A partir de enero de 2018, el Banco Central Europeo (BCE) reducirá sus compras de deuda. Así lo anunció ayer Mario Draghi, tal y como se esperaba, tras la última reunión del banco en este otoño. Hasta finales de año, el BCE inyectará 60.000 millones de euros al mes a la economía bajo su programa QE con el objetivo de dar solidez a la recuperación económica de la zona euro.
Esta decisión supone que el BCE reduce hasta la mitad su programa de estímulos monetarios, por lo que solo introducirá 30.000 millones de euros mensuales a la economía de la eurozona. Pese a este paso, la institución aún se mantiene prudente y no considera que sea el momento de subir los tipos de interés, que se mantendrá al 0%. “Esta lenta y gradual reducción del programa de compras del BCE es lo que todo el mundo estaba esperando. El principal objetivo de Mario Draghi durante meses ha sido dirigir gentilmente a los mercados a que piensen que el tapering empezaría ayer. Lo ha hecho así para que los mercados se tomen el anuncio con calma, cosa que harán”, explica Patrick O’Donnell, gestor en Aberdeen Standard Investments.
O’Donnell apunta que Draghi no puede parecer demasiado optimista para que los mercados financieros sigan pensando que la subida de tipos de interés no llegará como pronto hasta 2019, esperando contener una mayor apreciación del euro durante el proceso. “Todavía hay un largo camino por recorrer en la recuperación de la eurozona, Draghi lo sabe, y necesita asegurarse de que los mercados financieros también lo hacen”, puntualiza.
Desde el análisis que realizan las gestoras, apuntan que Draghi debe ir con tiento justamente para no dañar la recuperación económica. Según señala Anna Stupnytska, economista global de Fidelity, “la recuperación de la zona euro está sin duda arraigando, con un crecimiento de amplia base en todos los países y sectores de la economía. La fortaleza del euro vista hasta ahora es poco probable que ponga en peligro el crecimiento o allane el camino para un regreso de las preocupaciones deflacionarias. Al mismo tiempo, sin embargo, la inflación se encuentra muy por debajo de su objetivo y es probable que aumente a un ritmo bastante lento dada la holgura del mercado laboral”.
Reacciones
El mercado ha aceptado con tranquilidad la decisión de Draghi. “El anuncio estaba muy en línea con lo que esperábamos que fuera casi decepcionante. Si bien los bonos pueden beneficiarse y puede haber un ligero debilitamiento del euro, no hay nada que sorprender de ninguna manera, por lo que esperamos que las cosas sigan siendo estrictas y que permanezcan dentro de un rango en el futuro previsible”, advierte Paul Hatfield, jefe de inversiones de Alcentra, parte de BNY Mellon IM.
En este sentido Andrew Mulliner, gestor de renta fija de Janus Henderson, con sidera que “teniendo en cuenta todo esto, así como la persistente preocupación de que tras su postura acomodaticia el BCE sigue siendo en esencia una institución de línea dura, la respuesta del mercado con unos rendimientos a la baja y una ligera depreciación del euro tiene sentido. Nosotroscreemos que los rendimientos de la deuda pública periférica se verán apuntalados y que es poco probable que la volatilidad de los tipos aumente en un futuro próximo debido a los anuncios del BCE”.
En el caso de renta fija, los expertos de Credit Suisse apunta que el mercado no interpretó la decisión del BCE como un riesgo y que, es probable, que el sentimiento positivo de los inversores persista en las próximas semanas. “La decisión debería conducir a una mayor fortaleza para las acciones europeas, ya que las condiciones financieras seguirán siendo acomodaticias y es poco probable que los rendimientos aumenten rápidamente. Las acciones europeas se beneficiarán de la continuación de amplias condiciones financieras, con un fuerte crecimiento del PBI en el cuarto trimestre que se espera que ayude a mayores ganancias de ganancias corporativas. En particular, Alemania podría beneficiarse ayudado por un crecimiento económico aún boyante”, explican.
Próximos pasos
Para Philippe Waechter, economista en Jefe de Natixis Asset Management, filial de Natixis Global Asset Management, el BCE está actuando como la Fed. “Nadie se asombra de la reducción en el nivel del programa de compra de activos. La cuestión era más bien que tanto y en que periodo. Pero la elección era limitada ya que el BCE proporcionó opciones abiertas en los minutos de su última reunión. Además, los discursos de los miembros del banco centran fueron transparentes en cuanto a lo que habrían de decidir”, señala.
En su opinión, la sorpresa principal es la estabilidad de la proyección. “El cambio en el volumen del APP parece ser un ajuste técnico y no un cambio en la postura de la política monetaria. El BCE no desea atarse las manos en la conducción de su política monetaria. Y tampoco quiere generar la posibilidad de expectativas divergentes de parte de los inversionistas”, aclara.
La senda iniciada por la Fed y por el BCE, será la misma que previsiblemente transitará el Banco de Inglaterra. Pero Wolfgang Bauer, gestor del equipo de renta fija minorista de M&G Investments, advierte que el BCE se juarda un as bajo la manga. “El BCE conserva un alto grado de flexibilidad, ya que tanto los volúmenes de compra como la duración de la aplicación podrían aumentar en caso de un deterioro de las perspectivas de recuperación económica e inflación”, advierte.