El pasado verano JP Morgan denunció un ataque a sus sistemas informáticos que culminó con el robo de la información de 76 millones de cuentas corrientes de clientes y 7 millones de pequeñas empresas. El mayor ciberataque de la historia.
Una base de datos con el nombre de 83 millones de clientes de cualquier entidad financiera puede ser una mina de oro para cualquiera de sus competidores.
Quizás precisamente tentados por su valor de mercado, esta semana las autoridades estadounidenses han detenido en Florida e Israel a cinco personas relacionadas con el caso, a las que se acusa de varios delitos que van desde el fraude de valores hasta el lavado de dinero.
Los cargos no están directamente relacionados con el ataque, explicó en su artículo The Wall Street Journal, pero las autoridades confirmaron al rotativo que hay cierta relación entre el ataque masivo sufrido por JP Morgan –el mayor de la historia- y los detenidos.
En el documento oficial presentado ante la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos, la entidad reconoció entonces que en este ciferataque se vieron comprometidos los nombres, las direcciones, el número de teléfono y el correo electrónico, no así los datos más sensibles de sus clientes como el número de cuenta, las claves, el número de la Seguridad Social o las fechas de nacimiento.
Los hackers estuvieron infiltrados en las redes del banco durante unos dos meses sin ser detectados, lo que ha avivado el debate sobre la capacidad de las empresas y la legislación de defenderse de este tipo de ataques, explicó The Wall Street Journal.