La sociedad ha desarrollado una gran conciencia y sentido de la responsabilidad para preservar su entorno, por ello apuestan por los productos sostenibles, medios de transporte de emisiones cero o vacaciones solidarios. Sin embargo, según la experiencia de Kim Fournais, fundador y consejero delegado de Saxo Bank, son poco los se plantean que con sus ahorros también transformar el mundo.
“La mayoría tiende a pasar por alto un área en la que podrían ejercer el máximo impacto: la gestión de su patrimonio y ahorros. Las inversiones son una potente voz que permite influir y ejercer un impacto real en el mundo en el que vivimos. Los bancos y los fondos de inversión generan beneficios significativos cada año tomando decisiones de inversión en nombre de sus clientes. No obstante y para dotar de un contexto a este sector: a finales de 2017, la inversión sostenible representaba alrededor de 12 billones de dólares en activos de EE.UU., una fracción minúscula que da cuenta de aproximadamente un 4,5% del total de 263 billones de dólares invertidos en los mercados públicos mundiales”, señala Fournais para contextualizar esta tendencia.
En este sentido, el máximo responsable de Saxo Bank advierte que probablemente solo “un puñado de personas” tenga inversiones que reflejen en la práctica sus creencias y valores. Lo que considera algo realmente alarmante, pero también una oportunidad para acercar este tipo de inversión a la sociedad en su conjunto.
La entidad apoya su argumento en toda la “literatura” e investigación que se ha publicado sobre ello. Pro ejemplo, un informe de investigación ha demostrado que el impacto sobre el clima es 27 veces mayor si una persona invierte sus ahorros en inversiones con criterios responsables, en comparación con comer carne solo una vez por la semana o evitar un vuelo de larga distancia una vez al año.
Según destaca Fournais, un informe reciente de Deloitte mostraba que solamente unas pocas personas son conscientes del enorme poder que tienen para votar con sus ahorros. “Deloitte apunta a varias posibles causas, que incluyen una complejidad excesiva y una falta de transparencia al invertir. El sector financiero tiene la responsabilidad de capacitar a los inversores para que aprovechen la oportunidad de influir en el mundo y cambiarlo usando sus inversiones, ofreciendo a los clientes mejores herramientas de inversión, precios competitivos e información y servicios más relevantes”.
La entidad sostiene que el inversor tiene la misma oportunidad y responsabilidad cuando invierte en empresas a través de acciones y bonos, que cuando lo hace a través de un fondo de inversión o de un ETF, si se hace bajo criterios de sostenibilidad. “Estos pueden ser fondos temáticos que se centran en empresas que promueven el liderazgo femenino, la educación, el agua limpia y potable o un menor consumo de plásticos”, añade Fournais.
Para él, un aspecto clave es que este tipo de inversión sea accesible, transparente y con costes más bajos: “Por supuesto, es importante no invertir solamente de acuerdo con las propias creencias personales, sino también en línea con el apetito por el riesgo, las metas de inversión y los horizontes temporales que cada uno tiene. Los estudios han mostrado que las inversiones sostenibles y responsables pueden generar retornos sólidos con el tiempo, o al menos evitar castigos del mercado por malas prácticas. Sin duda, los fondos ESG, por ejemplo, no son solamente filantrópicos o se mueven solamente en función del impacto que puedan provocar en la sociedad, sino que también pueden ser auténticos generadores de beneficios”.
En este sentido, explica que desde Saxo Bank entienden la inversión sostenible como un paso natural en la democratización de la inversión. “Gracias a la tecnología, podemos facilitar a los inversores alinear sus ahorros con sus principios y valores éticos. Creemos firmemente que es responsabilidad de la industria hacer que sea posible para que una audiencia mucho más amplia pueda marcar una diferencia real en la sociedad a través de sus inversiones”, concluye el CEO de la entidad.