El volumen de activos de los fondos de inversión domésticos ha alcanzado en diciembre de 2017 los 262.847 millones de euros, superando así el anterior récord histórico de mayo de 2007. Así lo destaca Inverco en un reciente informe, en el que explica que ello ha permitido a estos instrumentos recuperar el protagonismo en los mercados financieros nacionales que tuvieron hace una década, representando ya más del 22% del PIB nacional, muy cerca del 25% de los máximos de junio de 2007.
Inverco habla de dos periodos muy diferenciados en la última década: en primer lugar, de 2007 a 2012, fase dominada por la elevada volatilidad de los precios de los activos, fruto de la crisis financiera, y que en España se alargó hasta 2012, que provocó una desinversión neta en los instrumentos de ahorro con exposición a los mercados financieros (como son los fondos), tanto de renta fija como de renta variable, en favor de otros productos sin riesgo pero con elevadas remuneraciones, fruto de las necesidades de financiación de las entidades financieras dadas las tensiones en los mercados mayoristas. “A pesar de las elevadas turbulencias presentes en los mercados financieros, y en especial en los de renta fija, con niveles de liquidez mínimos y en muchos casos inexistentes, los fondos otorgaron liquidez a todos los partícipes que la solicitaron, valorando los activos a precio de mercado, reflejando así, en estos momentos difíciles, las ventajas de invertir en fondos frente a otros activos financieros. De hecho, en estos años (2007 a 2012), los fondos experimentaron más de 132.000 millones de euros de reembolsos netos, lo que provocó un retroceso de su volumen de activos, que descendió en casi 139.000 millones desde su máximo de mayo de 2007”, explican.
El período 2013-2017 fue muy diferente. La recuperación de la actividad económica en España, unida a diversos factores que se combinaron al inicio de 2013, revertieron la evolución negativa de los años anteriores, y los fondos comenzaron de nuevo a ser receptores netos de flujos de inversión, en una tendencia que se mantiene hasta la fecha, y que los ha convertido en el instrumento de ahorro preferido por los españoles para canalizar sus inversiones.
Así, en los últimos cinco años, los fondos domésticos experimentan suscripciones netas positivas superiores a los 117.692 millones de euros, lo que unido a los rendimientos obtenidos, ha permitido a los fondos incrementar su patrimonio en 140.525 millones de euros. “La solidez del crecimiento de los últimos cinco años lo demuestra el hecho de que el 84% del incremento patrimonial corresponde a adquisiciones netas de fondos, mientras que el restante 16% es atribuible a la revalorización de las carteras por efecto mercado”.
Rentabilidad positiva
En rentabilidad, los fondos han obtenido rentabilidades medias positivas en todos y cada uno de los años del período 2013-2017, recuperando los ajustes de valor del período 2008-2012 por efecto de la crisis financiera. De hecho, el efecto neto positivo de las rentabilidades de los fondos en el conjunto 2007- 2017 alcanza los 21.825 millones de euros, a pesar de la elevada incertidumbre presente en los mercados en buena parte del período analizado. La gran mayoría de los meses de este período, la rentabilidad interanual media obtenida por los fondos nacionales ha sido positiva.
Cambio de preferencia
Inverco también destaca que, durante este período, la evolución de las preferencias de inversión del partícipe ha sido notable, ajustando su perfil inversor hacia posiciones más dinámicas, lo que denota un mayor nivel de tolerancia al riesgo.
Entre las razones que justifican dicho comportamiento, destaca una más coyuntural, como es la negativa evolución de los tipos de interés, que ha obligado al partícipe a buscar una rentabilidad extra a sus inversiones, y otra más estructural, como es el incremento de la cultura financiera del ahorrador medio español. En este proceso, las entidades han desempeñado un papel fundamental en la promoción de la educación financiera del ahorrador minorista.
Así, mientras en mayo de 2007 más del 60% del patrimonio de los fondos pertenecía a vocaciones claramente conservadoras (37% monetarios/renta fija corto plazo y 24% garantizados), en diciembre del 2017 apenas el 33% del ahorro en fondos se canaliza a través de este tipo de instrumentos. En sentido contrario, en la actualidad casi cuatro de cada diez euros se encuentran invertidos en fondos con exposición total o parcial a bolsa (es decir, renta variable o mixtos), frente a apenas el 25% de hace 10 años. Quizás por la misma razón apuntada anteriormente, se viene observando un incremento del horizonte medio de inversión del partícipe, tradicionalmente muy cortoplacista, y que según las últimas encuestas del Observatorio Inverco, planifican sus inversiones con un plazo superior.
Mayores plazos
Según el “V Barómetro del Ahorro” publicado por el Observatorio Inverco a finales de 2017, el número de ahorradores que invierten con un horizonte temporal superior a tres años se está incrementado de forma continua en los últimos años, pasando del 15% en 2011 hasta el 35% en 2017. En sentido contrario, el número de ahorradores que invierten con plazos inferiores al año se está reduciendo drásticamente, pasando del 33% hace seis años hasta el 15% actual. En el caso concreto de fondos, y según la “VII Encuesta a Gestoras” realizada a primeros de 2017, el perfil medio de partícipe es un inversor que permanece en el instrumento entre tres y cuatro años.
Las carteras en 10 años
Como resultado del notable cambio de perfil de inversión del partícipe durante estos años, se observa una modificación sustancial de la composición de las carteras de los fondos en este período. A finales de 2007, la renta fija en cartera suponía casi el 67% del total de los activos. La intensa corrección de valor soportada por los activos bursátiles en 2008, y el consecuente crecimiento de la aversión al riesgo de los partícipes, provocó un incremento sustancial de la renta fija en cartera, que aumentó hasta el 80,9% del total de los activos, mientras que la renta variable apenas suponía un 5,3%. Desde entonces, la renta variable en cartera ha experimentado una continua recuperación, situándose en 2017 por encima del 14% del total del patrimonio.
No obstante, conviene recordar que la exposición total a acciones es muy superior, si incluimos la exposición indirecta a través de las IICs en cartera. Se estima que el 40% de las IICs en cartera de los fondos tienen exposición a renta variable. Ello significaría que en 2017, la cuarta parte de los activos en cartera de los fondos tienen exposición total a renta variable, tanto de forma directa como indirecta a través de fondos.
Cabe destacar el importante incremento experimentado por las IICs en la cartera de los fondos, que han pasado a representar el 26,6% del total del patrimonio frente al 14% de 2007, consecuencia directa del desarrollo observado de los fondos perfilados. En sentido contrario, la renta fija ha pasado a representar poco más de la mitad del total de activos, frente al 80,9% de sus máximos de 2008. Dentro de la rúbrica de renta fija se han incluido los depósitos en cartera, que tuvieron su máximo porcentaje en 2013, cuando llegaron a representar el 12% del total de patrimonio. Desde entonces han disminuido notablemente su ponderación, hasta el 3,7% en la actualidad.
Otra de las tendencias observadas en las carteras, en concreto en los últimos cuatro años, es el notable incremento del porcentaje de inversión internacional. De hecho, en 2017 el porcentaje de activos internacionales en cartera de los fondos alcanza el 60,1%, frente al 26,2% de finales de 2013.
Número de gestoras y cuota
La reestructuración del sistema financiero español durante la crisis vino acompañada de múltiples operaciones de fusión y adquisición, cuyo resultado fue una disminución significativa del número de entidades financieras existentes, así como el aumento del tamaño de las que permanecieron. A consecuencia inmediata fue la reducción del número de gestoras (en paralelo con sus grupos financieros) y un ligero aumento de la concentración del sector.
En cualquier caso, uno de los efectos de la crisis financiera en los mayores mercados de fondos mundiales (EE.UU. y Europa), ha sido el incremento de la concentración de patrimonio en las mayores gestoras, al igual que lo ocurrido en España.