Es importante poner a trabajar nuestros ahorros a través de la inversión. Guardar el dinero en una hucha o en productos que no dan rentabilidad no es una opción muy acertada, ya que, entre otros efectos, la inflación nos la puede jugar haciendo que el poder adquisitivo de nuestros ahorros se reduzca.
Para salvaguardarnos de los efectos de este enemigo del ahorro, Paula Satrústegui, socia de asesoramiento patrimonial de Abante, señala que el objetivo mínimo de rentabilidad de cualquier persona que quiera acumular un ahorro o capital para el futuro debería ser, al menos, igualar a la inflación.
Al efecto de la inflación Juan Massana, responsable de Banco Mediolanum en la zona Madrid-Centro, suma el de los tipos de interés y señala que, con el actual contexto de tipos negativos, poner dinero en una cuenta corriente ya no genera ninguna rentabilidad. “No es suficiente limitarnos a aparcar el dinero, ahora tenemos que hacer que el dinero se ponga a trabajar: es decir debemos invertir nuestro dinero para que, como mínimo, conserve su capacidad de compra”, aconseja.
Gonzalo García Valero, responsable de asesoramiento de Caser Asesores Financieros, además de la inflación y los tipos de interés, encuentra otras razones de peso para dar el paso de ahorrador a inversor. Según explica el experto, también es necesario invertir porque, en la medida de lo posible, querremos mantener nuestro nivel de vida después de estar jubilados.
“Aquí entra la magia del capital compuesto, donde, por ejemplo, si invierto 100.000 euros y obtengo una rentabilidad del 5%, a final de año tendré 105.000. Si al año siguiente vuelvo a obtener una rentabilidad del 5%, habré acumulado 110.250 euros, y así sucesivamente. Si, además, a esta cantidad destinamos un ahorro periódico, dentro de unos cuantos años nuestros ahorros se habrán multiplicado”, explica.
Asimismo, la falta de alternativas, como por ejemplo los depósitos y la represión financiera motivada por los bajos tipos de interés, a ojos de García, están forzando la toma de decisiones de inversión de numerosos ahorradores.
Si echamos un vistazo a cómo es el perfil del ahorrador español, lo que vemos es que, aunque sigue siendo mayoritariamente conservador -los depósitos volvieron a marcar récord el año pasado-, según observa la experta de Abante, cada vez hay más apetito por el riesgo. «Pensamos que esto está ocurriendo, en parte, porque cada vez hay más cultura financiera y más gente concienciada de la necesidad de invertir para un objetivo de largo plazo, como la jubilación y, por otro lado, porque los productos tradicionales, con los tipos en mínimos, apenas ofrecen retornos positivos, lo que está llevando a muchos ahorradores a apostar por productos que dan más rentabilidad».
¿Qué preguntas debo hacerme antes de empezar a invertir?
“Un proverbio chino de Lao-Tse dice que “Conocer a los otros es sabiduría. Conocerse a uno mismo es sabiduría superior”. Antes de tomar decisiones es importante conocerse y hacernos varias preguntas sobre nuestras características particulares, objetivos y riesgos que estoy dispuesto a asumir”, recomienda Gonzalo García. Para definirlo, aconseja dejarnos guiar por un profesional del asesoramiento que nos ayude en la toma de decisiones.
Sin embargo, el experto localiza cuatro preguntas que debemos formular. ¿Para qué quiero destinar este ahorro? Puede ser para complementar mi pensión cuando me jubile, para comprarme una segunda residencia,etc. ¿Cuándo voy a necesitarlo? Si es para la jubilación y tengo 40 años, en teoría no voy a hacer uso de ese dinero casi hasta dentro de 30 años, de forma que podría invertir con más riesgo. Si, en cambio, lo quiero para comprar una segunda residencia en un par de años, tendré que invertir en productos muy conservadores y tratar de asegurarme tener el capital para afrontar la compra de esa vivienda.
¿Qué nivel de aversión al riesgo tengo? Si, por ejemplo, al ver una pérdida del 2% o 3% de mi capital no voy a poder conciliar el sueño, tendré que ser un inversor muy muy cauto. Si, por el contrario, lo que quiero es rentabilizar al máximo mi dinero y no me importa lo que pueda ocurrir en el corto o medio plazo podré invertir en productos con mayor riesgo.
Asimismo, el experto nos invita a preguntarnos qué nivel de compromiso tengo con las inversiones con carácter ESG o con la inversión de impacto, ya que cada día se ofrecen más productos con estar características, donde la sostenibilidad no riñe con la rentabilidad, y podremos tener una cartera muy eficiente contribuyendo a la mejora del medio ambiente o a que tengamos una sociedad mejor.
Por su parte, Juan Antonio Belmonte, delegado territorial de EFPA en Murcia, insiste en la importancia de ahorrar con un sentido. Considera que la primera pregunta que como inversor se haría y como asesor haría es ¿“para que quiero el dinero”? “Puede haber varios objetivos, pero siempre hay que recordar que al ahorro/inversión hay que ponerle un objetivo, hay que saber si vamos bien y si vamos por buen camino”, señala.
Qué productos son los mejores para empezar
Belmonte señala que, ante esta pregunta la respuesta es “los que mejor se adapten a sus necesidades”. Profundizando un poco más, señala que «con la experiencia que te dan los años de asesoramiento no sería muy conveniente en un primera inversión utilizar productos con mucha volatilidad o que puedan tener mucha variación en su valoración”. Según el experto, invertir es un largo viaje y debemos hacerlo poco a poco, sin prisas, con paciencia y sin precipitación. “No está de más que diversifique y compruebe las bondades de los diferentes productos a los que puede tener acceso, siempre con el consejo de un asesor cualificado”, aconseja.
En esta línea también se posiciona Juan Massana, ya que señala que es un error poner el foco en un producto o en un mercado. “Cuando pensamos en los resultados de nuestra inversión, la clave de esto no es ni el producto ni el mercado, sino que la herramienta sea la que corresponde a lo que queremos lograr y que en cada momento tomemos las decisiones adecuadas”, añade. En este sentido, recomienda sentarse a hablar con un asesor financiero cualificado que nos escuche, analice nuestras características y exigencias y nos ayude a planificar una estrategia de inversión acorde con nuestros objetivos y circunstancias reales.
Por su parte, Paula Satrústegui recuerda que la elección de un determinado producto de inversión no depende tanto de si somos inversores primerizos, sino de qué es lo que realmente queremos conseguir.
Sin embargo, señala que desde Abante consideran que los fondos de inversión son muy buena opción y, más en concreto, los fondos de fondos, ya que permiten a los inversores particulares acceder a de inversión a los que de otra forma no podrían llegar, a mejores precios, con una gestión profesional y de una forma diversificada para minimizar riesgos. “Además, tanto el fondo de inversión como el fondo de fondos tienen una fiscalidad muy eficiente y ventajosa, ya que nos permite hacer un traspasado de un fondo a otro sin tener que pagar impuestos, es decir, nos da libertad para ir modulando nuestra inversión y cambiar la distribución de activos a medida que nuestras circunstancias cambien o nos vayamos acercando a nuestro objetivo”, señala.