La Inversión Socialmente Responsable crece y cada vez atrae a más inversores. La tendencia, además, va en aumento a medida que los inversores descubren que la rentabilidad no está en riesgo. “El inversor debe ser consciente de que en la Inversión Socialmente Responsable no hay porqué sacrificar rentabilidades”, afirma Cristian Balteo, especialista de producto y mercados de Nordea AM.
Como evolución de la inversión ética, la ISR invierte con criterios éticos, sociales y medioambientales sustentadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU que han sustituido a los objetivos de Desarrollo del Milenio. En opinión de Balteo, el objetivo es «implicar al capital privado, no únicamente a los Estados y grandes organizaciones”.
Desde Nordea destacan la necesidad de fomentar la complementariedad entre el capital público y el privado ya que existen áreas concretas en las cuales, cada tipo de inversión, puede aportar más. Por ejemplo, en lo referente a la igualdad de género las empresas pueden tener un lugar destacado y servir de modelo a toda la sociedad. Por otra parte, en cuanto a la erradicación de la pobreza, el inversor particular puede tener una mayor eficiencia.
En cuanto al perfil del inversor, este experto cree que este tipo de inversión no está destinada a un perfil concreto. “El inversor debe saber de verdad qué es la inversión socialmente responsable; es algo educacional. No está destinada a un perfil de inversor concreto, está completamente abierto», señala.
En el caso de Nordea se diferencia entre dos niveles, el de producto y el corporativo. Además, aplican otros siete enfoques concretos en función del acercamiento a aspectos éticos, sociales y medioambientales. Como explica Balteo, se pretende analizar la cadena de valor de una empresa, desde que obtiene el producto hasta que lo sitúa en el mercado. “Hay empresas como Facebook que no han pasado los filtros que ponemos. Otras que nos los pasaron en su día, como Alí Baba, en la actualidad lo han corregido y ya están dentro», afirma.