La inversión socialmente responsable –más conocida por las siglas ISR– crece de forma exponencial en todos los mercados. “Después de la gestión pasiva, los activos vinculados con la inversión socialmente responsable son los que más han aumentado. Aproximadamente, hablamos de 23 trillones de dólares invertidos en inversiones socialmente responsables”, ha explicado Jaime Silos, presidente de Spainsif, durante la Jornada ISR. Impacto social y rentabilidad organizada hoy por Tressis, junto con Deutsche Asset Management y Natixis Global Asset Management.
Una jornada en la que inversores, gestoras y fundaciones han dado su visión sobre este tipo de inversión. Según destacaron la mayoría de los participantes, lo más reseñable es la importante evolución que ha experimentado este tipo de inversión a nivel global, pero también en España.
“La ISR ha cambiado de forma muy significativa en los últimos 15 años. Al inicio era muy complicado construir una cartera diversificada con productos bajo esta idea de inversión de impacto o inversión socialmente responsable; ahora no. Ahora podemos diversificar las carteras y gestionarlas con estrategias comunes”, ha señalado José Miguel Maté, consejero delegado de Tressis SV, durante la apertura de la jornada.
Aun así, el peso de la ISR en España no alcanza aún el 2% de las inversiones. “Queda un largo camino por recorrer, además de explicar a los inversores las ventajas de este tipo de inversión, que permite hacer compatible los valores del inversor con obtener una rentabilidad”, ha apuntado Sophie del Campo, directora general de Natixis Iberia y Latam; boutique que cuenta con Mirova, gestora especializada en ISR y con más de 30 años de experiencia.
Según José Miguel Palacios, gestor de Deutsche Asset Management, para que la ISR termine de despegar en España, es necesario desmitificar que este tipo de inversiones son menos rentables. “La ISR puede aplicarse a todo tipo de activos, desde los más tradicionales como la renta fija y variable, hasta estrategias de inversión más complejas. Se puede invertir bien a través de productos temáticos, que tienen criterios más concretos, como por ejemplo el medio ambiente, o bien integrándolos como un filtro más a la hora de analizar las empresas”, explica Palacios.
Generar valor
Según la experiencia de Del Campo y de Palacios, cada vez es más común que las gestoras tengan en cuenta criterios sociales, como los conocidos criterios ESG, a la hora de analizar los activos que componen sus carteras. “No se trata de ignorar el análisis financiero, para nada. Consiste en, además de analizar lo financiero, valorar otros aspectos que tienen que ver con el buen gobierno de las empresas, con el respeto a los derechos humanos en todo el proceso de valor de su actividad, con el medio ambiente y con el impacto social que genera su negocio. No es algo que resta sino que suma”, insistía Del Campo.
Por su parte Silos defendía que la ISR ayuda a generar alfa, justamente porque no sustituye este análisis financiero; sino porque aporta información extra que puede ayudar al gestora a entender cómo se comportará en el futuro ese valor. “La ISR crea valor porque ayuda a controlar y detectar posibles riesgos futuros, sobre todo los vinculados con la gestión, el medio ambiente y el impacto social. Además, permite aprovechar nuevas oportunidades, como vemos que está ocurriendo en inversiones vinculadas con las infraestructuras, la descarbonización de las economías o en las energías renovables”, defiende Silos.
Esta generación de valor se puede traducir en mayores rentabilidades, pero como recuerda Javier Garayoa, director de Spainsif: “No tenemos estudios que demuestren que una inversión socialmente responsable obtenga mayores rendimiento, pero tampoco se ha demostrado lo contrario”.
Obstáculos
En España, al igual que ocurre a nivel global, son los inversores institucionales y los gobiernos los que más están apostando por este tipo de inversión. Según destaca Isabel Goiri, presidenta del consejo asesor de inversiones de la Fundación Anesvad, los fondos de pensiones son uno de los inversores institucionales más comunes. Sin embargo, “en España, el propio sistema pensiones –pensado para que las generaciones futuras sostengan a las más mayores– limita el uso de la ISR”, apunta Goiri. En este sentido, Del Campo defiende que una mayor apuesta por este tipo de inversión por parte de las instituciones públicas es clave para que la ISR se extienda en España.
En el segmento retail, el reto está en acercar y explicar este tipo de inversión a los inversores particulares, pero estos expertos consideran que el trabajo debe empezar por los propios intermediadores. Según el último estudio elaborado por Natixis, el 75% de los inversores reconoce que no sabía de la existencia de este tipo de inversión o que su banquero o asesor no les ha hablado de ello.
Como reconoce Del Campo, la ISR es una tendencia imparable que poco a poco irá calando en el segmento retail gracias a las nuevas generaciones. “Estamos ante generaciones ávidas de información, que se cuestionan y que quieren que sus inversiones estén alineadas con sus valores, lo cual encaja perfectamente con la ISR”, asegura.