Fidelity Worldwide Investment ha anunciado el lanzamiento en España, el lunes 14 de abril, del FF Fixed Term 2018, una cartera de renta fija internacional corporativa con un objetivo de dividendo anual del 3% (después de comisiones).
La gestora está muy centrada en ofrecer fondos que repartan rentas, debido a la gran demanda existente en este tema. Según explicó Óscar Esteban, responsable de Ventas, en un reciente evento en Madrid, Fidelity apuesta para ello por fondos de deuda, acciones y multiactivo. Este fondo se enmarcaría en el primer grupo.
La clave de este fondo de rentabilidad objetivo es una cartera muy diversificada. El modelo orientativo -que guiará probablemente la compra de bonos- incluye en torno a 100 emisores. El peso del sector financiero en la cartera orientativa se sitúa en torno al 20%. Si hablamos de regiones, Norteamérica y Europa representan alrededor de la mitad de la cartera, mientras que los mercados emergentes representan alrededor del 37% de los emisores.
Respecto a los emisores individuales, la cartera está formada por muchos nombres conocidos: Telefónica, Marks & Spencer, Gazprom, Time Warner, Pemex, Macquarie, Heidelberg Cement y Toys R Us. “Aunque cada una de estas emisiones ofrece unas rentabilidades potenciales atractivas, cada título se vigila cuidadosamente y gestiona activamente. Por lo tanto, tratamos de alcanzar el equilibrio adecuado entre la generación de rendimientos y el control adecuado del riesgo”, explica Kris Atkinson, gestor del fondo.
El FF Fixed Term 2018 se desenvolverá en un entorno marcado por los bajos tipos de interés: “En un contexto en el que los bancos centrales siguen aplicando políticas monetarias no convencionales, encontrar valor en los mercados de deuda corporativa es cada vez más difícil cuando se enfoca con un horizonte a largo plazo. Sin embargo, sí apreciamos oportunidades. Las tasas de impago son bajas y se espera que sigan siendo bajas,ya que las empresas han aprovechado el entorno de tipos bajos para adelantar los vencimientos de deuda y reducir el riesgo de refinanciación”, concluye Atkinson.