Will Landers, gerente senior de portafolio para los fondos de renta variable de América Latina de BlackRock, opina que la rápida expansión del mercado de instrumentos de inversión en bienes raíces de México, así como la reducción en los activos disponibles empiezan a convertirse en motivo de preocupación.
Landers comentó en el marco del Summit de Reuters sobre Inversión en América Latina este jueves que la mayor competencia por activos disponibles podría convertirse en un problema. «A medida que más empresas se capitalicen, habrá más competencia por los activos que todos están tratando de comprar. Hay una disponibilidad limitada de activos que pueden buscar, así que las tasas de capitalización definitivamente van a bajar», agregó.
En cuanto a su perspectiva sobre México, Landers comentó: «Hemos tenido un año, más o menos ahora en México en el que las cosas se han estado moviendo en la dirección correcta de una manera muy ágil». Sin embrago, mencionó que el reciente «leve bache» registrado por la economía del país es un motivo de preocupación. «Por dos trimestres seguidos muchas de las empresas mexicanas grandes no han cumplido expectativas y con abril sin mostrar muchos signos de recuperación hay algún riesgo de que el segundo trimestre será más débil que lo esperado», concluyó.
Actualmente hay cinco fibras en México, pero los expertos esperan que en los próximos meses salgan al mercado otras diez más. Estos vehículos sólo pueden invertir en bienes raíces en México y al menos 70% de los activos de la fibra deben de estar invertidos en bienes raíces destinados al arrendamiento. Además, las propiedades en manos de la fibra no deben de ser vendidas durante los primeros cuatro años después de su adquisición o termino de construcción.
Los Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces (Fibra) de México, equivalentes a los Real Estate Investment Trusts (REIT) de Estados Unidos, de los cuales ya hay cinco en el mercado y se esperan nuevos lanzamientos en el corto plazo, estructuran carteras de inmuebles comerciales que pagan a los inversionistas un 95% de su utilidad fiscal, por lo que deben recurrir frecuentemente al mercado para financiar su expansión.