Los objetivos mundiales de emisiones netas cero exigirán un gran aumento de la capacidad de las energías renovables. Entre 2000 y 2020, la capacidad fotovoltaica mundial se multiplicó por 890. Sin embargo, para alcanzar los objetivos de cero emisiones netas será necesario que el ritmo de crecimiento de la capacidad solar aumente aún más rápido.
Pero, en este entorno, hay retos que debe afrontar el sector. En Bank of America observan que la tasa de crecimiento de la capacidad añadida de energía solar también se está desacelerando, “al pasar del 53% de crecimiento interanual entre 2010 y 2014 al 27% en los cinco años siguientes y al 21% desde 2020”. Además, en la firma aseguran que algunos países ralentizan las nuevas instalaciones y otros, no logran compensarlo. “Si este ritmo de ralentización continúa, la capacidad solar mundial sería en 2030 menos de la mitad de lo que sería si se mantuviera el ritmo de crecimiento mundial de los últimos 10 años”, calculan en Bank of America.
El foco de la industria, por lo tanto, estará en China, líder mundial, y en la posibilidad de que los países logren relocalizar la producción. China ha instalado aproximadamente un tercio de la capacidad solar mundial, muy alejada de Estados Unidos, segundo. “El férreo control de China sobre la fabricación de energía solar también ha hecho que otros países, especialmente los europeos, dependan de ella. A medida que otros países amplían sus capacidades de fabricación para competir, los precios han bajado, lo que ha hecho que los proyectos de energía solar distribuida y a escala de servicios públicos sean más económicos”, aseguran en la firma.
Adrian Daniel, gestor de carteras en Mainfirst, ve oportunidades en esa relocalización. Recuerda que la industria solar ha trazado una trayectoria impresionante en las últimas décadas, debido en gran parte, a que la tecnología utilizada para aprovechar la energía del sol “ha seguido avanzando y ahora constituye un complemento de bajo coste a las fuentes de energía tradicionales”. Además, explica Daniel, la base de la producción y la innovación se ha desplazado de Europa a Asia.
Por otro lado, las demandas de incentivos fiscales para los centros de producción locales son cada vez más sonadas, ahora que la dependencia del suministro energético ha pasado a primer plano debido a la guerra de Ucrania: Alemania impulsará la producción nacional hasta un objetivo de 10 gigavatios y hay rumores de que el fundador de LONGi, Li Zhenguo, de construir una planta en Alemania.
Por lo tanto, Daniel asegura que las ventajas de costes existentes gracias a las economías de escala y al apoyo gubernamental a la capacidad de producción en Asia, y especialmente en China, siguen siendo un factor importante para la industria solar mundial.
“Es probable que Estados Unidos atraiga importantes inversiones del extranjero y pueda crear muchos nuevos puestos de trabajo”, asegura el experto que también ve probable que las ventajas estructurales en términos de procesos rápidos de aprobación de la planificación y precios de la electricidad industrial desempeñen un papel crucial en la creación de nueva capacidad en Estados Unidos frente a Europa, incluso si Alemania ofrece la misma cantidad de ayuda financiera disponible para un proyecto en un tercer país.
Daniel no descarta que las subvenciones fomenten la expansión de las energías renovables en Europa; sin embargo, hay pocas perspectivas de que esto elimine la dependencia de los productos solares importados de Asia durante la próxima década.