Una gestora británica especializada en mercados emergentes y frontera, Charlemagne Capital, y una firma inversora iraní, Turquoise Partners, han lanzado el primer vehículo de inversión que permite al capital extranjero tomar posiciones en valores iraníes, el Turquoise Variable Capital Investment Fund, con el objetivo de captar 100 millones de dólares este año. El lanzamiento se produjo oficialmente el domingo pasado –aunque fue anunciado en abril de este año, según recogía en su momento el Financial Times-, sólo un día después de que se levantaran las sanciones internacionales al territorio y ha supuesto el pistoletazo de salida para la oferta de productos que inviertan en un mercado hasta ahora inaccesible.
“Vemos oportunidades tremendas en la renta variable iraní y este es el primer fondo regulado por la Unión Europea disponible para capturarlo”, dijo Ramin Rabii, chief executive del grupo inversor iraní en declaraciones telefónicas a Reuters. Oportunidades que ahora –dados los precios del petróleo- los gestores buscan en empresas de consumo (farmacéuticas, alimentación y bebidas, telecomunicaciones), dejando de lado los valores relacionados con energías. Sin embargo, cabría esperar próximamente lanzamientos sectoriales (banca o retail), pues las firmas así lo anunciaron en abril.
Según Rabii, el valor del mercado de renta variable iraní es de unos 80.000 millones de dólares y supone la última gran oportunidad inexplorada por los grandes gestores globales, por lo que ya hay otras firmas preparándose para aprovechar la apertura del mercado. La firma iraní declara gestionar más del 90% de las inversiones extranjera en el la bolsa de Teherán, que se estima en menos de 100 millones de dólares.
El fondo, que comenzó a operar el mes pasado y está domiciliado en Chipre, ya ha captado 55 millones -de los que 50 provienen de un fondo gestionado por Turquoise y 5 de nuevas aportaciones- y estaba siendo distribuido en Asia y Oriente Próximo –no disponible en Estados Unidos-, aunque ha obtenido la mayor parte del capital reciente de grandes patrimonios, family offices y fondos frontera europeos, según Rabii.
Charlemagne y Turquoise esperan que en esta nueva situación la economía iraní crezca anualmente entre el 6 y el 8% y explican que con unas acciones que cotizan a 5.5 veces los beneficios esperados para este año y un dividendo medio del 12%, la renta variable iraní es atractiva según los estándares oficiales.