Como inversores tenemos la capacidad de aportar nuestro granito de arena al cuidado y respeto del medio ambiente. Cada vez hay más oportunidades y opciones para poder invertir siguiendo criterios de sostenibilidad, con nuevos enfoques y vehículos. Tal y como se discutía en la Semana de la ISR de Spainsif, se observa que, generalmente, los inversores institucionales han abrazado con fuerza la inversión ESG, sobre todo la que tiene en cuenta los criterios medioambientales, mientras que los inversores minoristas aún están descubriéndola, aunque ya se prevé una fuerte tendencia.
“Ahora mismo el inversor minorista tiene que hacer casi todo por su cuenta”, alerta Miguel Camiña, CEO y cofundador de Micappital, en una entrevista con Futuro a Fondo con motivo del Día del Medio Ambiente celebrado el pasado sábado 5 de junio. Sin embargo, señala que ya se empieza a ver cómo los bancos empiezan a poner a disposición de sus clientes algunos productos sostenibles. Ante esta novedad, el experto recomienda analizarlos bien antes de invertir porque “hay productos que no tienen la calidad suficiente, ni son los suficientemente sostenibles”, apunta.
En este sentido, Camiña defiende que la educación financiera tiene un papel fundamental para poder llevar una mejor gestión de nuestras finanzas personales y, sin duda, en el aumento de la inversión. Una importancia que incluso aumenta en el caso de la inversión sostenible “al ser productos con unas características muy concretas que debemos analizar antes de dar el paso y depositar en ellos nuestro dinero, como son la diversificación, la percepción y gestión del riesgo y la emocionalidad del mercado”, explica.
Respecto al apetito del minorista por la inversión sostenible, Camiña considera que la pandemia nos ha hecho darnos cuenta de que debemos poner de nuestra parte para mejorar nuestra sociedad y el planeta. “Las personas cada vez somos más consciente de que con pequeños gestos o cambios podemos marcar una tendencia muy positiva para el futuro. Si hablamos de inversión, sin duda la inversión de impacto es una manera de contribuir a crear ese futuro mejor para todos, y a cambio estamos obteniendo también un beneficio personal en forma de rentabilidad. Por eso, creemos que la inversión sostenible es el futuro”, sostiene.
Vías para invertir de manera sostenible
Los inversores quieren hacerlo y estas son algunas de las opciones que los inversores minoristas pueden aprovechar si quieren contribuir en la construcción de un mundo más sostenible. Según explica la CNMV en un documento sobre las finanzas sostenibles, estas permiten el diseño de distintos productos financieros que fomentan el desarrollo sostenible y tratan de equilibrar rentabilidad y sostenibilidad. Actualmente podemos encontrar, entre otros:
Fondos de inversión que aplican criterios ASG: son instrumentos de inversión y ahorro (instituciones de inversión colectiva) que incluyen criterios ESG en su política de inversión. Esta política de inversión está definida en el folleto o DFI (Documento con los Datos Fundamentales para el Inversor).
Planes de pensiones sostenibles: aquellos planes de pensiones que invierten teniendo en cuenta los criterios ESG.
Fondos de inversión solidarios: son instituciones de inversión colectiva que ceden una parte de la comisión de gestión a determinadas entidades benéficas o no gubernamentales.
Bonos verdes: son emisiones de deuda pública o privada, emitidos a medio y largo plazo para financiar proyectos respetuosos con el medio ambiente o que persiguen mejoras de tipo social.
Acciones: a través de las acciones podemos invertir directamente en empresas que integren los criterios medioambientales en su modelo de negocio o desarrollen actividades que contribuyen a la mejora, la protección y el cuidado del medio ambiente.
A parte de los vehículos existentes, también hay muchos enfoques establecidos que los inversores profesionales ponen en práctica en los distintos vehículos de inversión. Se diferencian principalmente por la dirección del impacto, según explica Roland Rott, CFA y director de investigación de inversión sostenible y ESG del Grupo La Française.
Impacto financiero: los inversores se centran en la gestión del riesgo financiero material que el cambio climático supone para el valor de los activos. Para cuantificar este riesgo, los inversores utilizan herramientas y metodologías existentes y nuevas, por ejemplo, calculan el valor en riesgo climático de su cartera.
Impacto en el mundo real: los inversores tienen en cuenta cómo las actividades de las empresas en las que invierten afectan al cambio climático. El análisis de las actividades de las compañías ayuda a comprender si son parte del problema, de la solución o de ambos.
Sin embargo, no son excluyentes y la perspectiva que combina el impacto financiero y el impacto en el mundo real se denomina «doble materialidad». “Para la mayoría de los inversores, la integración del cambio climático en la toma de decisiones tiene que ver fundamentalmente con la gestión del riesgo. Las empresas que se encuentran en el lado equivocado de la transición hacia la reducción de las emisiones de carbono y las que no realizan la transición con la suficiente rapidez conllevan un mayor riesgo de inversión”, aclara Rott.