En 2017 ha quedado demostrado que para arañar rentabilidad a la renta fija hubo que cerrar la puerta a la deuda soberana y adentrarse en la deuda corporativa en en algunas de sus variantes. Entre lo activos que mejor comportamiento han obtenido está la renta fija corporativa emergente, la deuda High Yield (compañías sin calificación crediticia) tanto europea como americana y la deuda subordinada del sector financiero.
Sin duda, en términos de rentabilidad la apuesta por estos instrumentos ha surtido efecto en 2017 ya que, de los cinco fondos de renta fija más rentables en el año, cuatro se enfocaron a deuda subordinada. Es el caso del Mutuafondos Bonos Subordinados I, de Mutuactivos (la gestora de Mutua Madrileña) que ha alcanzado un rendimiento superior al 12% en el año, según datos de Morningstar. Una cifra nada desdeñable para un contexto de tipos de interés al 0% y con la deuda pública europea ofreciendo tasas de interés negativas. Como explica Joaquín Álvarez-Borrás, director de renta fija de Mutuactivos, “la apuesta por los bonos corporativos del sector financiero, principalmente, está en la base de los buenos resultados de estos vehículos de inversión”.
Este fondo invierte en bonos subordinados de entidades financieras, es decir en emisiones de deuda en las que el cobro de intereses puede estar condicionado a la existencia de un determinado nivel de beneficios y que; en caso de quiebra, al establecerse el orden de pago a acreedores, se sitúan por detrás de los acreedores ordinarios. El rendimiento obtenido es, por lo tanto, consecuencia de este mayor riesgo que asume el inversor al apostar por este tipo de deuda. En concreto, el producto invierte en el segundo tramo de deuda de mayor calidad conocido como Additional Tier 1 bancario y en deuda subordinada de empresas no financieras (bonos híbridos corporativos).
Tras los estragos que estos instrumentos causaron en los inversores como consecuencia de la crisis financiera española (recordemos que los tenedores de deuda subordinada de los bancos y cajas de ahorro rescatadas por el Estado y la Unión Europea asumieron unas pérdidas totales de 12.000 millones de euros), 2017 ha sido un año propicio para la inversión en este tipo de instrumentos ante la fortaleza en términos de beneficios que han exhibido las entidades financieras y lejos, además, los temores a posibles quiebras. De hecho, este fondo de Mutuactivos presenta una rentabilidad acumulada desde su lanzamiento en 2016 del 18%, lo que supone un rendimiento anual del 9%.
Mutuafondo Bonos Convertibles, también de la gestora Mutuactivos, se sitúa en la segunda posición del ránking de los más rentables en la categoría de renta fija, con unas ganancias del 10,36% en 2017. Se trata de un fondo de renta fija euro que invierte, principalmente, en bonos convertibles en acciones.
En tercera posición encontramos el fondo Imantia Deuda Subordinada que, con un rendimiento del 8,4%, invierte al menos un 50% de su exposición total a deuda subordinada de entidades financieras y no financieras. La renta variable, en este caso, no superará el 20% de la exposición total del fondo.
En cuarta posición volvemos a encontrar un fondo de Mutuactivos, el Mutuafondo Bonos Subordinados II que finalizó el ejercicio con una rentabilidad del 5,99%, según datos de Morningstar Direct. Este fondo, que sigue la misma estrategia que Mutuafondo Bonos Subordinados I, fue lanzado a mediados de 2017, ante el buen comportamiento de su predecesor. Según la gestora, «esto explica que haya tenido menor rentabilidad en el año».
La firme apuesta de Mutuactivos por la deuda subordinada financiera se completa con un cuarto fondo, el Mutuafondo Bonos Financieros, que arroja un rendimiento en 2017 del 5,08%. «Este segmento se benefició el año pasado de los cambios en la política monetaria que comenzaron a realizarse en Europa, con los primeros anuncios de retirada de estímulos, lo que, en consecuencia, elevó las
expectativas de subida de tipos y generó un impacto positivo en los bonos de entidades financieras», explican desde la gestora.
La gran pregunta ahora es cómo se comportará este activo en 2018 ante el comienzo de la normalización monetaria en Europa. Según Álvarez-Borrás, este escenario pueden elevar la volatilidad de los activos, lo que ofrecerá ventanas de oportunidad. “Tendremos flexibilidad en momentos de volatilidad para mejorar las carteras y hacer inversiones más a largo plazo. Serán, en todo caso, apuestas de valor que veamos muy claras”, concluye.