En tiempos turbulentos, la capacidad para anticipar y adelantarse a movimientos del mercado puede ofrecer ventajas significativas. A continuación, expertos de BNY Mellon Investment Management consideran algunas de las ventajas de los fondos gestionados de forma activa.
#1: El poder del crecimiento compuesto
A medida que los inversores recurren de forma creciente a las acciones que reparten dividendo como fuentes de renta, las gestoras activas pueden jugar un papel seleccionando empresas con políticas favorables para los accionistas o inclinadas hacia los dividendos, y evitando a aquellas susceptibles de plantear mayores riesgos. Nick Clay, gestor de renta variable global de reparto en Newton, explica que las acciones con dividendo pueden ofrecer niveles de renta significativamente superiores a los de los bonos y el efectivo, pero afirma que los inversores no han aplicado a menudo este enfoque. Esto quizá se deba a que la renta variable se ha asociado tradicionalmente con unos ingresos volátiles, y a la percepción de que el potencial de crecimiento de tal estrategia podría ser limitado.
“No obstante”, comenta Clay, “si uno se concentra en empresas con un enfoque disciplinado de asignación del capital, una estrategia de renta variable de reparto puede proporcionar rentabilidades relativamente estables y protección adicional del capital en mercados bajistas, así como la perspectiva de niveles atractivos de revalorización a largo plazo. La clave, por supuesto, es ser sumamente críticos en nuestra selección de valores».
#2: Las ventajas de la diversificación
Los gestores activos pueden asignar capital a distintos tipos de valores, con objeto de construir carteras bien diversificadas, capaces de ayudar a minimizar muchos tipos de riesgos y mantener las rentabilidades de inversión. En palabras de Iain Stewart, líder de inversión del equipo Real Return de Newton, «todo apunta a que la diversificación seguirá siendo deseable en el futuro próximo, pero las correlaciones entre clases de activos pueden variar de forma muy pronunciada con el tiempo. De este modo, es probable que las ideas preconcebidas y los enfoques basados en modelos de rentabilidad histórica se vean cuestionados. En nuestra opinión, las estrategias deben ser lo suficientemente flexibles como para acomodar variaciones muy significativas en la distribución de los activos en cartera, pero sobre todo, para concentrarse en características muy específicas (como por ejemplo regiones y sectores particulares) dentro de cada clase de activo».
Stewart destaca cómo la estrategia Real Return está estructurada en torno a un núcleo estable de activos generadores de rentabilidad predominantemente tradicionales, rodeado de una capa aislante de activos estabilizadores. Los primeros son capaces de generar capital y renta, y los segundos se emplean para cubrir riesgos percibidos e intentar amortiguar la volatilidad. “Este diseño asimétrico trata de maximizar el potencial al alza cuando suben los mercados, limitando los riesgos de caída en fases bajistas”, añade.
#3: La renta fija ha evolucionado
Los mercados de renta fija de hoy en día son distintos a los de hace 40 años, y el enfoque “universal” tradicional podría haber dejado de tener sentido. Ahora más que nunca, los gestores de deuda tratan de generar rentabilidad tomando decisiones activas sobre sectores, duración, vencimiento, divisas y exposiciones a países concretos.
Este es el caso de Paul Brain, jefe de renta fija en Newton, que comenta: “Todavía existe una divergencia significativa y aprovechable entre los distintos mercados de renta fija. Las expectativas de mayor crecimiento económico del pasado año han creado un entorno de mercado propicio para un repunte del crédito high yield y para la volatilidad de la deuda pública. Esta situación es la opuesta a la de 2015, cuando los problemas de crédito que afectaban al sector de la energía en Estados Unidos hicieron que la deuda privada se rezagara. Las fluctuaciones del trasfondo político y monetario continuarán dictando estos cambios de rumbo del mercado, y es aquí donde los inversores ágiles pueden encontrar oportunidades”.
#4: Los gestores activos pueden influir en las empresas en las que invierten
Las cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas inglesas) pueden tener un impacto considerable en la valoración de una empresa. Los gestores activos pueden intentar mitigar el riesgo asegurándose de que las empresas protegen los intereses de los accionistas minoritarios y evitan daños a su reputación.
Según Rob Stewart, jefe de inversión responsable en Newton, “los inversores y otros grupos de interés prestan una atención creciente no solo al hecho de que una empresa gane dinero, sino a cómo lo hace. Para nosotros, invertir de forma responsable equivale a invertir mejor, dada nuestra creencia de que las empresas gestionadas de forma responsable están mejor colocadas para lograr una ventaja competitiva sostenible y proporcionar un crecimiento sólido a largo plazo a nuestros clientes».
#5: La respuesta a la volatilidad
Los mercados tienden a ser cíclicos, con momentos clave marcados por picos de volatilidad. Aunque el índice VIX ha mostrado una evolución relativamente moderada en los últimos años, esto puede cambiar. Y tal como muestran el gráfico y la tabla siguientes, la volatilidad puede tener un efecto duradero en las rentabilidades a largo plazo. Chris Hazelton, estratega de BNY Mellon Investment, explica que una cartera con exposiciones gestionadas de forma activa entre valores poco correlacionados puede ayudar a reducir el impacto de la volatilidad general sobre una inversión, y a lograr rentabilidades superiores en el largo plazo.
#6: Entender la diferenciación en los mercados emergentes
No todos los mercados emergentes son iguales, y la capacidad de elegir economías bien gestionadas frente a otras que se enfrentan a obstáculos macroeconómicos puede significar la diferencia entre una rentabilidad positiva y una pérdida.
En palabras de Naomi Waistell, gestora en el equipo de renta variable emergente y asiática de Newton, «el término «mercados emergentes» es una forma cómoda de referirse a la clase de activo, pero nosotros hacemos hincapié en la idea de que estos mercados no deberían tratarse como una sola entidad. De hecho, el equipo mantiene una previsión cada vez más diferenciada y divergente para las economías emergentes; los inversores deberán identificar a las más potentes (aquellas con superávits presupuestarios y por cuenta corriente, reservas de divisas, programas de reforma y un liderazgo sólido) frente a las más débiles (como por ejemplo las que ya se han beneficiado de auges de materias primas o de ciclos crediticios prolongados). Dentro de las economías fuertes, nuestro objetivo es identificar a las mejores empresas, aquellas que en nuestra opinión generarán las mayores rentabilidades en un plazo de cinco años».
#7: Identificar los riesgos políticos
Especialmente en los mercados emergentes, muchas de las compañías cotizadas de mayor tamaño tienen niveles elevados de participación estatal o están controladas de forma considerable por oligarcas o gobiernos.
Analizando en profundidad los datos de propiedad del capital, los gestores activos pueden intentar adaptar las exposiciones para mitigar los riesgos potenciales asociados con este tipo de participaciones. Este es el enfoque adoptado por Rob Marshall-Lee, gestor en la estrategia de mercados emergentes de Newton, que ha evitado invertir en petroleras rusas y en bancos chinos debido a su priorización de los intereses del Estado: “Nos hemos mantenido alejados de las entidades chinas, por ejemplo, conscientes de que en momentos difíciles, los accionistas minoritarios son la última de sus preocupaciones. De modo similar, debemos ser muy conscientes de los problemas que plantea una gran participación de una familia o un oligarca en el capital de una empresa”, explica.