El gran enemigo del inversor son sus emociones y por ello muchos de los inversores cometen errores al verse influidos por el ruido y la volatilidad de los mercados. La consecuencia, como hemos visto en la recta final de 2018, suele ser deshacer posiciones en acciones y fondos de inversión.
Pero se trata de una conducta nada deseable cuando invertimos a largo plazo, de manera que para evitar dejarse llevar por estos impulsos irracionales, el inversor puede echar mano de diferentes estrategias:
1. Mantenerse informado y ver qué noticias son útiles en función de tus objetivos
Según Pablo Martínez Bernal, responsable de relación con los inversores de Amiral Gestion en España, la volatilidad de los mercados bursátiles es una de sus características y, con independencia del mercado que analicemos, las oscilaciones en periodos cortos de tiempo pueden ser gigantescas frente a lo que sucede en el largo plazo.
Por ejemplo, según Bernal, la horquilla de rentabilidad a un año del S&P 500 entre 1928 y 2016 se situó entre el -71% y el +171%. Sin embargo, a medida que ampliamos el plazo, esa volatilidad cae en picado, y en un período de 10 años oscila entre un -8% y un +23%. “Lo recomendable es aguantar invertido en los periodos de volatilidad”, afirma.
En su opinión, con una rentabilidad media que roza el 10,5% en el período señalado, «estamos firmando multiplicar por dos nuestra inversión cada siete años” añade.
El ruido de alrededor y el bombardeo de noticias económicas puede muchas veces aturdirnos como inversores. Por ello, Lucca Lazzarini, asesor financiero y formador de asesores de Banco Mediolanum, recomienda, además, seleccionar bien las noticias que vamos a tener en cuenta y elegirlas en función de nuestros objetivos de inversión.
2. Planificar nuestras aportaciones y tener un plan
Otra estrategia en la que la mayoría de los expertos coinciden es en la previa planificación de las aportaciones que realicemos a nuestra cartera de inversión y que éstas tengan carácter periódico. “No solo lograremos promediar a la baja, sino que adoptaremos el hábito de invertir en los mercados bursátiles a lo largo de todo el año, incluidos los periodos más negativos de mercado. Esta sana estrategia nos permitirá obtener la mejor de las rentabilidades a largo plazo”, destaca Martínez Bernal.
Según Paula Satrústegui, socia de planificación patrimonial de Abante, no existen fórmulas mágicas y para algunas personas puede funcionar tener diferentes fondos para cada objetivo y para otros habrá otras fórmulas mejores. “En nuestra experiencia, haber hecho un ejercicio de planificación previo a la inversión es una de las claves del éxito en dicha inversión. Tener claro el objetivo de la inversión y asumir ese compromiso con nosotros mismos ayuda mucho a los inversores a mantener la inversión durante el horizonte temporal de la misma”, explica.
Tener un plan nos ayudará más fácilmente a evitar decisiones erróneas como vender en un momento puntual de caídas si no vamos a necesitar ese dinero a corto plazo. “Para rentabilizar nuestras inversiones son clave tanto la persistencia (es decir, mantener el compromiso con nuestro plan de inversión) como el largo plazo», argumenta Satrústegui.
3. Contar con la ayuda de un asesor financiero
La toma de decisiones de inversión está influida por las emociones y los sesgos cognitivos que afectan a todas las personas, lo que provoca muchas veces, que tomemos decisiones que no son racionales o que no se apoyan en el análisis de los datos. En este sentido, la experta apunta que “desde Abante consideramos que para evitar salirse de un fondo en el peor momento, lo mejor es contar con un buen asesor financiero que nos ayude a trazar nuestro plan financiero”.
Lazzarini también considera que tener una estrategia es muy importante, pero lo es más contar con la ayuda de un asesor financiero. “Podemos tener una estrategia, pero cuando hay tensión tendemos a olvidarla. El papel del asesor es evitar que su cliente venda por miedo y hacerle capaz de mantener las distancias con los ahorros y las emociones. Para el inversor esos ahorros representan tiempo y sacrificio y está atados a ellos por un fuerte vínculo emocional”, concluye.