Las acciones tecnológicas han tenido un atractivo y fortaleza especial durante la última década. Por citar una referencia, el Nasdaq también ha sufrido el impacto económico asociado al COVID-19, pero después de emprender una importante caída a finales de febrero, fue uno de los índices que mejor remontada experimentó un mes después.
En opinión de Sean Marlowicz, estratega y analista de Schroders, los gigantes tecnológicos resurgirán con fuerza. En primer lugar porque durante esta crisis sanitaria, la sociedad ha demostrado la relevancia de la tecnología en sus vidas y negocios. “Las restricciones para viajar y las normas de distanciamiento social han incrementado nuestra dependencia de estas plataformas digitales para atender necesidades básicas, entretenernos y mantenernos conectados con amigos y compañeros de trabajo. Sin embargo, hay ciertas sombras en su creciente control sobre la sociedad. A medida que las pequeñas empresas y las nuevas empresas se tambalean, esta pandemia probablemente hará que las empresas tecnológicas más grandes sean mucho más poderosas. Las tendencias de las que ya se estaban beneficiando se están acelerando, como los efectos de red, las altas barreras de entrada y la creciente concentración del mercado”, explica.
Si analizamos el comportamiento de este tipo de compañías durante la crisis, observamos que las FAMAG (Facebook, Amazon, Microsoft, Apple y Google) han superado ampliamente los índices de mercado como resultado de ese “quédate en casa”. A finales de abril, Amazon y Microsoft acumulaban una subida del 28,5% y del 13,3% respectivamente, mientras que el índice S&P 500 baja un 10% -y eso contando con las FAMAG constituyen el 20% del índice-. Según explica David Older, responsable de renta variable de Carmignac y experto en tecnología, “las acciones tecnológicas y relacionadas con la tecnología han superado en general al mercado debido a su perfil de crecimiento secular”.
En este sentido, la pregunta clave es: ¿Cuál es la fortaleza de estos valores? Según explica Marlowicz, Para muchos negocios que se han visto obligados a cerrar, las ventas se han desplomado hasta, literalmente, cero. “Lo que importa ahora no son tanto los ingresos, sino si una empresa ha acumulado suficiente efectivo para superar el parón global. En esta medida, los FAMAG son ganadores relativos – la mayoría de ellos tienen reservas de caja superiores a la media, pocos pasivos a corto plazo y una fuerte capacidad de generación de efectivo”, apunta.
Ahora bien, el estratega y analista de Schroders es sensato y destaca que estos valores no son inmunes. “Para nada son inmunes, lo que pasa es que, ahora mismo, las principales empresas tecnológicas están completamente protegidas de los efectos económicos del bloqueo global. Por ejemplo, a pesar del aumento del tráfico en las plataformas de medios sociales, muchos anunciantes han recortado el gasto, ya que el hecho de que más gente esté en sus casas, se traduce en que no están gastando en productos y servicios que normalmente tendrían. Esto ha sido un problema para Google y Facebook porque generan el 83% y el 98% de sus ingresos por publicidad, respectivamente. Apple también ha sufrido un duro golpe por su dependencia de la demanda del iPhone de los consumidores chinos y del suministro de las fábricas chinas, muchas de las cuales han sido cerradas temporalmente”, explica.
Oportunidad de inversión
En opinión de Denny Fish, gestor de Janus Henderson y uno de los responsables de gestionar la estrategia Global Technology and Innovation, la inversión en tecnología es una tendencia que sale reforzada de esta crisis. “Si la recesión económica perdura a medio plazo, creemos que los inversores buscarán crecimiento de los beneficios y los flujos de caja donde puedan encontrarlo. Impulsado por la temática de la nube, el internet de las cosas y la inteligencia artificial, consideramos que el sector tecnológico debería seguir ofreciendo oportunidades a largo plazo para los inversores. Si la crisis de disipa, la solidez relativa de los balances de las empresas tecnológicas también debería resultar atractiva. En caso de que la situación sanitaria se estabilice y de que las políticas de estímulo den alas al crecimiento económico, un mayor número de títulos tecnológicos cíclicos también podría protagonizar una mejora de sus perspectivas”.
Steven Watson, gestor de renta variable de Capital Group, se muestra algo más específico y destaca el campo de la biotecnología como uno de los sectores que más interés despiertan entre los inversores y más oportunidades ofrece. Según apunta, la tecnología y los productos básicos de consumo han sido sectores defensivos y se han mantenido bien, lo cual es relevante para los inversores. “Tenemos una nueva conciencia del valor de las compras online, a pesar de que ha estado creciendo durante años. También creo que una vez que la vida vuelva a algo que represente la nueva normalidad, volveremos a los restaurantes, bares, volaremos, reservaremos vacaciones y estancias en hoteles. Esas industrias de servicios no van a desaparecer aunque se hayan dañado. La cadena de suministro mundial dependerá menos de China y la producción se trasladará a los países de origen, aunque este cambio llevará años», afirma.
Por último, Older señala que algunos segmentos dentro de la tecnología verán cómo se aceleran las tendencias. “Uno de los principales efectos de la crisis ha sido la aceleración de la tendencia de los consumidores conectados. Lo que se traduce en un fuerte aumento de la demanda de comercio electrónico que ha ido creciendo de forma vertiginosa. Por ejemplo, el desarrollo de la tienda de comestibles en línea, que estaba poco penetrada”, sostiene.
En este sentido, su análisis apunta a que la crisis de COVID-19 ha acelerado el camino de este tipo de empresas hacia la rentabilidad mediante la adquisición de nuevos clientes a un costo de adquisición de clientes muy bajo. “En 2019, el mundo gastó aproximadamente el 5% del PIB mundial en tecnología. Para 2030, se espera que esto se duplique a más del 10% del PIB”, estima Older.