Alvarez & Marsal (A&M) ha anunciado los resultados de su último informe sobre inversión activista en Europa para 2023, el “A&M Activist Alert» por sus siglas en inglés, «AAA«. Este análisis pronostica una ola de activismo en Europa durante el próximo año, conforme se vaya produciendo una evolución positiva de las perspectivas económicas, e identifica 144 empresas en riesgo de sufrir ataques activistas en los próximos 18 meses.
De estas compañías, solamente tres serían españolas y cinco italianas, mientras que Reino Unido, Alemania y Francia lideran la lista, con 52, 29 y 23 empresas objetivo, respectivamente. Las empresas españolas e italianas tienen, por lo general, unos niveles de capitalización más bajos, dificultando el consenso con otros inversores por parte de los activistas para que sus campañas tengan éxito.
A lo largo de 2022 se ha producido un aumento constante del número de fondos que utilizan estrategias activistas en Europa. En este sentido, A&M monitoriza la actividad de 96 fondos activistas, frente a los 89 de 2020, una señal de que los activistas y sus tácticas, cada vez más «constructivistas», empiezan a estar más aceptadas en el Viejo Continente. Muchos de estos nuevos actores proceden de Europa (especialmente de Reino Unido), lo que supone un cambio respecto a los habituales fondos activistas estadounidenses. Entre muchos de ellos, figuran fondos con estrategias dedicadas a la «A» y la «S» de los criterios ESG (Ambiental, Social y de Gobernanza).
Según A&M, en 2022 se ha producido un incremento del 22% en las campañas activistas centradas en el medio ambiente y de un 14% en las orientadas a mejoras en la sociedad, respecto al ejercicio anterior.
A pesar de esta tendencia, la firma no ha detectado ninguna campaña de estas características relevante ni en España ni en Italia durante los últimos dos años, lo que también explica la baja penetración del activismo en estos dos países.
Según Fernando de la Mora, Managing Director y Head de Alvarez & Marsal España y Portugal, «en los últimos años, el activismo ha ido cobrando impulso en Europa, con nuevos participantes en el mercado y una creciente atención a las demandas medioambientales y sociales; a excepción de Italia y España, cuyas empresas presentan, de hecho, las calificaciones ESG más altas de nuestro análisis.
Cabe destacar también que, durante los últimos meses, los activistas se han centrado en recaudar capital, trazar estrategias e identificar objetivos de cara a 2023. Por lo tanto, creemos que las empresas deben actuar a tiempo y abordar sus áreas más vulnerables antes de que la ola de activismo aumente y amenace con presionarlas”.
Por otro lado, el informe señala que la reducción de los múltiplos de valoración de las empresas europeas dará lugar a un aumento de las fusiones y adquisiciones durante 2023, lo que generará más objetivos para la intervención de los activistas. Así, estos fondos serán partícipes de los debates entre adquirir o vender, además de realizar bumpitrage, que consiste en presionar a potenciales compradores para obtener mejores condiciones en las operaciones.
Tendencias por regiones y sectores
El AAA predice que, aunque el Reino Unido seguirá siendo el mercado preferido por los activistas en Europa, los niveles de activismo a corto plazo seguirán siendo relativamente moderados hasta que llegue la ola en 2023. Esto refleja la buena actividad de las empresas británicas en 2022, incluyendo el retorno para los accionistas y los márgenes de flujo de caja. Sin embargo, es previsible que unos peores resultados en 2023 den como resultado un aumento de los ataques activistas.
Alemania sigue siendo el segundo mercado más importante para los fondos activistas, con 29 objetivos identificados. Esto se debe a la creciente aceptación del activismo accionarial entre los diferentes actores del mercado alemán, así como a la relativa falta de rendimiento de las empresas alemanas en márgenes, generación de efectivo y retorno de la inversión.
En el caso de Italia y España que, según el informe contarían con el menor número de empresas objetivo, el hecho de que sus empresas cuenten con unos niveles más bajos de capital cotizado en el mercado, sumado a sus buenas calificaciones ESG, convierte a estos mercados en menos atractivos para los activistas. En cualquier caso, desde A&M señalan que, igual que ha pasado con Alemania, estas tendencias pueden cambiar en cuanto estos inversores detecten oportunidades para su actividad.
En cuanto a sectores, las empresas de consumo vuelven a estar en el punto de mira, con 31 objetivos previstos. Los resultados insuficientes en Europa en comparación con sus homólogos en otras partes del mundo han hecho que estas empresas sean especialmente vulnerables a ataques activistas. Serán cruciales las medidas que tomen ante la inflación y las que no se adapten se verán sometidas a una presión cada vez mayor desde todos los frentes.
El sector de la energía es el que presenta un mayor crecimiento en el porcentaje de objetivos previstos (un 25% más desde la última edición de AAA presentada en mayo). Esto se debe tanto al creciente activismo medioambiental como a la presión para justificar las decisiones de asignación de capital durante un periodo de rápido crecimiento en ingresos. Para evitar ser objetivo de ataques activistas, las empresas energéticas deben cumplir con las expectativas de beneficios de los accionistas, al tiempo que buscan un equilibrio con el aumento de la producción de energías renovables.
Malcolm McKenzie, Managing Director and Head of European Corporate Transformation Services, dijo: “Aunque durante mucho tiempo las empresas británicas han sido los objetivos favoritos de los activistas, estas han alcanzado mejores resultados que sus homólogas europeas, disuadiendo temporalmente el interés de estos fondos. Durante 2023, los inversores analizarán exhaustivamente cómo afrontan las compañías la crisis inflacionaria, climática y energética, por lo que es previsible que aquellas que no cumplan con las expectativas se conviertan en foco de inversores activistas”.