En diciembre, la Comisión Clasificadora de Riesgo (CCR) chilena aprobó cuatro fondos de la gestora italiana Azimut, entre ellos el fondo AZ Funds 1 Hybrid Bonds, un fondo de renta fija que invierte exclusivamente en deuda subordinada de empresas con grado de inversión. Teniendo en cuenta el entorno de bajos tipos de interés que se está viviendo a nivel global, la deuda subordinada se presenta como una alternativa en la que los inversores pueden obtener unas rentabilidades potencialmente más altas, sin tener que aumentar la duración de la cartera o aumentar significativamente el riesgo crediticio.
AZ Funds 1 Hybrid Bonds
El fondo AZ Funds 1 Hybrid Bonds es distribuido en Chile por la filial del grupo en el país, AZ Andes. El fondo fue lanzado en 2013 y cumple con la normativa UCITS, ofreciendo liquidez diaria a sus inversores.
En el tercer trimestre de 2015, el fondo contaba con 1.450 millones de euros en activos bajo gestión invertidos en 112 diferentes emisiones de bonos híbridos y 70 emisores, con una exposición del 2,5% por emisor (el fondo puede llegar a alcanzar un máximo del 4% de exposición por emisor).
El fondo excluye aquellas emisiones de bonos convertibles contingentes o CoCo’s, emitidos por entidades financieras, que son más complejos de valorar e implican mayor exposición de riesgos para el inversor, incluso el riesgo de conversión a equity. El fondo tiene un mayor posicionamiento geográfico en Europa, especialmente en compañías alemanas, francesas y holandesas.
El mercado de bonos híbridos
A finales de 2015, el mercado de bonos híbridos alcanzaba un volumen de 150 billones de dólares, siendo los principales países emisores en Europa, Alemania, Francia y Países bajos. En la actualidad, existen más de 300 empresas que emiten deuda subordinada en más de 30 países diferentes. Se espera que, en 2016, el volumen aumente hasta los 200 billones de dólares.
Para que una entidad pueda emitir bonos híbridos, ésta tiene que contar con una calificación de grado de inversión por parte de las agencias de rating. La empresa no puede emitir más del 15% del valor de la compañía, entendido como la suma de su deuda y capital propio. Las agencias de rating suelen considerar este tipo de bonos como 50% deuda y 50% recursos propios, los emisores pueden emitir deuda protegiendo su riesgo crediticio y aumentando sus recursos propios de una forma más efectiva y menos costosa, de ahí el atractivo para las emisoras.
Los bonos híbridos suelen ser bonos perpetuos, o con una fecha de vencimiento lejana en el tiempo, pero tienen un call a 5, 7 o 10 años. Si la empresa emisora no ejecuta el call, el cupón del bono se convierte en variable (swap más un spread generalmente muy alto) y pierden su condición de ser considerados como 50% capital propio por la agencia de rating.
Los bonos híbridos, por su condición de deuda subordinada, reciben generalmente 2 o 3 notches menos de clasificación que la entidad emisora, pudiendo llegar a recibir la calificación por debajo del grado de inversión en el caso en el que el emisor se encuentre en la frontera entre la deuda de grado de inversión y la especulativa.
La principal ventaja de la deuda subordinada es su posicionamiento como complemento a la deuda high yield y a la deuda de grado de inversión. El diferencial entre un bono híbrido y un bono tradicional con vencimiento cercano a la fecha del call del híbrido de la misma compañía, hoy en día está entre 4% y el 5%, nivel históricamente alto, por lo que resulta muy atractivo.