierte en fondos de inversión entre los cinco principales países de Europa (Alemania, Francia, Reino Unido e Italia), ya que solo el 6% de las familias que invierte en activos financieros se decanta por este tipo de producto. Este es la principal conclusión del estudio de evolución del ahorro de las familias elaborado por la agencia de valores Finanbest en colaboración con la consultora Analistas Financieros Internacionales (AFI).
De hecho, de los más de 2.000 millones de euros de ahorro financiero de las familias españolas en 2016, la cifra acumulada en fondos de inversión se situó en sólo 195.000 millones de euros, una cantidad inferior a la registrada en 2007 (196.000 millones de euros), antes del estallido de la crisis financiera.
El informe revela conclusiones interesantes, como el hecho de que los españoles con mayor cultura financiera optan por los fondos de inversión, mientras que los que disponen de menor renta y formación, optan por la inversión directa en acciones. De ahí que a pesar de que sólo el 6% invierta en fondos y casi el 12% en acciones, la cantidad de dinero destinada a fondos es casi cuatro veces superior que la dedicada a acciones: un total de 39.300 euros frente a los 11.200 a títulos bursátiles.
Por el contrario, la inversión en depósitos se sitúa como el producto estrella de los ahorradores, en un momento en que los depósitos ofrecen una rentabilidad muy reducida. Es el activo que más pesa en los hogares, con 858.000 millones de euros entre depósitos y efectivo.
El informe de Finanbest también refleja que el 98,4% de las familias posee un activo, ya sea financiero o real, y son los inmuebles el principal destino de sus ahorros ya que 8 de cada 10 tienen una vivienda en propiedad. Por otro lado, el estudio muestra que el endeudamiento de los españoles ha superado en un 13% la media de la zona euro y más de la mitad de las familias no ahorra.
Entre las razones está que, en unos casos, los gastos e ingresos del hogar son similares y no es posible ahorrar, y en otros, no se ahorra por la visión positiva de la evolución económica o por culpa de una deficiente formación financiera.
Este déficit de compresión en materia financiera induce a que el 55% de las familias con menos formación económica considere que el asesoramiento profesional no aporta ningún beneficio a la hora de gestionar sus ahorros, lo que conlleva que sean ellos mismos los que tomen las decisiones financieras sin tener en cuenta los riesgos o beneficios.