La industria de gestión de activos está alcanzando su madurez. En la actualidad, se gestiona un volumen cercano a los 100 billones de dólares en activos invertibles, con un posicionamiento en activos de riesgo muy superior al que era necesario hace unos años para obtener rendimientos similares. De estos activos, un 80% es gestionado por inversores institucionales: fondos soberanos, fondos de pensiones y fondos mutuos, mientras que hace 25 años, este porcentaje era tan solo un 35%.
Además, la cadena de gestión de activos es ahora mucho más larga, la proporción de inversores que compran acciones en directo en mucho menor que en el pasado. Estas son las algunas de las conclusiones que Carol Geremia, presidente de MFS Investment Management y responsable de la división de distribución global de la gestora, compartió durante la celebración del 2019 MFS Americas Advisor Investment Forum en Miami. Asimismo, habló sobre la necesidad de alinear los intereses de gestores y asesores con los de los inversores y de los peligros de una mentalidad cortoplacista.
El desalineamiento
El negocio está ahora altamente intermediado por gestores de activos, asesores, consultores o inversores institucionales, pero a pesar de la profesionalización de la industria, los inversores sienten que hay una desconexión entre sus intereses y los de sus gestores.
“Estoy en contacto con muchos inversores de diferentes mercados a nivel global, desde los grandes fondos de pensiones, fondos soberanos y asesores. El mercado ha madurado y se ha convertido en un mercado global que ciertamente atraviesa un gran número de amenazas, tal y como oímos a diario en las noticias. Pero, creo que aquí estamos perdiendo un punto de vista importante. En primer lugar, los inversores no están sincronizando con la gestión activa. Ciertamente el debate entre la gestión pasiva y activa no es tan relevante y se están perdiendo oportunidades de hablar con los inversores sobre el desalineamiento de intereses. Hemos perdido la referencia. Lo verdaderamente importante es el resultado en el largo plazo y se ha pasado a medir únicamente los datos en el corto plazo, dando una falsa sensación de comodidad, cuando en realidad se está incrementando el riesgo y se está ampliando la distancia con la inversión responsable”, explicó Geremia.
“Necesitamos cambiar de conversación y dejar de tratar de forma independiente la importancia de los factores ESG y la sostenibilidad. Está todo conectado y ligado al futuro de la gestión de inversiones”, añadió.
En ese sentido, Geremia argumentó que se están perdiendo muchas oportunidades por causa de la falta de comunicación y diálogo para evitar el desalineamiento. Pero ¿por qué surge? Hay muchos motivos y muchas partes de la industria están involucradas, empezando por los bajos niveles de tipos de interés en el mercado. Pero quizá el ejemplo más obvio de desconexión se dé en la falta de alineación entre el horizonte temporal de los gestores y de los inversores.
La mayoría de los gestores activos buscan generar un alfa consistente durante un ciclo completo del mercado. Sin embargo, las métricas utilizadas para medir la pericia del gestor y el significado de un ciclo completo del mercado son pocas veces discutidos cuando se gestionan los objetivos de inversión.
“Medido de pico a pico o de valle a valle, la industria suele anclar un ciclo completo del mercado en 3 o 5 años, pero en realidad, podemos afirmar que, después de realizar varios estudios, se ha observado que ese estimado es en realidad la mitad de un ciclo de mercado. Si se examinan los últimos 100 años, un ciclo completo del mercado se define en un rango de entre 7 y 10 años. La mayoría de los inversores suelen afirmar que un ciclo está anclado entre los 7 y 10 años, pero su tolerancia a unos rendimientos por debajo del índice está anclada en los 3 años”.
Los peligros de una mentalidad cortoplacista
Según la opinión de Carol Geremia, el cortoplacismo adoptado por los mercados es una cuestión aterradora para los inversores. En el pasado, con un fondo balanceado, se podía obtener un rendimiento anual cercano al 7,5%. En la actualidad, para obtener ese rendimiento los inversores deben tomar 7 veces la misma cantidad de riesgo, por no mencionar la complejidad de los vehículos que se necesitan para obtenerlo.
“Debido a que las tasas de interés han estado en niveles muy bajos por mucho tiempo, todos los inversores hemos buscado un mayor rendimiento en activos de más riesgo. Pero nos hemos olvidado de que cuando tomas un riesgo, la mejor manera de gestionarlo es entendiendo su horizonte temporal. En las conversaciones con los clientes hablamos de la necesidad de tener una mentalidad a largo plazo, pero nadie la define correctamente”.
La asignación de activos
En un contexto donde todos los actores están tomando más riesgo y adoptando una mayor complejidad en sus inversiones, mantener una conversación con los inversores sobre la asignación de sus activos no es una tarea fácil. Así, Geremia expuso la existencia de cuatro cestas de riesgo. La primera, la cesta de la beta “a granel”, donde se encuentran los ETFs, los fondos indexados y los fondos de inversión por factores, es decir, la inversión pasiva. Una segunda cesta contiene los vehículos de alfa líquida, que comprende los fondos mutuos y la gestión activa tradicional. Una tercera, con los vehículos de alfa ilíquida, entre los que se encuentra el private equity, la inversión en infraestructuras, bienes inmuebles y hedge funds. Por último, una cuarta cesta, contiene la inversión ESG, con vehículos de inversión responsable en el largo plazo.
“La mayoría de los inversores me comentan que la razón por la que optan por la inversión pasiva frente a la activa, a parte del precio de las comisiones, es que no se les proporciona el tiempo necesario para obtener un buen desempeño en los mercados”, informó.
Por otro lado, con la idea de aumentar la diversificación, también se ha incrementado enormemente la inversión en activos alternativos, pero la experta de MFS advierte que no hay que olvidar que los activos alternativos son un alfa ilíquida.
“Los activos alternativos son una manera de extender el horizonte de inversión, pero a cambio se renuncia a la liquidez, por eso existe una prima de rendimiento. Si estos puntos no son discutidos con los inversores habrá una enorme decepción a futuro, tanto por haber renunciado a los rendimientos superiores de la gestión activa tradicional como por haber infravalorado la importancia de la liquidez”, explicó.
“Por último, es necesario tener una conversación sobre inversión sostenible con los inversores institucionales. Los clientes dejarán de preguntar cuánto dinero se ha obtenido para preguntar por cómo ha sido obtenido”, concluyó.