Un artículo de la revista Forbes, hace unos meses, hacía una similitud entre el metaverso y Las Vegas. Recordaba que hace unas décadas, en un espacio vacío, los mayores magnates del mundo construyeron enormes casinos en una parte del desierto que los lugareños llamaban “Las Vegas”. Si fueras el primer asesor financiero en ese desierto, ¿qué deberías hacer?, preguntaba el autor. Y añadía que Las Vegas modernas son el metaverso, donde los mayores potentados del mundo las están construyendo.
Los asesores y gestores de activos han de pensar en el metaverso como un entorno virtual persistente (en tanto que funciona continuamente, al margen de que un usuario esté conectado a él) en el que las personas pueden comunicarse y relacionarse, contratar y compartir información representados por avatares, y que supone el paso de la «Web 2.0» a la «Web 3.0».
También deben pensar que se trata de un entorno aún en construcción, puesto que es probable que la realidad inmersiva que prometen las compañías que están promoviendo estos ámbitos no se alcance hasta dentro de
diez o 15 años.
Asimismo, tienen que considerar que hablamos de un espacio virtual que hasta la fecha no cuenta con una regulación específica y en el que, con ciertos ajustes, se aplican las mismas normas a las que los asesores y gestores financieros están sujetos en el mundo real. Es cierto que recientemente la Comisión Europea ha anunciado que estudiará promulgar una regulación específica para promover metaversos que respeten los valores de la Unión Europea. Pero este proceso será largo y, hasta que culmine, pasarán varios años, así que hay que valorar entre tanto las oportunidades del metaverso con la normativa vigente.
Enumeramos algunas de las oportunidades que el metaverso ofrece a los asesores y gestores, completándolas con la visión regulatoria.
Aun estando el metaverso en construcción, como asesor financiero, si tenemos en cuenta que se estima que la economía del metaverso valdrá entre 8 y 13 billones de dólares en 2030, parece que valorar inversiones para los clientes en estos ámbitos puede ser una opción para los asesores, gestores y familly offices. Desde un punto de vista regulatorio, si una empresa de servicios de inversión quisiera prestar este servicio sobre propiedades inmobiliarias en el metaverso, habría que incluirlo como una actividad accesoria y comunicarla a la CNMV (lo que se adquiere en el metaverso sería un NFT o non fungible token que es un activo diferente no solo a los instrumentos financiero sino también a los inmuebles físicos).
Otra oportunidad que ofrece el metaverso es su lado de red social mejorada, que permite sin duda hacer contactos y publicitar los productos y servicios de las empresas financieras entre los inversores de este mundo virtual, accediendo a segmentos de clientes tal vez inexplorados y que se encuentran, sin embargo, agrupados en estos metaversos.
En este punto, recordamos dos consideraciones regulatorias. Primera: solo se podrán dirigir a residentes de los países en los que la empresa esté autorizada a operar y solo podrán contratar con ellos, al ser un entorno virtual y tener los contratos la condición de contratación a distancia (sean smart contracts o no porque terminen de completarse fuera del blockchain), si se trata de productos financieros sometidos a licencia. Segunda: todo avatar que sea publicidad deberá identificarse como tal.
Ampliar horizontes
Una de las prestaciones en auge en el metaverso es la de los lugares de intercambio de oportunidades de inversión (los denominados discord servers), donde se comparten ideas sobre la economía de los metaversos (tokenomics), y, en concreto, también sobre criptoactivos (recordemos que la mayoría de los metaversos cuentan con su propia moneda virtual).
Desde el punto de vista regulatorio, estos lugares de encuentro pueden generar dudas sobre el posible uso de información privilegiada, sobre todo desde que se apruebe el reglamento sobre los MiCA (siglas de markets in crypto-assets) que regulará este aspecto de los criptoactivos bajo su ámbito de aplicación. Hasta entonces, participar en estos foros a efectos de recabar información sobre los tokenomics puede ser una forma de ampliar horizontes para los asesores y gestores.
También pueden explorarse nuevos productos y servicios basados en la economía del metaverso que no estén sujetos a autorización financiera y que, por lo tanto, puedan prestarse sin sujeción a una licencia, aunque cumpliendo desde luego con todas las obligaciones de protección de consumidores, protección de datos y prevención del blanqueo de capitales.
En definitiva, un sinfín de nuevas oportunidades que los asesores y gestores han de valorar para decidir si quieren apostar por adentrarse en un espacio aún en construcción que puede acabar en un mundo de luz y de color…, o en algo más siniestro.
Columna de Gloria Hernández Aler, socia de finReg360, y Pablo Corredoyra Alcaraz, asociado de finReg360.