Como cada año, Larry Fink, presidente de BlackRock, envía una carta a los directivos de las principales empresas europeas y estadounidenses participadas por BlackRock. En esta ocasión, su misiva incide en el gobierno corporativo e invita a que sumen objetivos sociales a su actividad, además de los financieros.
“Para prosperar a lo largo del tiempo, las compañías deberán no solo generar rentabilidad financiera, sino también demostrar cómo contribuyen de forma positiva a la sociedad. Las empresas deben beneficiar a todas las partes interesadas, lo que incluye a los accionistas, a los empleados, a los clientes, y a las comunidades en las que operan. Sin una finalidad, ninguna compañía, ya sea pública o privada, puede desplegar todo su potencial. En última instancia, las principales partes interesadas le retirarán su apoyo en sus actividades”, explica.
En un tono cálido, Fink reflexiona sobre la gran contradicción que supone haber cerrado un 2017 con un evolución extraordinaria en renta variable y a la vez estar ante unas altas cuotas de recelo y frustración por parte de la población. “Desde la crisis financiera, los más pudientes han cosechado ingentes beneficios. Al mismo tiempo, un elevado número de personas en todo el mundo tiene que hacer frente a una combinación de tipos reducidos, escaso crecimiento salarial y sistemas de pensiones inadecuados”, ejemplifica Fink para referirse a esta contracción.
Con este telón de fondo, Fink hace ese llamamiento a la responsabilidad de las empresas y visibiliza la importancia que BlackRock da a la inclusión de criterios ESG a la hora de invertir, tanto a través de sus productos de gestión activa como pasiva.
Muestra de la importancia de estos criterios es la propuesta que hace a las empresas de tender hacia un nuevo modelo de gobierno corporativo, mucho más abierto, diversificado y en el que las compañías sean capaces de describir su estrategia de crecimiento a largo plazo.
Nuevo modelo de gobierno corporativo
“Ha llegado la hora de crear un nuevo modelo de participación de los accionistas, uno que refuerce e intensifique el diálogo entre los accionistas y las empresas que poseen”, señala Fink en una invitación que no es la primera que lanza.
En su opinión, este cambio en el modelo de participación es totalmente necesario porque, a escala mundial, el uso de fondos indexados por parte de los inversores está impulsando un cambio también en la responsabilidad fiduciaria de BlackRock y en el conjunto de la esfera del gobierno corporativo.
“En el marco de los fondos de gestión activa por valor de 1,7 billones de dólares que gestionamos, BlackRock puede decidir vender los títulos de una empresa si albergamos dudas sobre sus líneas estratégicas o sobre su crecimiento a largo plazo. No obstante, a la hora de gestionar nuestros fondos indexados, BlackRock no puede manifestar su desacuerdo mediante la venta de los títulos de la empresa mientras esta permanezca en el índice en cuestión. Como resultado de ello, nuestra responsabilidad a la hora de involucrarnos y votar resulta más importante que nunca. En este sentido, los inversores en fondos indexados constituyen los inversores a largo plazo definitivos, ya que suministran capital de forma sostenida para que las empresas crezcan y prosperen”, afirma en su misiva.
Por su parte, BlackRock quiere llevar a “otro nivel” lo que la gestión pasiva supone para la gestora. Y Fink anuncia que Barbara Novick, vicepresidenta y cofundadora de BlackRock, supervisará los esfuerzos de la firma en este sentido. “Michelle seguirá dirigiendo el día a día del grupo de protección de inversiones globales. También tenemos la intención de duplicar el tamaño del equipo de protección de inversiones a lo largo de los próximos tres años. El crecimiento de nuestro equipo contribuirá a fomentar una interacción más efectiva con las empresas mediante la creación de un marco para entablar un diálogo más profundo, frecuente y productivo”, señala.