El año 2023 es un periodo crucial para el sector bancario en Europa. La 4ª Revolución Industrial propiciada por el desarrollo de la Inteligencia Artificial, unida al avance del modelo de euro digital, a la unión de las entidades e infraestructuras españolas para la evaluar el impacto de la implantación de una criptomoneda europea y a la puesta en marcha del reglamento de Resiliencia Operativa Digital (DORA), ha provocado que este sector experimente un momento de revolución y nuevos desafíos sin precedentes.
En este contexto, el pasado 25 de mayo se celebró en Madrid la 9ª edición del Revolution Banking, el evento de referencia para el sector bancario en España, organizado por iKN Spain que logró reunir a más de 1.200 asistentes, convirtiéndose así en el congreso de banca más grande de la historia de nuestro país.
El futuro del sector bancario marcado por la hiperpersonalización, la hiperautomatización y el desarrollo de las nuevas tecnologías
Durante el evento se ha profundizado en los conceptos que marcarán las tendencias que seguirá el sector de la banca en los próximos años. Mejorar la experiencia del cliente es uno de los mayores retos a los que se enfrentan los actores de este sector. Para ello, la hiperautomatización resultará un concepto fundamental, ya que, gracias a ella, se conseguirá aumentar la velocidad en los procesos al responder al cliente lo más rápido posible, además de permitir que los bancos puedan crear y ofrecer nuevos servicios.
Tal y como explicó Pedro Soler, CIO de Andbank, para implementar correctamente los procesos de hiperautomatización es necesario tener una estrategia clara y saber qué procesos requieren de automatización para comenzar implantando la estrategia a pequeña escala y hacerla crecer paulatinamente. Además, el seguimiento mediante la medición de resultados es fundamental para saber si es necesario modificar la estrategia.
Además, Carlos Treviño, director de Comercialización y Sistemática Comercial de Caixabank, resaltó la importancia de diseñar los procesos con el objetivo de que sean fácilmente comprensibles para los clientes y la necesidad de presentar alternativas como call centers para aquellos que no sean nativos digitales y puedan tener algún problema en alguno de los procesos. El sector está enfocándose en el cliente digital, pero, pese a la gran importancia que ha cobrado este tipo de usuario, no se debe olvidar al cliente tradicional en ningún momento.
Por otra parte, en la idea de que el sector bancario aporte valor diferencial al cliente, la hiperpersonalización también juega un papel fundamental. Para lograr realizar estos procesos, resultará imprescindible la inversión y el desarrollo de tecnologías para el procesamiento de datos, la Inteligencia Artificial o el low code, además de su correcta regulación y explicación de sus beneficios a los clientes.
El euro digital, el prototipo de moneda virtual europea cada vez más cerca
El BCE continúa trabajando en la implantación del euro digital, cuya fase de investigación de proyecto está previsto que finalice en octubre de 2023. Durante el evento, se ha analizado la situación actual de este proyecto y los retos y necesidades para su posible implementación en el mercado.
Expertos del sector explicaron que, en primer lugar, el euro digital no es comparable a las criptomonedas ni será un instrumento de inversión. Es necesario que esta moneda virtual ofrezca un valor añadido siendo una plataforma de innovación que logre la mejora de la competitividad de las entidades financieras, ya que no sería adecuado que simplemente ofreciera soluciones de pago ya existentes.
En cuanto a las infraestructuras para su implantación, los expertos destacan que el reaprovechamiento de las infraestructuras ya existentes supondría una gran ayuda, ya que hay algunas que pueden acomodarse a él, como, por ejemplo, las utilizadas por la plataforma de pago Bizum. De hecho, España se encuentra más avanzada en cuanto a la uniformidad de criterios e infraestructuras que la mayoría de los países europeos en lo que a la implementación del euro digital se refiere.
Para la llegada de este euro digital también es necesario el establecimiento de una serie de límites para prevenir delitos como fraudes o blanqueo de capitales, además de la realización de controles para respetar la privacidad de los usuarios, aunque, tal y como explican los expertos, no se trata de un equilibrio fácil de encontrar, por lo que se requiere de un exhaustivo análisis para la creación de un plan completo en este sentido.
La ley DORA, el cambio de paradigma de la ciber-resiliencia y el papel de los bancos
Otro de los que marcará el futuro del sector bancario es la Ley de Resiliencia Operativa Digital (DORA), cuya fecha de entrada en vigor efectiva es el 17 de enero de 2025 y que tiene como objetivo garantizar que las instituciones financieras sean capaces de hacer frente a los ciberataques.
La principal conclusión a la que llegan los expertos a la hora de explicar esta ley es que ha nacido con una vocación de armonizar. Este reglamento tiene el objetivo de establecer un marco de resiliencia muy uniformado, ya que hasta ahora existían diferentes estándares, pero no se abordaba la resiliencia en su conjunto.
Tal y como explicó Miriam Fernández, directora de Riesgos de Tecnología y Operaciones del Banco Santander, “DORA provocará que las entidades financieras y proveedores aúnen esfuerzos y facilitará las cosas, ya que será una normativa más detallada en cuanto a criterios”, aunque también destacaba que “dará mucho trabajo a los actores del sector, ya que aumentará el número de exigencias”.
En cuanto a los retos más importantes que planteará esta ley, Javier Torres, Chief Information Security Officer de Allfunds, destacó que el mayor desafío será aunar todos los incidentes relacionados con la ciberseguridad en un único proceso y realizar un único reporte para lograr dar respuestas de manera global. Además, añade que otro punto clave de DORA será la necesidad de informar acerca de las ciberamenazas, ya que las entidades deberán notificar cuando identifiquen una, pero, hay una “delgada línea” que separa cuándo se debe informar y cuándo no, por lo que la adecuación a ella por parte de las empresas y no va a ser sencilla.