fLAB fUNDS, firma española de gestión de activos presidida por Óscar Álvarez, ha anunciado dos cambios que afectan a su fondo insignia fLAB Core. Así, tras 12 años de andadura, fLAB Core ha realizado los primeros cambios en su política de inversión, reflejados en el folleto publicado en la CSSF el pasado 2 de agosto. En realidad, se trata de unos arreglos que no afectan al asset allocation ni al perfil consolidado de rentabilidad-riesgo, matizan en la entidad.
En primer lugar, a partir de ahora, están limitando la exposición a ETFs al 10% (de forma que el fondo ya podrá formar parte de las carteras de fondos de fondos) y, además, el vehículo ya cumple con el artículo 8 de SFDR, integrando los criterios ESG como parte de su proceso de inversión cuantitativa en la selección de acciones y bonos.
“El principal cambio es limitar la inversión en ETFs al 10% máximo de su patrimonio, para poder ser susceptible de compra por parte de los grandes fondos de fondos y perfilados que habían mostrado su interés. Al realizar dicho cambio, se reservan los ETFs para inversión en renta variable en emergentes y Pacífico”, explica Álvarez.
El segundo cambio consiste en aprovechar el cambio de inversión en ETFs a activos finales para cumplir con el artículo 8 de SFDR, integrando los criterios ESG como parte del proceso de inversión cuantitativa en la selección de acciones y bonos.
Inversión sostenible
“Desde fLAB hemos observado la evolución de las inversiones bajo parámetros sostenibles con cierto escepticismo. Somos conscientes de la bondad a largo plazo de dichas políticas de inversión, pero tremendamente críticos con la dispersión de criterios, clasificaciones y diversidad en la manera de medir el riesgo ESG”, explica Álvarez.
En su opinión, al igual que en el universo de la calificación crediticia existen unos baremos claros, universalmente aceptados, a la hora de medir y ordenar de mejor a peor dicho riesgo crediticio (Moodys, S&P, Fitch) y aunque en la crisis de 2008 fueran “bastante lamentables”, “la idea es que en la ordenación y clasificación de sostenibilidad se consoliden dos o etres proveedores a nivel mundial”, asegura.
“No ha sido hasta hace unos meses, con la adquisición por parte de S&P del negocio de uno de los pioneros en sostenibilidad, Robeco SAM, creando el S&P Global Corporate Sustainability Assessment que hemos visto oportuno utilizar dicho ranking como un nuevo criterio de selección en nuestras carteras de renta variable”, explica. “Este ranking de cumplimiento ESG puede perfectamente consolidarse como el líder en renta variable. Para las inversiones en renta fija, y en el caso de fLAB Core, deuda gubernamental, el ranking elegido es el proporcionado por el MSCI ESG Government Rating que probablemente sea el más serio y objetivo”, añade.
Desde ETFs a acciones y bonos
Al cambiar la inversión en ETFs a inversión directa en acciones y bonos, utilizan los optimizadores de Bloomberg, donde fijando un tracking error máximo con sus benchmarks, pueden construir carteras de acciones o bonos a partir de aquellas que cumplan su mínimo rating exigido (33/100 del S&P Global CSA para acciones y rating BB del MSCI ESG Government Rating para deuda).
“La parte de deuda es relativamente sencilla y en acciones, lo más importante es conservar la misma distribución sectorial en nuestra carteras que en los índices que replicamos, básicamente el S&P y el Eurostoxx)”, explica Álvarez.
En las simulaciones realizadas los dos últimos años, han observado que la rentabilidad-riesgo de fLAB Core ha permanecido inalterable con estas mejoras, ante lo cual se han animado a realizar el cambio, comentan desde la entidad a Funds Society.