Durante el último año, el interés por la inversión sostenible se tradujo en fuertes flujos de entradas a estrategias ESG de unos 16.700 millones de euros. En el último Virtual Investment Summit (VIS), organizado por Funds Society bajo el título Generar Alfa de forma responsable, BMO Global Asset Management (BMO GAM) desgranó esta forma de invertir y profundizó sobre cómo se ha convertido en la nueva realidad de la industria de inversión.
Tal y como puso en contexto Marta Campello, socia y gestora de fondos en Abante, dinamizadora de este encuentro que tuvo por protagonistas a Vicki Bakhshi, directora del equipo de inversión responsable de BMO GAM, y Nick Henderson, CFA, director global de renta variable de la gestora, la inversión ESG es imparable. “Hemos visto que el interés por la ESG ha ido creciendo. Según los datos de Morningstar, el año pasado, el mayor porcentaje de entrada en fondos de la industria estuvo impulsado por las estrategias ESG. Sin embargo, nos encontramos ante un amplio panorama a la hora de aproximarnos a la inversión responsable”, apuntó.
Esta tendencia al alza y diversidad de aproximaciones refleja también su evolución, un aspecto sobre el que profundizó Bakhshi. “Cuando miras hacia los inicios de la inversión responsable solo había dos opciones: inversión ética y todo lo demás. La única posibilidad que había, si querías alinear tus valores con tus inversiones, era dejar fuera ciertas compañías en sectores como el tabaco o las armas. Creo que el gran cambio y el aumento del interés llegó cuando estos aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno pasaron a entenderse no solo como algo ético, sino también como una cuestión financiera”, explica.
La experta señala que ahora la industria está enfocada en demostrar la relación entre los factores ESG y el buen desempeño de las inversiones, algo que no es tan simple pese a las numerosas publicaciones y estudios que hay sobre ello. “Lo que vemos es que las compañías que tienen un enfoque socialmente responsable tienen un comportamiento operativo más sostenible. También hay estudios que muestran que aquellas empresas que tienen políticas ESG logran un mayor y mejor desarrollo, lo cual puede conectarse con su desempeño. Creo que esto abre un campo muy relevante los fondos de inversión y su búsqueda de rendimientos”, añade.
En este sentido, Bakhshi explica que BMO GAM apuesta por incluir la ESG en todo su proceso de inversión, así como en todos los productos y clases de activos en los que invierte, ofreciendo una aproximación mucho más completa frente a la que tradicionalmente se conoce. Según destaca Henderson, el planteamiento de la gestora se resume en tres aspectos clave: integración de la ESG en los activos, trabajar el engagement con las compañías y hacer que todas sus soluciones de inversión sean ESG.
“La ESG tiene un planteamiento integral en todos los activos de las estrategias de BMO porque creemos que es la mejor forma de invertir. En segundo lugar consideramos crítico el engagement o compromiso que adquirimos con las compañías en las que invertiremos, y que nos lleva a ser un accionista activo y a acompañar a los negocios en la mejora e integración de la ESG en su forma de operar. Por último, apostamos por integrar la ESG en todas las estrategias que gestionamos”, explica. Henderson.
Desempeño e impacto
Esto, según su opinión, permite a la gestora ser capaz de identificar numerosas oportunidades de inversión dentro de los desafíos que plantea la sostenibilidad en nuestro tiempo. Campello interpeló a los ponentes sobre cuáles son las oportunidades que están surgiendo, y entre las mejores ideas de inversión Henderson destacó las energías renovables, las cadenas de suministro, tecnología, las finanzas sostenibles y grandes tendencias como la digitalización, entre otras.
Según la experiencia de los ponentes, los factores ESG han demostrado tener un importante valor como fórmula para mitigar el riesgo, lo que afecta directamente al desempeño que tienen las compañías. Para Henderson el ejemplo más claro se encuentra en el sector de la energía. “Algunas industrias energéticas pueden resultar poco sostenibles a la hora de invertir, aunque tengan valor, aunque excluimos algunas de ellas, vemos que en otras existe la oportunidad de invertir para que se vuelvan más sostenibles y vayan reduciendo su impacto “, afirma como forma de ser más efectivos en la mitigación de ciertos riesgos.
Además, el director global de renta variable de la gestora apunta directamente al efecto positivo que tienen el compromiso que desarrollan con las compañías en las que invierten y que está orientado a que mejoren en términos de ESG. Su activismo accionarial le ha llevado a fomentar más de 3.763 cambios positivos y ha colaborado activamente con 5.588 empresas en estas últimas dos décadas.
“Creemos que el impacto que generemos tiene diversos aspectos: por un lado, está el que provocamos en el modelo de negocio de las compañías y su desempeño a largo plazo y, por otro lado, está el impacto que tienen en el entorno la propia actividad de las compañías”, señala Henderson.
Según puntualiza Bakhshi, esto último, el impacto y cómo medirlo, es el gran reto al que se enfrenta ahora mismo la industria. En este sentido lanza su reflexión: “Si puedes medirlo puentes gestionarlo. Uno de los problemas que tenemos es que tenemos mucha actividad de impacto, pero no siempre cómo medir esos objetivos, y sin usar un marco común ese impacto medible será difícil identificarlo. Por eso intentamos ser muy transparentes en nuestros informes sobre el efecto que tienen nuestras inversiones”.
Y hablando de impacto, Campello compartió su reflexión sobre cómo el COVID-19 ha impactado en la inversión ESG “impulsando aún más el interés por esta forma de invertir”. En opinión de Bakhshi no solo se ha convertido en un catalizador, sino que ha dejado una tendencia muy clara: la relevancia del factor social. “Vemos que el COVID-19 ha despertado el interés por temas como los residuos y los plásticos, la producción de comida sostenible de cara al futuro, el cambio climático, la sostenibilidad de las cadenas de suministros o la responsabilidad sobre los trabajadores. Pero, al haber sido una cuestión de salud, vemos cómo ha ganado importancia el impacto en el ámbito social, en las personas”, destaca Bakhshi.
La visión de BMO
La integración de la ESG que hace la gestora no deja aún lado el estudio y análisis que hacen los equipos de inversión antes de elegir los activos en los que invierten sus carteras. De hecho, el equipo que lidera Bakhshi, formado por 20 expertos sobre temas sociales y gubernamentales, se encarga de dar su punto de vista y ofrecer análisis a los gestores, para lograr que la integración de la ESG sea más sencilla.
“Queremos que los gestores realmente entiendan cuánto de real puede ser la ESG en sus decisiones de inversión. Nuestra segunda pata de trabajo es trabajar luego el engagement y el voting proxy de las compañías en las que se está invertido”, destaca.
Este enfoque sobre la ESG y su forma de integrarlo en la operativa de la compañía se refleja en sus soluciones de inversión, como por ejemplo en el fondo BMO Responsable Global Equity Fund. Según explica Henderson este fondo de renta variable invierte en negocios con un crecimiento de calidad basándose en la gestión activa.
Para lograr sus objetivos invierte en empresas que se someten a criterios de responsabilidad y sostenibilidad definidos, incluyendo exclusiones en el tabaco, el alcohol, las armas, el juego, la energía nuclear y la pornografía. El fondo también exige a las empresas que cumplan las normas del sector sobre las repercusiones sociales y ambientales, incluidos los sistemas de gestión de las normas laborales, los derechos humanos, las cadenas de suministro, las repercusiones ambientales, el agua, los desechos y la biodiversidad.