Anoten esta palabra: BOPREAL. Acrónimo de Bono para la Reconstrucción de una Argentina Libre, una historia que acaba de empezar con el mandato del nuevo presidente argentino, Javier Milei, y que puede terminar en el enésimo default, o quizá, en una nueva etapa que lleve al levantamiento del control de cambios.
En realidad, el nombre de este nuevo instrumento de deuda es pomposo, ya que sólo está pensando para los importadores, se trata de “un bono que emite el BCRA al cual sólo podrán suscribir aquellas personas físicas o jurídicas que tengan deudas pendientes con el exterior por la importación de bienes con despacho aduanero anterior al 12 de diciembre de 2023 o servicios efectivamente prestados con anterioridad a dicha fecha”.
Pero a largo plazo, la apuesta es que el BOPREAL llegue al mercado secundario y se intercambie con éxito.
En una nota a sus clientes y lectores, los analistas de Schroders, una de las gestoras más antiguas y continuas en su permanencia en Argentina, ofrecen contexto: “El objetivo central de estos instrumentos es tratar de ordenar el flujo deudor de los importadores de modo tal que no se genere una avalancha de demanda de dólares ante un eventual levantamiento de los controles cambiarios”.
Las tripas del BOPREAL son complejas, sólo aptas para expertos: su relación con el dólar, sus plazos, los incentivos fiscales… En definitiva, con mucha precaución, Schroders señala que “dadas las condiciones de mercado actuales, vemos atractivo participar en las licitaciones primarias del BOPREAL 2027”.
Los inversores que no sean importadores podrían acceder al BOPREAL en el mercado secundario, pero, para este segmento, la gestora piensa que todavía quedan algunas incógnitas por resolver. Estas incógnitas podrían afectar la demanda del bono en el mercado secundario y son las siguientes:
- Emisión total del BOPREAL (y, consecuentemente, su liquidez).
- Impacto en la posición en dólares de los Fondos Comunes de Inversión con cuota en pesos.
- Posibilidad de que los bancos agreguen el BOPREAL a sus carteras sin afectar la posición de contado en moneda extranjera.
Por su parte, Adcap Grupo Financiero analiza “los tres riesgos de BOPREAL” en uno de sus documentos orientado a los importadores.
“Con este instrumento, el Central ofrece acceso a reservas futuras provenientes del superávit comercial. El dato de inflación de 25,5%, menor a la esperada, soporta la tesis de que el BCRA podrá seguir acumulando reservas sin un nuevo salto cambiario”, dicen desde la firma.
Pero las paridades de los bonos podrían caer en un par de escenarios: un nuevo atraso del tipo de cambio generando menor superávit comercial, que el Tesoro siga teniendo acceso a las Reservas del Central a través de Letras Intransferibles, como se hizo la semana pasada para el pago de deuda. En este sentido, la idea del «mejor emisor» quedaría cuestionada, por último, que la liquidez sea baja, ya que, según Adcap, “las primeras licitaciones fueron chicas y todavía no queda claro que tanta liquidez tendrán estos títulos en el mercado secundario.
Según Martín Polo, estratega jefe de Cohen, las licitaciones del BOPREAL vienen jugando un papel determinante en la brecha de cambio, pues a niveles bajos pierden atractivo y a niveles elevados son más atractivos.
En las primeras emisiones “la lección es que el dólar cable debe operar a un costo similar con el que un importador puede hacerse de dólares vía licitación. Para esto, será clave la cotización del bono en el mercado secundario, que determina cuántos dólares se consiguen por cada peso suscrito, pero sigue siendo una incógnita (esta semana se operaron tan solo 5.000 dólares a 80 dólares)”.
La clave está en las dudas de los importadores sobre la paridad que ofrecerá el nuevo bono. El título emitido por la autoridad monetaria para empezar a despejar el stock de deuda comercial de los importadores, que asciende a 62.000 millones de dólares, aparece como esencial para levantar el control de cambios en Argentina.