En 2016 el patrimonio gestionado en función de criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG) en España ha alcanzado los 185.423 millones de euros, un 17% más que el año anterior. Así se desprende del Observatorio de Inversion Socialmente Responsable en España que acaba de presentar Novaster en colaboración con Spainsif, BBVA, Santander, Bankia y Cecabank.
El Observatorio de la ISR, tras analizar el 56,2% del total del ahorro institucional de las familias, concluye que la inversión sostenible mueve ya el 31% del total de inversión, tras aumentar tanto cuantitativamente un 19,1% respecto al año anterior, como en la calidad de las estrategias de inversión socialmente responsable empleadas como criterios de inversión.
Diego Valero, presidente de Novaster, ha destacado en la presentación que el crecimiento cualitativo claro en el uso de estrategias de selección de activos cada vez más complejas entre los inversores se ha visto acompañado por el cada vez mayor número de signatarios de los PRI de Naciones Unidas hasta los 50 en España, así como de asociados a Spainsif, el Foro de Inversión Sostenible que aglutina a los grupos de interés de la ISR en nuestro país, hasta los 61.
En este sentido, el director general de Spainsif, Javier Garayoa, ha celebrado en la presentación del Observatorio que estas iniciativas cuajen, aporten luz y se desarrollen en el tiempo, aportando información actualizada y valoraciones cuantitativas y cualitativas de la inversión sostenible en España, permitiendo que estas inversiones lleguen a todos. Valero ha compartido esta visión respecto a la necesaria extensión hacia la ISR minorista, pidiendo un mayor esfuerzo de clarificación por el lado de la oferta.
Derechos humanos y sociales, cambio climático y buen gobierno
Aunque la motivación fundamental de los inversores en su apuesta por la ISR sigue siendo el desarrollo sostenible, van ganando terreno el control de riesgos y la protección de la reputación, así como la exigencia de los inversores institucionales. Las áreas de aplicación prioritaria de estas inversiones sostenibles se fijan en los derechos humanos y sociales, lo que se refleja en el protagonismo como inversores de los fondos de pensiones.
Les siguen como áreas de aplicación las referentes al cambio climático, donde Valero reclamó una “vuelta al sentido común de los países que, como Estados Unidos, han abandonado su preocupación por este asunto”, así como las cuestiones de gobierno corporativo.
El Observatorio de la ISR analiza la Inversión Socialmente Responsable en distintas figuras, que recogen todo el universo de la inversión institucional, desde los fondos de pensiones de empleo (principales impulsores de la inversión sostenible, a través del impulso de sus comisiones de control), las mutualidades, EPSV’s, gestoras de fondos de pensiones, gestoras de fondos de inversión nacionales e internacionales, aseguradoras, gestoras de capital privado, fundaciones y el capítulo especial de inversiones temáticas y de impacto, y las agencias de investigación y rating ASG.
La mayoría de inversores aplican sus criterios a través de políticas formales, aplicadas especialmente a las acciones y deuda privada, y menos a la deuda pública. La explicación de esto es que la mayoría de inversiones en deuda pública descuentan la aplicación de principios ASG en los Estados, si bien esto está cambiando porque la situación de los tipos está empujando a la inversión en deuda en países emergentes, donde es más cuestionable la aplicación de estos criterios.
Además, el Observatorio ha incorporado las recomendaciones del VBDO (el SIF holandés) para desarrollar una mejor política de inversión sostenible y un análisis específico sobre las inversiones de impacto. Valero ha reclamado en este sentido que la oferta tiene que llegar a la demanda cuando hablamos de inversión socialmente responsable de los particulares.
Además, ha recordado que la Inversión Socialmente Responsable se puede potenciar fundamentalmente impulsando su conocimiento y dotándola de recursos. Respecto a las inversiones de impacto, Valero ha destacado su notable incremento vinculado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, como el fin de la pobreza, el hambre cero, la salud o el bienestar.