El presidente de Ibercaja, José Luis Aguirre, intervino recientemente en el curso organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), con la colaboración de la Asociación de Periodistas de Información Económica, bajo el título “Las finanzas sostenibles y su importancia en el futuro de la economía”. Aguirre trasladaba la necesidad de una gestión financiera responsable, honesta y con visión de largo plazo para perdurar en el tiempo e iniciaba su discurso subrayando que “la sostenibilidad es, debería haber sido y debe ser siempre un concepto intrínseco en finanzas. Cuando se pierden de vista estos ‘anclajes’, como lamentablemente hemos tenido la oportunidad de comprobar en la reciente crisis, las consecuencias son demoledoras”.
Para el presidente de Ibercaja, el cliente y la regulación son los factores principales que condicionan el futuro del sector financiero. Por un lado, el comportamiento del cliente está obligando a las entidades financieras a transformar el modelo de negocio por varios motivos: su heterogeneidad; el uso intensivo de la tecnología; la comparabilidad de productos y servicios y la demanda de calidad en éstos por parte del consumidor; y la inmediatez en la respuesta ante las necesidades de los clientes. Así, tal y como ha dicho Aguirre, la oferta de productos y servicios de las entidades bancarias debe ser cada vez más un “traje a medida”, con plena accesibilidad y funcionalidad digital, competitivo en precio y excelente en calidad, así como ágil y efectivo.
Por el lado de la normativa, el presidente de Ibercaja ha señalado que los organismos reguladores y supervisores de la actividad bancaria están exigiendo un modelo financiero “más robusto y resistente”, anticipando un impacto menor de la siguiente crisis, que por el carácter cíclico de la economía “tarde o temprano llegará”. “Esta estrategia requiere mayores niveles de solvencia, una supervisión más expeditiva en materia de control y seguimiento de los riesgos y un gobierno corporativo ejemplar”.
Como resultado de todo ello, ha explicado que las entidades bancarias se enfrentan al relevante desafío de la sostenibilidad, que se concreta en la obtención de tasas razonables de rentabilidad recurrente sobre el capital, manteniendo a la vez niveles de solvencia superiores a los requeridos por la normativa. Tal y como trasladaba el presidente de Ibercaja, “la presión de los márgenes en banca minorista en un contexto de bajos tipos de interés como éste es enorme… algo increíble desde el punto de vista teórico, que será estudiado con seguridad en los manuales de finanzas de las próximas décadas”.
Aguirre exponía que, aunque esta situación podría llevar a afirmar que la respuesta en un escenario así es la dimensión de las entidades, no es así, ya que la sostenibilidad de los bancos dependerá de la capacidad de adaptación a las coordenadas descritas y no del tamaño. En este sentido, como sucede en otros países occidentales, en el futuro habrá sitio para operadores bancarios de dimensión media… e incluso pequeña o muy pequeña. La “biodiversidad” (por tamaño, tipología de propiedad, segmentos de negocio preferentes, etc.) es muy saludable para la competencia y la calidad de servicio en cualquier sector y quizá más aún en el bancario, por su carácter transversal para el conjunto de la economía, según Aguirre.
Para conseguir la sostenibilidad, no existe una “varita mágica” que garantice el éxito aunque en Ibercaja, según ha trasladado su presidente, “trabajamos en cinco vectores para cumplir este objetivo: cubrir las expectativas del cliente con servicios y asesoramiento de calidad, incorporar más tecnología a procesos y modelos de distribución, gestionar correctamente el riesgo, obtener una estructura de costes más ligera y flexible y reforzar la transparencia, la responsabilidad y la ética en el gobierno corporativo”.
Respecto a la tecnología, Aguirre matizaba que, aunque es un medio cada vez más potente y crítico para la entidad, la confianza, el “saber hacer” y la capacidad de asesoramiento de los gestores continuarán siendo trascendentales para la mayoría de los clientes y también para el banco, puesto que es la herramienta más efectiva para su vinculación. “La digitalización ha venido para quedarse… estamos en un sector en reconversión”, decía. Con respecto al as fintech, en su opinión, “sin alianzas con entidades, tendrán muy difícil hacerse un hueco significativo en el mercado, como ya estamos comprobando”.
Como conclusión, José Luis Aguirre reflexionaba sobre las preguntas a las que el sector financiero debe hacer frente, y “que siempre son las mismas, aunque con distintas respuestas: ¿Cómo cubrir las expectativas de los clientes y fidelizarlos?, ¿cómo mantener la solidez financiera de nuestros balances?, y ¿cómo alcanzar los niveles de rentabilidad y retribución al accionista que hagan atractiva la inversión en compañías del sector?” Las entidades que encuentren las respuestas a estas tres preguntas serán las que “conquisten el futuro”, en un entorno “nada fácil de abordar”. Así, Aguirre finalizaba su discurso con el símil de que “las glaciaciones no las han resistido los seres vivos más grandes, sino los que mayor capacidad de adaptación han demostrado”.