En España, la inversión socialmente responsable ha crecido un 16,3% en los últimos dos años, según el último estudio del Foro Español de Inversión Socialmente Responsable (Spainsif). Cada vez hay más demanda por este tipo de productos que, no obstante, son suscritos mayoritariamente por inversores institucionales. Como explica Jaime Silos, presidente de Spainsif, este colectivo copa el 75% del volumen de inversión responsable gestionada en Europa. En el caso de España, existen 153 fondos sostenibles, con un patrimonio conjunto de unos 150.000 millones de euros.
El interés va más allá de la responsabilidad social ya que, como explica el catedrático de finanzas de la Universidad de Deusto, Fernando Gómez-Bezares, “se puede afirmar que frente a lo que podría intuirse en base a la teoría financiera, los hechos muestran que los fondos que invierten en empresas sostenibles presentan un mejor comportamiento frente a los convencionales”.
En su estudio comparativo entre fondos ASG y fondos convencionales, Gómez-Bezares analiza dos aspectos clave de la gestión de los fondos: la selección de las acciones (stock picking) y la sincronización en la entrada y salida de los valores (market timing). En ambos casos, señala, “la gestión de los fondos ASG mejora a los convencionales”.
En su opinión, esto es así porque los gestores conocen mejor el colectivo de acciones en los que puede invertir ya que el universo de empresas sostenibles es menor al conjunto del mercado. A ello hay que añadir que las empresas sostenibles presentan un mejor comportamiento a largo plazo.
Respecto a la habilidad de la sincronización, los resultados son también más favorables para los fondos ASG, debido, según el profesor, a que al ser fondos más pequeños son más manejables y flexibles a la hora de adoptar decisiones de inversión.
Para el profesor Gómez-Bezares, los gestores “no son conscientes todavía del todo que los fondos ASG no solo evitan riesgos, sino que generan más valor y son más rentables a largo plazo”.
Ahora bien, ¿un fondo sostenible hubiera excluido de su cartera a Volkswagen antes del dieselgate? o lo que es lo mismo ¿Cómo podemos estar seguros de que una compañía es sostenible tanto desde el punto de vista medioambiental como de los derechos humanos o laborales? Según el catedrático, “hay organizaciones que presentan memorias preciosas y que aparecen en importantes índices de sostenibilidad y luego están implicadas en escándalos corporativos”.
Un paso decisivo en aras de la transparencia será la entrada en vigor este año de la Directiva de Información no Financiera aprobada en 2014 por el Parlamento Europeo. La norma obligará a 6.000 compañías de más de 500 empleados a publicar el dinero que destinan a materias vinculadas con el desarrollo sostenible. Esto incluye desde el fomento de las energías renovables hasta la defensa de los derechos humanos, la lucha contra la corrupción o la retribución de sus directivos.