Anna Cohen, CEO y presidenta de Cohen Aliados Financieros, es una de las interlocutoras inevitables a la hora de tomarle la temperatura al mercado argentino. Tiene las cosas claras, se expresa sin rodeos y conoce la mentalidad local a la perfección. En estos tiempos de turbulencias, que probablemente continúen hasta el final del periodo electoral, la industria del wealth management se adapta a las condiciones del mercado y a los saltos de humor de los clientes.
En estos últimos meses el Grupo Cohen ha utilizado una estrategia que viene implementando desde hace ya dos décadas: “Tener una gran variedad de alternativas de inversión para que el cliente no tenga que abandonarte. Tenemos clientes de largo plazo, pero que también son muy volátiles porque son asustadizos y están acostumbrados a la flexibilidad. Por ello, la clave con el cliente argentino es la independencia de criterio. Hay que tener una estrategia de corto plazo, priorizando la liquidez en un mundo altamente volátil y con un riesgo endémico en los mercados porque el cliente necesita bajar su estrés. En este sentido, mi principal rol es que el cliente duerma bien”, explica Anna Cohen.
Las amnistías fiscales y las crecientes regulaciones han convertido la optimización impositiva en una prioridad. Poner en marcha protocolos familiares, sumando instrumentos de planificación inmobiliaria o impositiva, forman parte del trabajo de los asesores de Cohen.
En 2018 los fondos de inversión argentinos sufrieron importantes pérdidas. ¿Qué queda de esa industria incipiente que tanto impulso tuvo en 2017?
“En 2018 aprendimos hasta qué punto nuestro mercado es poco profundo, por ello, cada vez que se vende un fondo hay que tener conciencia de cada repago cuando el cliente no es institucional. Para la industria de fondos argentina hay potencial en los seguros de vida y retiro, que desde este año están exentos de impuestos. Pero sobre este instrumento falta seguridad jurídica y una política que los fomente. La otra estrategia con potencial está en los fondos con activos latinoamericanos con un buen driver de crecimiento”, asegura Anna Cohen.
A veces, las crisis dejan algunas lecciones positivas porque muestran las debilidades y las fortalezas de un sistema: “Lo ocurrido en 2018 probó que las condiciones para la inversión a largo plazo todavía no están dadas en Argentina, cuando nosotros creíamos que sí lo estaban. Algunos de los factores que explican esta situación son la inestabilidad cambiaria y el impuesto a la renta financiera, que generaron la desconfianza de los inversores a largo plazo”, afirma Anna Cohen.
“Sin embargo, hay que sacar algunas lecciones positivas, de consuelo, de un año tan difícil. Una de ellas es que se produjo un sinceramiento del valor real de los activos, otra es que el sistema financiero argentino se mostró muy sólido. Estábamos acostumbrados a que el dólar ponga en riesgo todo el sistema, con una salida masiva de los fondos. Esta vez lo que sucedió fue una dolarización muy fuerte de los activos, pero los argentinos no cerraron sus cuentas, se quedaron. En definitiva, el público entendió que podía confiar en los bancos. Así que ahora tenemos activos más baratos y un sistema financiero más sólido”, concluye la CEO y presidenta de Cohen Aliados Financieros.