Los gestores value gozan de un aura de exclusividad que les hace muy atractivos a los ojos de los inversores. Quizás detrás de ese atractivo estén las frases lapidarias del más conocido de todos, Warren Buffet, o, en el caso de España, de los éxitos cosechados en términos de rentabilidad. Si es usted uno de esos inversores rendidos al encanto del “value investing”, sepa que no es “value” todo lo que reluce. Como explican desde Amiral Gestión, detectar a un gestor value no es un ejercicio sencillo, pero todos tienen algunas cosas en común.
La principal es que invierten de forma distinta a la mayoría y en ocasiones sus inversiones parecen difíciles de entender. Un estilo de inversión que encaja con una serie de cualidades personales muy marcadas como la visión a largo plazo, el pensamiento independiente, la curiosidad intelectual, la introversión, un pensamiento muy analítico, altas dosis de racionalidad, confianza y paciencia, mucha paciencia.
A los gestores “value” les gusta invertir con libertad absoluta, por lo que es raro encontrarse a gestores value trabajando para terceros (con excepciones)
En general, todos tienen un momento de inflexión en su carrera y ese momento es, precisamente, el momento en el que descubren el value investing. “Todos lo recuerdan bien y es normal que en las entrevistas hablen con naturalidad de ello”, destaca Pablo Martínez, responsable de relación con inversores de Amiral Gestión, durante un encuentro didáctico. Así, los gestores value rebosan entusiasmo cuando hablan de su trabajo.
El horizonte de inversión de un gestor value es a muy largo plazo por lo que no rotan mucho sus carteras. Si el margen de seguridad que exigen es del 30%, el potencial que han detectado en una compañía es muy superior de manera que es raro que deshaga posiciones tras revalorizarse apenas un 25%.
Los gestores value son bottom-up, no top-down
Esto significa que los gestores value no prestan mucha atención a la macroeconomía ni a eventos cortoplacistas en su proceso de toma de decisiones, como los movimientos de los bancos centrales. Más al contrario, son gestores-analistas porque, para aguantar una caída del 50% en una posición, el que conoce en profundidad la compañía (analista) y el que ha tomado la decisión de incorporarla a la cartera deben ser la misma persona.
De esta forma, su análisis fundamental es mucho más profundo que la media de la industria lo que les lleva a hablar con ex-empleados, con proveedores, con la competencia, con expertos sectoriales. En este sentido, su principal fuente de análisis es in-house, no externo evitando (con excepciones) depender para formarse una opinión de analistas de sell-side.