Un nuevo estudio elaborado por Aberdeen Standard Investments (ASI), Sustainalytics, proveedor de análisis y ratings de criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG), y la University of Oxford Smith School of Enterprise y Environment, ha puesto de manifiesto la importancia, cada vez mayor, del smart beta y de los criterios ESG entre los inversores, pero señala que la integración de los factores ESG en estas estrategias está todavía relativamente poco desarrollada.
La encuesta a 85 clientes de Aberdeen Standard Investments y Sustainalytics ha revelado que la mayoría (el 54%) de las organizaciones usan estrategias de smart beta y que tres cuartas partes de los propietarios de activos (el 76%) tienen en cuenta la integración de los criterios ESG en el momento de otorgar mandatos. En cualquier caso, sólo un 24% de los encuestados afirmó que emplea una estrategia smart beta ESG.
De acuerdo con el estudio, los inversores están utilizando tres técnicas principales para combinar smart beta y ESG. La primera consiste en aplicar filtros negativos, como aquellos que excluyen las compañías relacionadas con el tabaco o la industria armamentística, a las estrategias de smart beta. Esta monitorización negativa representa alrededor de dos tercios (62%) de los ejemplos de smart beta ESG que el estudio ha mostrado.
En segundo lugar, los inversores están combinando métricas ESG con un impacto financiero material, entre las que se incluyen indicadores medioambientales, de carbono y de gobierno corporativo, junto con estrategias de factores tradicionales. Esta aproximación representa alrededor de un tercio de las estrategias de smart beta ESG en la encuesta. Finalmente, una pequeña parte de los inversores (8%) ha afirmado que combina la información ESG y las estrategias smart beta mediante el uso de sesgos climáticos.
Según explica Boyan Fileve, codirector de renta variable cuantitativa, “este estudio es una prueba de fuego sobre cómo los relativamente nuevos mundos de smart beta y ESG se están combinando. Claramente muestra que la intersección entre dos tendencias todavía está poco estudiada. Dado que tanto las estrategias de smart beta como los factores ESG continúan ganando popularidad, cada vez será más importante para los gestores de activos ser capaces de incluir las consideraciones ESG en sus estrategias smart beta”.
En opinión de Doug Morrow, director de análisis temáticos en Sustainalytics y uno de los autores del informe, “aunque puede que todavía estemos en una etapa incipiente en cuanto a smart beta ESG, nuestras conversaciones con inversores nos dicen que se está llevando a cabo mucho análisis cuantitativo que podría catalizar en el futuro en una integración más profunda de los criterios ESG dentro de las estrategias smart beta”.
Más allá de valorar cómo los inversores ponen en práctica las técnicas de smart beta, el estudio también refleja las motivaciones de los inversores para emplearlas. Casi dos tercios de los inversores de smart beta (62%) dijeron que el smart beta ofrece beneficios atractivos en su relación riesgo/ retorno (comparado con la gestión activa y la pasiva convencional). Sólo alrededor de la mitad (52%) citaron su estructura de bajo coste.
Los 85 inversores participantes tienen unos activos bajo gestión conjuntos de 5,8 billones de libras y proceden de 21 países. La mayor parte de ellos son fondos de pensiones públicos y privados, seguidos por gestores de fondos. Las entrevistas se realizaron entre diciembre de 2017 y marzo de 2018.