El sector financiero se enfrenta a múltiples retos, de orden financiero, tecnológico, regulatorio, reputacional y social, según analizaron Jordi Gual, presidente de CaixaBank, y José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, en el marco del curso ‘Las finanzas sostenibles y su importancia en el futuro de la economía’, organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), y que se celebra en la Universidad Menéndez Pelayo (UIMP), en Santander.
Tras reflexionar sobre la evolución del sector financiero español, que respondió a la crisis desde varios niveles –con menos entidades, que han pasado de 61 a 13 debido a la desaparición de las cajas de ahorros, y algunas fusiones-; y menos capacidad instalada, en forma de menos oficinas y empleados-, y recibió más tarde aportaciones de capital, privado y público, el presidente de Bankia defendió el rescate, pues “permitió asegurar los ahorros de los ciudadanos y restablecer el crédito; sostuvo la estabilidad financiera del sector bancario y de la economía; apoyó a los hogares y empresas a través de refinanciaciones; y evitó el contagio.
Una regulación homogénea
Sobre los retos actuales, destacó tres: la reputación y la imagen de la banca, el desafío que supone el cambio de hábito de los clientes y la revolución tecnológica, y el reto de la rentabilidad. Y se centró en este último, complejo en un entorno de tipos bajos y grandes gastos debido a la regulación: “Una cuarta parte de la inversión en sistemas está destinada al cumplimiento de la regulación, que además está en permanente cambio, lo que exige una continua adecuación por parte de las entidades y esto genera altos niveles de incertidumbre no solo a los gestores sino también a los inversores”, dijo. Por eso defendió estabilizar la regulación: “Es importante que estabilicemos la regulación 10 años tras la crisis. Es clave que todos los actores tengamos idéntico tratamiento, sin discriminación, porque lo contrario genera arbitrajes regulatorios desestabilizadores del sistema”.
Y hablaba en concreto de dos tipos de actividades: en primer lugar, en el mundo de financiación, el shadow banking representa el 40% de la financiación europea, con private equity y préstamos apalancados en máximos históricos (en EE.UU. alcanzan el mismo volumen que las hipotecas subprime y ahora los bancos están más regulados pero el shadow banking sigue sin estarlo). En segundo lugar, la regulación afecta al mundo relacionado con las bigtech y startups, como los medios de pago y cuyo impacto será creciente en el futuro. Además, la regulación es más compleja en Europa que en EE.UU.
“Como no tenemos capacidad de maniobra sobre tipos ni regulación para mejorar la rentabilidad de la banca, el sector se plantea enfrentarse a fusiones transfronterizas como mecanismo para mejorar la rentabilidad de los bancos europeos. Pero cualquier proceso es muy complejo, y existen pocos incentivos regulatorios por razones de capital y cuentas de resultados”, añadió. En el caso de las fusiones domésticas, apostillaba que igualmente tienen cargos que dificultan su implementación, si bien “es cierto que aquí las sinergias son mucho más evidentes”.
En el caso de Bankia, afronta estos retos con mayor fortaleza de capital y eficiencia, y elevando su cuota en actividades más allá de las hipotecas, como los fondos (que han pasado del 5,44% en 2015 al 6,63% en el primer trimestre de 2019), la banca seguros vida o las tarjetas, para incrementar comisiones.
CaixaBank: los retos de la transformación digital y la reputación
Por su parte, Jordi Gual, presidente de CaixaBank, habló de dos retos fundamentales: la transformación digital y la revolución de los datos (“un cambio estructural en nuestra economía y también en el sector, que afecta a cuestiones de competencia y privacidad y al uso de los datos de todos los agentes económicos”), y la reputación de la banca y las entidades responsables y comprometidas con el entorno.
Sobre el primer tema, habló de las plataformas digitales (“podemos competir contra estas plataformas con el uso responsable de los datos de nuestros clientes”) y de las fintech, “que escogen nichos de mercado, y gozan de ventajas del desarrollo de la nube (accediendo a la industria sin grandes inversiones)”. En su opinión, “los bancos han reaccionado de manera ágil ante el reto de las fintech y han hecho un esfuerzo por desarrollar la estrategia digital con los clientes, mejorando su experiencia y colaborando con los entrantes fintech; hemos entrado en una fase de colaboración y beneficio mutuo”. Pero con las bigtech el tema es algo diferente: “Si estas empresas decidieran entrar en el mercado provocarían una importante transformación del sector porque el potencial de las plataformas digitales es muy alto”.
Sobre la reputación de los bancos, dañada, indicó que “la única forma sostenible de mejorar su reputación es ser entidades comprometidas ética y socialmente con su entorno. La sociedad demanda que tengamos entidades financieras socialmente responsables (que eviten el cortoplacismo y tengan una visión a largo plazo para sus objetivos estratégicos, pues un sesgo cortoplacista es especialmente nocivo en este sector)”, dijo. “Necesitamos entidades que se preocupen de todos los grupos de interés, con un modelo stakeholders versus un modelo tradicional de maximización de valor para el accionista. Un modelo que no solo persiga incrementar el patrimonio de sus propietarios sino que se preocupe de empleados, clientes… y la sociedad en su conjunto”. En definitiva, “evitar el cortoplacismo y optar por una estrategia de grupos de interés es fundamental para mejorar estrategia de negocio y reputación de la banca”.
Gual destacó sus labores de función social directa, educación, inclusión financiera… y su capacidad de dar micropréstamos con objetivos sociales. También habló de la lucha contra el cambio climático, con la reducción del impacto directo de sus operaciones (“compensamos el 100 por 100 de la huella de carbono”) y la apuesta por la financiación de proyectos sostenibles y el cumplimiento de los PRI de la ONU. “Nuestro sector se enfrente a enormes retos, como el tema de los datos pero los esfuerzos pueden ser baldíos si no combatimos la mala reputación del sector: es clave contar con empresas que desarrollen una función social que va más allá del puro negocio”, apostilló.