El apoyo de Trump a la propuesta del Senado para reducir a la mitad el número de ‘Green Cards’ emitidas anualmente como parte de su campaña para reducir la inmigración tanto legal como ilegal podría afectar altamente a la industria offshore de fondos de inversión en la que trabajan muchos extranjeros.
Y es que si hay algo importante en este sector, coinciden muchos expertos, es que hay que entender de dónde viene el cliente para poder ofrecer soluciones a la altura de sus necesidades. Por eso, un gran número de banqueros y profesionales latinoamericanos asociados a este sector llegan a Estados Unidos través de un programa de esponsorización de su empresa que tramita la visa L1. Este permiso –para gestores y ejecutivos de compañias con sede en el extranjero para trabajar en las subsidiarias o sucursales en los Estados Unidos– sí está entre los que Trump quiere recortar.
Martin Litwak, especializado en fondos de inversión y socio fundador de Litwak & Partners, ya ha detectado bastante inquietud entre sus clientes. “Esto es negativo para la industria, sobre todo para la que da servicio a Latinoamérica, que está acostumbrada a banqueros y gestores que hablen su mismo idioma y que provengan de su misma cultura. De ponerse en práctica, sin duda afectará a la llegada de banqueros. Eventualmente podrían aparecer otras plazas que entren a competir en el segmento de US Offshore, como Panamá o el mismo Suiza”, apunta.
Llegada de talento
Para el abogado la medida tampoco sería consistente con la intención de la administración Trump de fortalecer el sistema financiero estadounidense. “Si Estados Unidos quiere seguir captando el ahorro internacional, del que es uno de los principales destinatarios, creo que aplicar esta restricción a esta industria no tiene sentido. Debería seguir apostando por atraer talento”, añade.
Para Sergio Álvarez-Mena, socio de Partner Jones Day en Miami, la nueva ley es un arma de doble filo. Para empezar, recuerda, de lo que dice Trump a lo que finalmente se plasme en la ley podría haber una gran diferencia porque queda un largo proceso por delante. “Todavía tiene que pasar por varios comités y de ahí al Senado y a la Cámara de Representantes, así que lo que contiene hoy la norma puede diferir mucho de lo que saldrá tras este proceso”.
En lo que respecta a cómo podría afectar la ley a la industria offshore, Álvarez-Mena recuerda que el objetivo se coloca a 10 años vista y se caracteriza porque va a dar preferencia a personas con niveles de educación altos. “Para quienes solicitan una visa H1B o O les va a ayudar porque son personas con habilidades especiales o que destacan en sus campos de competencia y eso significa que están altamente cualificadas y por supuesto, hablan inglés”, explica.