Las firmas de inversión tienen una propuesta clara para los inversores con visión a largo plazo: pueden cuidar el medio ambiente a la vez que lograr buenas rentabilidades. Esta propuesta ha evolucionado en los últimos años y ha ganando consistencia la idea de que no solo es relevante la rentabilidad que las inversiones, sino también el impacto que tienen en nuestro planeta.
Según los expertos, este fenómeno tiene dos caras que se han ido retroalimentando: las gestoras han creado estrategias entradas en el impacto de las inversiones e incluido los criterios ESG en sus procesos de inversión, y, a la vez, la demanda de los inversores en estos términos es cada vez mayor. La reflexión sobre el punto de conexión entre las inversiones y la lucha en favor de medio ambiente quedó claro el pasado viernes, ya que, aprovechando la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, las gestoras aprovecharon para compartir su enfoque y compromiso.
“Como inversores nos damos cuenta de la fragilidad del medioambiente, de las comunidades y de las empresas en las que invertimos. La reciente pandemia ha evidenciado que las vulnerabilidades que muestran las empresas a los shocks externos pueden poner a prueba la resistencia de sus modelos de negocio a largo plazo. El cambio climático es un factor que se desencadenó hace muchos años y puede que, todavía, no sea una amenaza inmediata para muchos de nosotros. Como resultado, podría resultar fácil caer en la tentación de no cumplir los compromisos de hacerle frente y dejar de lado las ambiciones climáticas frente a cuestiones más inmediatas”, apunta Petra Daroczi, analista de ESG en renta fija de Aberdeen Standard Investments.
Por eso, desde Aberdeen Standard Investments son conscientes de que tienen la capacidad de apoyar a las empresas en sus ambiciones de transición energética. “Lo hacemos no solo porque puede ser lo correcto, sino también porque las empresas más resistentes sobrevivirán a largo plazo y ofrecerán rentabilidades más sostenibles. Nos centramos en dos áreas clave: qué impacto material podría tener el cambio climático en el negocio y el grado de eficacia de la organización para hacerle frente. Nos interesan especialmente las empresas que pueden demostrar que se han embarcado en un viaje para descarbonizar sus actividades”, añade Daroczi.
En el contexto actual, marcado por la crisis sanitaria del coronavirus, las gestoras coinciden en verlo como una oportunidad. Según afirma Simon Webber, gestor del Schroder ISF Global Climate Change Equity de Schroders, se puede establecer un paralelismo entre la actual pandemia y la crisis del cambio climático. “En términos humanos, el impacto del cambio climático, si no se mitiga, será comparable a una crisis permanente del COVID-19. Un estudio publicado en la revista médica británica The Lancet llegó a la conclusión de que el impacto del cambio climático solo en la producción mundial de alimentos podría causar más de 500.000 muertes para el año 2050”, explica Webber.
En su opinión, la gestión de la pandemia puede aportar importantes lecciones de cara al cambio climático. “Creemos que es cada vez más probable que se analice la respuesta política al cambio climático y se determine si es suficiente o no, y que los precios de los activos se muevan en consecuencia. Si la inversión para descarbonizar la economía y cumplir los objetivos del Acuerdo de París sigue siendo insuficiente, es probable que los precios de los activos coticen los riesgos de los fenómenos climáticos adversos, incluidos los riesgos para el valor de los bienes inmuebles de baja calidad, el aumento de las primas de riesgo en las regiones del mundo más afectadas y menos preparadas, y una prima para las coberturas contra el cambio climático”, añade.
Negocios comprometidos
El compromiso con las gestoras no solo es con los inversores y con sus soluciones de inversión, sino también con su propio negocio. “Como es de esperar, nuestro primer paso es reducir nuestras emisiones tanto como podamos y luego compensamos lo que queda. En asociación con ClimateCare, estamos apoyando un asombroso proyecto de compensación acreditado con base en la selva tropical de Gola en Sierra Leona durante los próximos tres años”, apunta Sandy MacDonald, Head of Sustainability en Standard Life Aberdeen.
A través de este proyecto, la gestora está ayudando a proteger alrededor de 2.000 hectáreas de selva tropicalcada año, que es el hogar de más de 330 especies de aves, el muy raro hipopótamo pigmeo y los chimpancés. “Nuestro apoyo también permite la capacitación de los agricultores locales en el cultivo sostenible del cacao, y la inversión en escuelas, hospitales y educación. Hasta ahora hemos contribuido a compensar 10.000 toneladas (CO2) de emisiones de carbono que se han evitado a través del proyecto, lo que ha permitido proteger 2.108 hectáreas de selva tropical”, añade MacDonald.
Otro ejemplo del compromiso de las gestoras es toda la labor de análisis y difusión que realizan. Por ejemplo, DPAM acaba de publicar su primer informe sobre el análisis de cómo los riesgos relacionados con el clima marcan el compromiso de la empresa con la transparencia y la firme convicción de las causas establecidas en el Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera relacionada con el Clima (Task force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD)).
“Los desafíos para avanzar hacia una economía con bajas emisiones de carbono son de carácter mundial, lo que conlleva tanto oportunidades como riesgos para los inversores que desean generar ingresos y al mismo tiempo preservar el capital”, afirman desde DPAM