¿Constituye la búsqueda de empresas superestrella entre tecnológicas disruptivas, innovadores de consumo y small caps una búsqueda de lo obvio? ¿O tiene más sentido concentrarse en compañías sostenibles en ambos sentidos del término, como entidades responsables y como valores con una evolución sólida? BNP Paribas Asset Management responde en un artículo de su campaña “Investigator Series”.
La disyuntiva entre el superestrellato y la sostenibilidad
“Nuestra meta es invertir en empresas con modelos de negocio sostenibles”, asegura la gestora al apuntar que, aunque las superestrellas pueden ser sostenibles, las firmas más pequeñas también. “Por ejemplo, con frecuencia invertimos en compañías jóvenes que todavía no han alcanzado el liderazgo de mercado o la proporción de beneficio que suele asociarse con una superestrella, pero que, en nuestra opinión, podrían lograrlo en el largo plazo”.
En ese sentido, hace hincapié en que, aunque el tamaño puede aportar economías de escala y más oportunidades de interacción, también conlleva riesgos como gastos generales insostenibles, burocracia, ineficiencia y falta de agilidad. Por eso también invierte en empresas que, pese a no ser muy grandes en términos de ingresos o capitalización bursátil, dominan un nicho de mercado y, por ende, “son capaces de generar rentabilidades positivas y sostenibles sobre su capital invertido por encima de su coste de capital”.
Según BNP Paribas AM, los minoristas gigantes y las cadenas de suministro globales han puesto a muchos negocios tradicionales de la antigua economía entre la espada y la pared. En este contexto, las empresas de menor tamaño que han sobrevivido son aquellas que no han podido ser socavadas por minoristas centralizados o proveedores globales.
Estos “supervivientes” de menor tamaño brindan una experiencia minorista especializada, ofrecen un producto nicho o se concentran en un segmento particular del mercado que otros no pueden alcanzar. “Pese a ser muy rentables y crear valor, estas compañías nunca se considerarían superestrellas desde una perspectiva global, pero con el tiempo pueden generar rentabilidades significativas para sus accionistas”, apunta.
Resiliencia fundamental
Para descubrir a estas empresas prometedoras, la gestora emplea un análisis fundamental de valores llevado a cabo por especialistas sectoriales, en busca de empresas sostenibles con ventajas competitivas duraderas que cotizan con valoraciones atractivas. “Debemos destacar que no todas las empresas superestrella satisfacen nuestros criterios de valoración. Tratamos de invertir en compañías que ofrecen valoraciones atractivas respecto a sus homólogos y a su propio historial de contratación, pero también en términos absolutos; por ejemplo, en base al valor de sus activos”, señala.
En otras palabras: para BNP Paribas AM, la sostenibilidad va más allá de los factores o criterios ESG e incluye perspectivas financieras, económicas y estratégicas. En este sentido, “una empresa sostenible tiene un modelo de negocio resistente, en virtud de un ancho ‘foso económico’ basado en ventajas competitivas procedentes de innovación o propiedad intelectual, diferenciación de producto, poder de mercado, activos únicos, una marca distintiva o barreras de entrada”, afirma.
Además, a su juicio, la resiliencia procede de un balance sólido, una estrategia de negocio prudente y una oportunidad de mercado considerable o creciente. Desde una perspectiva ESG, una empresa sostenible debería, como mínimo, no causar daños y, preferiblemente, contribuir de forma positiva a objetivos medioambientales, sociales y de buen gobierno, añade la gestora.
Small caps, innovadores de consumo y disruptores técnicos
¿Dónde se pueden encontrar candidatos prometedores? “Sin duda, entre las empresas de pequeña capitalización, pero también en sectores como el de la innovación en consumo, marcados por temas seculares de ámbito global como el crecimiento y el envejecimiento de la población”, responde BNP Paribas AM. Los candidatos pueden proceder de industrias tan variadas como las ciencias biológicas, la computación en la nube, la inteligencia artificial, la robótica o la salud.
De hecho, mucha innovación tiene lugar en empresas de pequeña capitalización y de capital privado. No obstante, muchas compañías superestrella tienen la voluntad -y los medios- para innovar. “Este es uno de los motivos por los que creemos que las inversiones en innovación y disrupción deberían estar distribuidas entre distintas capitalizaciones de mercado”, insiste.
Diversificar: las superestrellas (de cualquier tamaño) no lo son para siempre
Según la gestora, esto también tiene sentido desde un punto de vista histórico: “Diversos estudios han encontrado cierta rotación entre las empresas superestrella, lo cual puede ser reflejo del fenómeno por el que los cambios sociales siempre dan pie a una rotación natural entre las compañías más rentables”.
El superestrellato no es garantía de éxito a largo plazo, ya que la innovación disruptiva puede cambiar radicalmente el paisaje y crear oportunidades para nuevas empresas. “De ahí nuestra concentración en la sostenibilidad y nuestros esfuerzos por evitar a potenciales ángeles caídos, reevaluando continuamente las características fundamentales de los modelos de negocio sostenibles y resistentes de compañías de cualquier tamaño”, sentencia.