Es indiscutible que los individuos responden ante los incentivos. Durante las últimas décadas, los cambios en los incentivos son responsables del significativo aumento en la compensación de los directivos, así como de la externalización de decisiones de inversión a asesores externos –consultoras-, e incluso a externalizar el puesto del director de Inversiones (CIO). Esta evolución en los incentivos también ha contribuido a un cambio en la estructura accionarial de múltiples firmas de inversión, que han pasado de ser compañías privadas a convertirse en filiales de grandes conglomerados financieros.
A pesar de que muchos ahorradores tienen plazos de inversión más amplios, la industria de gestión de inversiones continúa estando enfocada en variables que incentivan la remuneración a corto plazo. El siguiente gráfico muestra los resultados de un estudio sobre compensación económica realizado por CFA Institute a más de 1.100 profesionales de la inversión. Como muestra el gráfico, una proporción significativa de profesionales de la inversión (43%) reciben más de la mitad de su remuneración en base a sus resultados anuales; asimismo, casi un 80% de los profesionales consultados tienen menos de la mitad de su remuneración ligada a variables de comportamiento a largo plazo.
Consideremos el ejemplo de un portfolio manager cuyo bonus depende de la rentabilidad anual de su portafolio en relación al índice de referencia. En este caso, su remuneración para este año es completamente independiente de la compensación recibida en años previos o posteriores. ¿Cuál será el horizonte temporal de inversión de este gestor, si estuviéramos a finales de octubre y su portafolio fuera peor que el índice de referencia? Esta claro: ocho semanas.
El sistema de incentivos anual promueve que el gestor tome un riesgo excesivo en su portafolio para optimizar su compensación en el año actual. Este riesgo podría no ser apropiado para el portafolio y además, en la mayor parte de los casos, no considera el hecho de que la mayor parte de los clientes tienen un horizonte temporal de inversión superior a las ocho semanas. Por otra parte, lo más seguro es que el rendimiento del portafolio en ese periodo de ocho semanas sea producto del “ruido” que pueda haber en el mercado, y no tanto de las señales de inversión realmente relevantes.
Este texto pertenece al informe publicado por MFS Investments “Lengthening the Investment Time Horizon”, al que se puede acceder a través de este link.