La gestora británica MAN-GLG apuesta por Latinoamérica. Y quien mejor para liderar el proyecto que un clásico de la firma, Kyril Saxe-Coburg. “Nuestro objetivo es favorecer el negocio tradicional de GLG. Nos estamos replanteando el modelo de negocio y las regiones a cubrir”, asegura el experto.
Actualmente el grupo MAN cuenta con más 50.000 millones de dólares en activos bajo gestión, aunque tan solo el 5% provienen de Latinoamérica, y cuenta con presencia local en Miami y en Montevideo. “Mi papel será ser el nexo de unión entre el negocio de Latam y el grupo a nivel mundial, proporcionando mayor acceso de lo que pasa en Londres a los equipos locales, y viceversa”, comenta Saxe-Coburg.
Su objetivo se centrará en los clientes con un perfil más institucional, pues consideran que “hoy por hoy el apetito de los clientes va más por el lado de renta fija a nivel institucional”, aunque no descartan en centrarse en el inversor más retail.
El punto de entrada será Chile para lo que han firmado un acuerdo de distribución con HMC Capital que les ayudará a penetrar en los fondos de pensiones chilenos, para continuar con Perú y Colombia. “En México estamos analizando la mejor manera de entrar”. Brasil asegura que es una industria más local, pero según el experto “las perspectivas están cambiando hacia una industria más internacional. De hecho en private equity ya está cambiando, y consideran que para la parte más ilíquida de la cartera, existen oportunidades en el exterior, lo que hace que sea más fácil que cambie también para la parte más líquida”.
El pasado mes de septiembre la Comisión Calificadora de Riesgo (CCR) chilena aprobó el primer fondo de la gestora, el GLG Global Corporate Bond, y está en el proceso de aprobar otros tres: GLG Japón Core Alpha Fund, que invierte en renta variable japonesa, el GLG Strategic Bond Fund, de renta fija flexible y el MAN Global Convertible Fund, orientado a bonos convertibles.
Aunque Saxe-Coburg considera que Latinoamérica tiene un enorme potencial, es consciente que es una región “muy profesionalizada y altamente regulada, dónde cada país tiene además su propias regulación, aunque al menos con un cierto orden”.
“El mercado cambia y las necesidades de los inversores cambian. Esto da lugar a oportunidades para los distintos gestores”, afirma.