En la comparativa europea de la industria de instituciones de inversión colectiva, los fondos españoles no han salido muy bien parados en algunos informes: se les acusa de ser menos rentables aunque también algo más baratos que sus homólogos continentales, según un informe elaborado por la autoridad de mercados de valores europea, ESMA, a principios de 2018. Sin embargo, la CNMV, como tarea pendiente en su plan de actividades para este año, ha realizado un estudio en el que analiza, con la totalidad de los datos sobre la mesa –frente a datos parciales con los que ha trabajado ESMA, de 14 países de la UE que cumplen la directiva UCITS pero con una base de datos correspondiente al 68% del mercado europeo- qué hay de verdad en estas afirmaciones.
El hecho de que las IICs españolas presentarían, en términos generales, niveles tanto de rentabilidad como de gastos inferiores a la media europea, no se cumplen en todos los sectores: sí en el caso de la renta fija y el terreno mixto, pero en los fondos de renta variable los costes serían superiores, mientras que en los de retorno absoluto las rentabilidades estarían por encima de la media europea.
El estudio –bajo el título Análisis de la rentabilidad y los gastos de las IIC (FI y SICAV) domiciliadas en España entre 2009 y 2019-, que describe la evolución de la rentabilidad y los gastos soportados por las IICs españolas —fondos y sicavs— en el periodo 2009-2019, agrupando estas instituciones en siete vocaciones (monetarias, renta fija, renta fija mixta, renta variable mixta, renta variable euro, renta variable internacional y retorno absoluto), concluye también que los fondos españoles son más baratos de lo que dice ESMA, excepto los de renta variable y, sin considerar retrocesiones, lo serían aún más: incluso las IICs de renta variable tendrían costes por debajo de la mayoría de los países de la UE.
En rentabilidad neta (la que recibe el partícipe una vez descontados los gastos), las IICs españolas de renta fija, mixtas y de retorno absoluto están en la media de la UE, las de renta variable por debajo y las monetarias por encima; pero sin retrocesiones todas estarían por encima de la media, excepto las de renta variable, desvela también el informe.
La comparativa con Europa
De acuerdo con los cálculos efectuados por ESMA a efectos del estudio antes mencionado, las IICs españolas presentarían, en términos generales, niveles tanto de rentabilidad como de gastos inferiores a la media europea. Sin embargo, según el estudio de la CNMV esto no ocurriría en todas las vocaciones y periodos: sobre todo se observa en las categorías de renta fija y en los fondos mixtos, mientras que los de renta variable, además de mostrar rentabilidades inferiores, registrarían también unos costes superiores. Los fondos de retorno absoluto mostrarían rendimientos brutos y netos superiores, con un balance poco concluyente en relación con los costes.
Frente a ello, los cálculos efectuados por la CNMV sitúan tanto el nivel de rentabilidad como de costes de las IICs españolas por debajo de las estimaciones efectuadas por ESMA. En todo caso, dice la CNMV, la comparación debe tomarse con cautela tanto en la vertiente de los rendimientos como en la de los costes. “En relación con los rendimientos, la metodología empleada por ESMA es diferente a la utilizada en el trabajo de la CNMV, puesto que la de ESMA, basada en medias anuales de datos trimestrales, suaviza las series temporales de un modo que dificulta no solo esta comparación sino también aquellas que utilizan benchmarks de mercado. En relación con los costes, el estudio de ESMA no distingue las jurisdicciones en las que los costes de comercialización están incluidos en la comisión de gestión de aquellas en las que son explícitos para el inversor, de manera que las primeras, entre ellas España, registran un sesgo al alza sistemático en la ratio de costes estimada”.
Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones y con referencia específicamente a los tres últimos ejercicios disponibles en el estudio de ESMA (2016 -2018), el estudio, elaborado por María Isabel Cambón Murcia, Juan Ángel Gordillo Santos y Gema Pedrón Fernández, concluye que la rentabilidad bruta de las IICs españolas, inferior a la media europea según los cálculos de ESMA, resultaría algo menor, sobre todo en la categoría de renta variable y de retorno absoluto. Las diferencias en las vocaciones de renta fija y mixta son mucho más reducidas.
En relación con los gastos, los cálculos de la CNMV (basados en los datos que tiene a su disposición) sitúan el nivel medio en las IICs españolas por debajo de la estimación realizada por ESMA para España y también para la media de los países de la UE, con la excepción de los fondos de renta variable. Además, si se tuviera en cuenta el volumen de retrocesiones en España, que entre 2016 y 2018 representó el 57,2% de las comisiones de gestión, y el importe resultante de aplicar este porcentaje se restara del importe que representan los costes de gestión dentro de los gastos totales (un 87,2% de media), las IICs españolas que ya eran más competitivas (renta fija y mixtos) lo serían aún más, mientras que las IICs que parecían mostrar gastos superiores, como las de renta variable, quedarían con un nivel de gastos inferior al de la de la mayoría de los países excepto los Países Bajos.
Rentabilidad neta en línea con la europea
En términos de rentabilidad neta —que es la que efectivamente percibe el partícipe del fondo— y para el periodo 2016-2018, se puede deducir, con carácter general, que las IICs españolas de renta fija, mixtas y de retorno absoluto estarían prácticamente en línea con la media de la UE, mientras que las de renta variable mostrarían un peor comportamiento (debido a su menor rendimiento y sus mayores costes). En las vocaciones citadas primeramente, los menores rendimientos se acaban compensando con unos gastos también inferiores. Las IICs monetarias muestran, en cambio, unos rendimientos netos superiores al promedio de la UE, aunque su importancia relativa en España es muy reducida.
Por otra parte, el ajuste teniendo en cuenta las retrocesiones (costes de comercialización) situaría la rentabilidad neta de las IICs españolas por encima de la media de la UE en todas las categorías, salvo en renta variable.
Rentabilidad bruta: ¿batiendo a los índices?
La rentabilidad de las IICs de carácter monetario siguió la evolución de los tipos a corto plazo de la zona del euro, marcando un máximo en 2012 con un 2,8% y finalizando el periodo de análisis en 2019 en el 0,24%, con lo que se evita el terreno negativo en el actual contexto de tipos de interés (media del periodo 1,07%), explica el estudio.
Una tendencia similar, aunque con registros más elevados, se observa en los fondos de renta fija, que registraron máximos (superiores al 5%) en el periodo de la crisis de deuda soberana y que, tras un rendimiento negativo en 2018, alcanzaron una rentabilidad del 2,5% en el último año del estudio (media del periodo: 2,4%). En general, en las vocaciones de renta fija los fondos obtuvieron una rentabilidad bruta que estuvo en línea con los activos de referencia.
Las categorías de renta variable pura mostraron rendimientos medios anuales superiores a los de las categorías de renta fija: 13,2% en renta variable internacional y 9,5% en renta variable euro, con una variabilidad más elevada por su propia naturaleza. En muchas ocasiones el rendimiento de estas instituciones fue superior al de algunas referencias (benchmarks) contempladas, si bien ese rendimiento superior se reduce si se incorpora el efecto de los dividendos (que se reflejan en la rentabilidad de las IICs pero no en las de los índices de renta variable). Así, por ejemplo, se estima que el 63% de las IICs de renta variable euro (73% del patrimonio de esta categoría) experimentó un rendimiento superior al de una cartera de referencia basada en el Ibex 35 y el Eurostoxx 50; estos porcentajes se reducen hasta el 35% del número de IICs (43% del patrimonio) cuando se incorpora una estimación de la rentabilidad por dividendo.
La evolución en el periodo de los rendimientos de las IICs de carácter mixto estuvo en consonancia con la proporción de activos de renta fija y renta variable de sus carteras. De media, la rentabilidad bruta de las IICs de renta fija mixta fue del 3,0% y la de las IICs de renta variable mixta, del 5,1%.