Fidelity ha cumplido 25 años de presencia ininterrumpida en España. De ellos, Sebastián Velasco ha participado de la evolución de la firma en los últimos 16 en calidad de director general para España y Portugal y, más recientemente, también de Latam. Velasco califica el balance de estos 25 años como “muy bueno”, y prefiere poner énfasis en los aspectos cualitativos: “Para mí, el verdadero indicador de éxito es si somos valorados por los clientes con los que trabajamos y hay una relación de confianza, y la respuesta a la pregunta es que sí”. Así, Velasco no duda en calificar a Fidelity International como una de las gestoras de activos que es referente en España.
A pesar de lo complejos que han sido los mercados en los últimos años, Velasco afirma que el crecimiento del volumen de activos de la entidad ha sido “sostenido y muy saludable”, hasta alcanzar los 11.500 millones de dólares que gestiona actualmente la firma para sus clientes en España. Fidelity gestionaba a cierre de 2023 776.200 millones de dólares de forma global.
El experto se muestra optimista con la trayectoria futura de la firma, apelando a una combinación de perspectivas de largo plazo y estabilidad de la base de inversores. Recuerda que, a pesar de las tres correcciones vividas entre 2018 y 2022, los reembolsos no fueron tan fuertes como en otros precedentes históricos, algo que atribuye a la mejora en la educación financiera de los españoles en la última década. Velasco pone en valor el esfuerzo de las propias entidades españolas para formar a sus redes, de modo que sus agentes hayan sido capaces de transmitir a su vez a los inversores finales mensajes clave, como la necesidad de mantenerse invertido a lo largo del tiempo a pesar de los picos de volatilidad en el mercado.
El experto puntualiza que, pese a que uno de los puntos fuertes de Fidelity es su gran equipo de analistas sobre el terreno, generar información no es suficiente para dar un buen soporte de cliente: “Nos piden que les demos mucha información, pero información además en el formato que ellos utilizan internamente. Si te pones en los zapatos de los clientes, ellos tienen que integrar lo que les manda Fidelity con lo que les mandan otras entidades”, indica.
Velasco destaca asimismo la tendencia cada vez más extendida de una mayor personalización de las estrategias: “Nos piden que tengamos mucha flexibilidad, más allá del formato de fondos tradicional”, bien a través de otras fórmulas como ETF o mandatos segregados. “Buscan tanto una customización en las propias estrategias como en la forma en las que se las hacemos llegar”, aclara Velasco.
Retos para la industria
Esta personalización responde a una segunda tendencia que también lleva varios años en desarrollo, la búsqueda de reducción de los costes. El experto admite que se ha avanzado mucho en los últimos años con acciones como la creación de nuevas clases de fondos, la adopción de mandatos agregados o el auge de los ETF. Aun así, declara que uno de los retos que tiene pendiente la industria financiera es “seguir incorporando tecnología para rebajar el coste de acceso y el coste para poner productos de inversión a disposición de los inversores”.
Esta necesidad de crear economías de escala para acometer reducciones de costes y, al mismo tiempo, ofrecer propuestas más adaptables a las necesidades de los clientes debería llevar necesariamente a una nueva ola de operaciones corporativas en el sector de la gestión de activos en la próxima década: “Hay un proceso de consolidación pendiente que muchos pensamos que tal vez ya se debería haber iniciado”, comenta. Dicho esto, Velasco se muestra claro sobre la propia estrategia de su firma: “Fidelity es una compañía privada que no tiene el hábito de hacer adquisiciones”.
Velasco aclara que estos retos dependen de la propia industria, y lo contrapone a un tercer reto que depende de las autoridades políticas, particularmente en el caso español: “Tenemos que conseguir que haya un mayor incentivo fiscal para que la gente invierta”. El experto apela a la necesidad de medidas orientadas a premiar el ahorro de las familias en el largo plazo, especialmente para preparar la vida después de la jubilación: “La reforma sobre las pensiones es el resultado de una política muy cortoplacista y que deja en nada la importancia de incentivar de forma clara que todos ahorremos a largo plazo. Deberíamos tener la estructura mental y los incentivos externos para prepararnos para esos periodos en los cuales tendremos gastos pero no tendremos ingresos, y no depender exclusivamente de la parte de pensión pública que nos corresponda”, explica Velasco. Éste añade: “Me gusta poder trabajar en una compañía que sacrifica beneficios a corto plazo pensado en el largo plazo, porque creo que este es un negocio que tiene que pasar de generación en generación. Ojalá las decisiones políticas se tomaran con esa perspectiva”, zanja.
Velasco contrapone estos retos con algunos de los avances de la industria que ve más positivos, como la reducción del sesgo local en favor de una estrategia de inversión más internacional o, de manera importante, la mejora de la transparencia para que el inversor tenga a su disposición toda la información que necesita para tomar sus decisiones de inversión, incluyendo costes: “No conozco ningún otro sector que sea tan transparente a la hora de decir a los clientes qué están pagando y para qué”.
China, la gran apuesta actual de Fidelity
Velasco matiza que la manera de actuar en Fidelity siempre se guía por la toma constante de decisiones enfocadas hacia el crecimiento orgánico y con la vista puesta en el muy largo plazo. Por este motivo, la estrategia de la gestora se ha centrado en el desarrollo de nuevas capacidades para ampliar su gama, con el objetivo de dejar de ser percibida exclusivamente como una casa especialista en renta variable, al añadir a su gama productos de renta fija, multiactivos y, más recientemente, capacidades en mercados privados, específicamente en inmobiliario y deuda privada
En esta línea, Fidelity escenificó la entrada en el negocio de la gestión pasiva con el lanzamiento de sus propios ETF en 2017, con una apuesta más centrada en el desarrollo de ETF activos y, más recientemente, en el lanzamiento de ETF sobre el bitcoin, donde ya ocupan una posición dominante en el mercado estadounidense.
El último vector de crecimiento de la firma tiene que ver con su apuesta decidida por la sostenibilidad, con fuertes inversiones en esta área que se han traducido en un equipo compuesto por 40 personas con dedicación exclusiva a la inversión ESG.
También ha sido importante la política de expansión geográfica. Hoy Fidelity está presente en 28 países y cuenta con oficinas en 26, con equipos locales que están sobre el terreno reuniéndose con clientes. “No es solo para divulgar o presentar lo que podemos hacer por los clientes, es sobre todo la forma que tenemos para escuchar qué necesitan nuestros clientes”, explica Velasco.
Como parte de esta vocación de estar sobre el terreno destaca en particular la fuerte apuesta que ha hecho Fidelity por China, el último y más reciente hito para la gestora. Velasco detalla que cuentan con 1.300 personas sobre el terreno repartidas entre sus sedes de Pekín, Shanghái, Hong Kong y Dalian, donde han creado un gran centro operativo que da soporte para el resto de Asia. “Tenemos altas convicciones en China y la creencia de que es necesario estar presentes en el país”, concluye.