Tras una pandemia mundial, ¿cómo ha cambiado la selección de fondos, qué aspectos se han potenciado o intensificado? En un panel de la conferencia anual de Morningstar en España, celebrada hoy en Madrid, tres selectores españoles, de Santander, Tressis y Renta 4, han dado respuesta a estas y otras cuestiones sobre su labor.
Tras el COVID, no creen que su rol sea más difícil, pero sí más intenso. “Es mucho más intenso seleccionar fondos ahora que en el pasado, porque hace unos años nos encontramos con un escenario inesperado, y desde ese momento empezamos a mirar de forma más intensa las tendencias y sectores y también los flujos de caja de las compañías, y su capacidad para navegar un entorno incierto de mercado. Es más intenso el análisis post que pre COVID”, aseguraba Toni Conde, directora de Gestión de Activos en Renta 4 Banco.
En Santander coinciden en que en dificultad nada ha cambiado pero sí en intensidad, ya que ahora existen muchos más eventos virtuales de gestoras y mayor actividad. “No todo es negativo porque también hemos ganado en accesibilidad: antes era impensable poder reunir al top management de una gestora en una mesa a la vez y ahora el acceso ha mejorado. Pero para los detractores, no es lo mismo -sobre todo al principio- tener una reunión donde el lenguaje corporal te puede decir mucho que una conexión online, que a veces falla también”, explicaba José María Martínez-Sanjuán, Global Head of Fund Selection, en Santander. “Esa sensación de tener una conversación con alguien que no acabas de entender -por fallos técnicos, por ejemplo- hace perder credibilidad. Hay argumentos a favor y en contra de los eventos virtuales, pero nuestra labor no es más difícil ahora que antes porque hay partes que compensan la otra”.
También reconoció los cambios Salomé Bouzas, analista de fondos y gestora en Tressis: “No es más difícil pero sí ha cambiado la selección. Antes dependíamos de conocer a los gestores físicamente y ahora estamos más acostumbrados a la vida virtual pero el feeling con el gestor siempre va a sumar. Creo que lo que nos ha dado 2020 es mucha información, porque nos ha permitido ver realmente en qué se traduce una filosofía de inversión cuando vienen mal dadas e inesperadas como una pandemia mundial”.
Lo que no ha cambiado es la dificultad de analizar algunas estrategias, sobre todo alternativas o de retorno absoluto. Pero lo más complejo es analizar fondos con mucha flexibilidad por parte del gestor y de los instrumentos que puede utilizar en cartera: “Cuanto más flexible, más difícil es analizarlo y compararlo. Es difícil encontrar un fondo comparable si es muy flexible, por la capacidad de invertir en muchos activos y de diversas formas e instrumentos”, dijo Martínez-Sanjuán. También Bouzas coincidió en que a mayor flexibilidad e instrumentos, más complicado el análisis. Y sobre activos, ambos mencionaron los productos de retorno absoluto o alternativos, que pueden cambiar el posicionamiento de un mes para otro. “Y con respecto al reporting de gestoras también la información es menor en este segmento”, criticó Bouzas, y es más necesaria la comunicación con la gestora”.
Para Martínez-Sanjuán, la gestión alternativa es lo más complejo de analizar, por la asimetría de información y la dificultad de acceso y valoración de los activos subyacentes, porque ahí es donde se ve la diferencia con la gestión tradicional. “En retorno absoluto, el uso de instrumentos complejos como derivados o apalancamiento hace más difícil entender de dónde viene el performance”, añadía. Conde coincide en esa dificultad. “Generalmente usamos estrategias alternativas de baja volatilidad pero es un cajón de sastre donde entran muchas estrategias diferentes y difícilmente comparables”, explicó.
Gestión pasiva: ¿cómo utilizarla?
La gestión pasiva ha aumentado su peso en las carteras, pero los selectores coinciden en que hay algunos casos en los que conviene utilizarla con más fuerza, como en los mercados más eficientes –como la renta variable- o para construir posiciones satélite, no core. En cualquier caso, es un alcla a la beta, para jugar el alfa en otros lugares.
Para Santander, los fondos indexados y ETFs tienen un rol muy importante en la gestión de carteras, pues es una forma de acceder al mercado, de tener exposición a beta, muy eficiente, tanto en términos de coste como de ejecución. Y también un buen aliado para gestionar el riesgo a asumir frente a un índice objetivo. “La industria brinda muchos activos en este formato pasivo y puedes diversificar la cartera y, a priori, es mejor usarlos donde no haya evidencias de generación de alfa”, aseguró Martínez-Sanjuán. “En los mercados más eficientes, líquidos y donde hay más información, es más complicado generar alfa”, añade. Un informe de Morningstar desvela que solo un 25% de gestores de renta variable estadounidense baten al S&P 500 10 años después, “una cifra escandalosa”. Y en large caps, esa cifra es un 11%: por tanto, sería razonable plantearse si utilizar más la gestión activa o la pasiva en este segmento del mercado. En otras áreas pasa lo contrario, como bolsa emergente, donde el índice MSCI se sitúa en tercer cuartil a 10 años. “Hay que observar muy bien esta realidad, decía el experto.
Para Conde, por esta razón la gestión pasiva podría encajar mejor en la parte de renta variable. “En carteras más tolerantes al riesgo, con más peso en bolsa de forma estructural, suele aportar valor tener estrategias de costes más bajos, complemento de otra”.
Para Bouzas, no es una pelea entre gestores activos ni pasivos: “Nosotros como selectores lo vemos como una herramienta más para conseguir que las carteras sean consistentes y la gestión pasiva te da posibilidades de jugar tu alfa en otro sitio. Es un juego de relativos, de hacerlo mejor que, o menos mal que, y la gestión pasiva te da un ancla al mercado para luego tomar tus apuestas a través de gestores más activos”. Para la experta, esa labor de ancla es muy potente. “En mercado eficientes hay que ser conscientes de que pagas un fee a un gestor porque te añade algo y si no, no tiene sentido”, dice. Y también es interesante para apuestas más tácticas o satélite en un activo: “Si quieres beta, y no quieres jugártela a que el gestor seleccione bien o mal, sino lo que quieres es el activo, ahí la gestión pasiva es una buena opción”.
ESG en la selección
Otra tendencia clarísima es la incorporación de la ESG a la selección: “Desde finales de 2020 hemos incorporado factores de sostenibilidad, pero no exigimos que todos los fondos cumplan”, dicen en Renta 4. “Los metemos dentro del proceso pero no hay una discriminación dura, simplemente hacemos seguimiento. Así están identificados fondos que cumplen y fondos que no”, explica Conde.
En Santander también incluyen factores ESG al analizar: “Aporta un ángulo diferente fijarte en factores no estrictamente financieros no tanto por la rentabilidad sino sobre todo por el riesgo. Tenemos un equipo especializado, con bases de datos propias y de terceros. No basta con que un fondo esté en el artículo 8, es crucial el análisis cualitativo para ver lo sostenible que es”, dijo Martínez-Sanjuán.
En Tressis, siempre que hacen una due diligence del fondo responden a un apartado común para los fondos de la misma categoría, que son preguntas relacionadas con la ESG. “Llevamos ya muchos años haciendo esa parte. La SFDR sería otro melón a abrir y lo de los artículos nos da un marco común para tomar decisiones pero en el que no te puedes apalancar un 100%. Sería como un greenwashing si solo miras SFDR y nada más: gestionamos carteras sostenibles desde 2014, sin referencias, y eso nos ha dado un expertise muy potente. Un paso fundamental es mirar la cartera del fondo, ver las compañías subyacentes y ver que todas te encajan, y si algo falla preguntar a la gestora por la tesis de sostenibilidad”, añadió Bouzas. Para la experta, la SFRD no lo es todo aunque ayuda.
La excelencia en fondos
Pero, ¿qué es para los selectores un fondo excelente? Para Bouzas, un fondo mejor que los de su categoría, más consistente (lo que supone estar en el primer cuartil en la mayoría de periodos posibles), y que el gestor lleve bastantes años, pues si hay mucha rotación el componente humano tiene su impacto. Para Santander, un fondo excelente es “aquel que te proporciona lo que esperas al mejor coste posible”. Para Renta 4, si además el fondo tiene menos volatilidad que el resto o que el índice, ya es la guinda.
“Tiene que darte lo que esperas de él y tiene que acompañar al área al que da exposición, hacerlo mejor que la categoría de fondos y con menos volatilidad especialmente en caídas. Y debe tener transparencia, que haya una comunicación fluida, porque puede marcar la diferencia entre dos fondos conocer la cartera y conocer bien al gestor y saber cómo puede comportarse ante un evento crítico”, añadía Conde.
Otro apartado crítico son los costes, ¿cómo influyen en la selección? Para Martínez-Sanjuán, son un factor clave, y más si hay rentabilidad negativa. “Si en renta fija los tipos están a cero y hay costes, es difícil invertir. Y en renta variable pasa igual: si el alfa es baja y los costes están ahí, a veces no compensa. Pero eso no significa que no merezca la pena buscar gestores activos, hay que buscarlos pero en la ecuación tienes que meter el coste porque, dependiendo del nivel de riesgo que el gestor asuma, podrás esperar una rentabilidad mayor o menor acorde al coste del vehículo”.
Para Bouzas, hay que ser conscientes de los costes que asumimos porque el cliente te los traslada. Al hacer un análisis en gestión activa, has de hacerlo neto de costes y si un gestor hace outperformance neto, eso significa que lo ha hecho bien habiendo descontado su comisión, por lo que “se la merece”. “Es una de las razones de que haya pocos gestores activos que batan a los índices, porque si su comisión es alta, tienen que generar mucho alfa para superar al benchmarck. Somos conscientes de los costes pero en gestión activa hay que buscar un gestor que genera alfa y si lo hace va a hacerlo neto de comisiones”, añadía.
En Renta 4, todos los análisis cuantitativos los hacen ya con datos netos. Por eso, aunque es un asunto clave para Conde, no es una variable de su análisis.
Una sola pregunta al gestor
Bouzas haría dos preguntas a un gestor: qué porcentaje del patrimonio de sus suegros está en el fondo, y otra más seria, cuál es el peor escenario de mercado para su estrategia. Martínez-Sanjuán añade: «¿por qué debo elegirte a ti y no a otros?.
Para Conde, la pregunta sería qué parte de su cartera no podría liquidar en uno o dos días, “por ver hasta qué punto asume riesgos de forma gratuita y puede poner la cartera en un aprieto ante un evento de mercado”.