El éxito en la administración de activos lleva a un dilema de sobra conocido por la industria: cómo deben manejarse los incrementos en los activos manejados (AUM) al tiempo que se sigue generando alfa para los clientes.
El crecimiento de los activos bajo gestión puede dificultar la implementación de una estrategia al imponer determinados costes e impedimentos, como por ejemplo, problemas de liquidez, costes transaccionales potencialmente mayores y necesidades crecientes de dar servicio al cliente, al tiempo que se asegura el seguimiento de la estrategia. La diversificación del negocio a través de múltiples estrategias y equipos de inversión es otra consideración importante a la hora de evaluar la capacidad de estrategias de inversión individuales. Según un estudio publicado este mes de abril por MFS, esto es clave a la hora de asegurar un modelo de negocio sostenible, que a su vez impacta en el rendimiento individual de cada producto.
La capacidad puede manejarse de diversas formas, incluyendo el cierre del producto a nuevos suscriptores, que está diseñada para proteger los intereses de los clientes ya existentes, limitando los flujos de entrada futuros. En este caso, el estudio se refiere no solo a los clientes en esa estrategia sino también a los de otras estrategias cuyo portafolio pueda solaparse a la estrategia cerrada. La preservación de la capacidad de generar alfa para los clientes ya existentes es, en opinión de MFS, el núcleo de la gestión de capacidad de una gestora. Es en este contexto en el que MFS integra la gestión de capacidad entre los componentes de manejo de riesgo de un producto.
Si bien existe un cierto consenso entre las administradoras de fondos sobre la necesidad de cerrar productos a nuevas suscripciones por razones de capacidad, hay muy poco consenso sobre cómo debe medirse la capacidad. Existen varios estudios académicos que ofrecen herramientas cuantitativas para determinar la capacidad máxima de una estrategia; sin embargo, estos enfoques son muy sensibles a las hipótesis de partida, y ninguna herramienta tiene la respuesta definitiva. La capacidad de una estrategia no solo es difícil de medir, sino que también depende de las condiciones actuales del mercado y de las características concretas de cada estrategia.
Determinadas clases de activos tienen mayores problemas de capacidad que otros. Los portafolios que invierten en grandes valores de renta variable EE.UU. tienen una capacidad significativamente superior a la de los portafolios que invierten en small caps, o los que invierten en mercados emergentes. Los portafolios muy concentrados (por ejemplo los que se componen de 20 valores), generalmente tienen menos capacidad que los que están más diversificados, aunque también dependerá de la liquidez de los valores que se incluyan en el portafolio. Por su parte, los portafolios con más rotación (turnover) necesitan mayor liquidez y por tanto tienen menos capacidad que los portafolios con menor rotación, que pueden esperar pacientemente a negociar sus posiciones durante periodos más largos. Según el estudio, debe tenerse en cuenta que todos estos factores interactúan entre sí y además las condiciones del mercado cambian por lo que las características del portafolio deben examinarse detenidamente antes de sacar conclusiones generales sobre capacidad.
En este white paper, MFS detalla su enfoque sobre cómo manejar la capacidad de los portafolios de renta variable, utilizando como caso de estudio el manejo de la capacidad en su estrategia de Renta Variable Global. También hay pautas sobre cómo gestionar la capacidad en portafolios de renta fija.