Los términos ISR (inversión socialmente responsable) y ASG (factores ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo) se han puesto de moda en la industria financiera. Los inversores de todo el mundo prestan mayor atención a la forma en la que se emplea el dinero de sus carteras, por lo que la industria de la gestión de activos ha respondido con una infinita variedad de productos socialmente responsables.
En un reciente informe sobre esta materia, AllianceBernstein advierte de que puede ser complicado para los inversores saber de verdad cómo cumple una estrategia de inversión en aspectos de ASG. En ese sentido, las Naciones Unidas han hecho grandes esfuerzos que se reflejan, entre otros, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2015, que contemplan el rol que debe jugar el sector privado para alcanzarlos en 2030.
Los 17 objetivos y 169 metas concretas abordan áreas de crítica importancia para la humanidad, como la eliminación del hambre y la pobreza, la mejora de la educación y la sanidad y abordar el impacto negativo del cambio climático. Según los cálculos de la ONU, alcanzar estos objetivos requerirá alrededor de 90 billones de dólares en inversiones durante 15 años.
“Eso es mucho pedir”, asegura AllianceBernstein, para quien la filantropía y el gasto público jugarán un papel importante pero no suficiente. A su juicio, el sector privado y los inversores en renta variable deben ser la parte más relevante de la solución.
Con ello en mente, a lo largo de varios años, ha desarrollado un proceso riguroso que se basa en tres pilares, diseñados para encontrar aquellos activos que pueden marcar la diferencia y generar retornos a largo plazo en una cartera sostenible: la asignación temática de activos, la integración de criterios ASG y la gestión activa. En este artículo se abordará el primero de ellos.
La asignación temática identifica oportunidades
No sería factible que un inversor se centrase por igual en los 17 ODS porque las oportunidades de inversión para el sector privado no se encuentran por igual en cada uno de ellos. “Creemos que la mejor manera de utilizar los ODS es identificar aquellos que ofrecen las mejores oportunidades y centrarse en esas áreas concretas”, señala AllianceBernstein.
Este enfoque temático también permite al inversor desarrollar una experiencia que pueda sostener la asignación efectiva de capital. Para la gestora, los 17 ODS no son lo suficientemente detallados para servir como base de inversión, por lo que evaluaron los 169 sub-objetivos, que, en su opinión, son la clave para descubrir el potencial de inversión de estas metas.
Después de analizarlos cuidadosamente de forma individual, el siguiente paso fue clasificar cada uno en dos categorías: políticas o sector privado. La investigación de AB reveló que 106 de estos objetivos generaban oportunidades para el segundo.
Después, dentro del sector privado, la gestora identificó los productos y servicios específicos que contribuyen a alcanzar estos sub-objetivos. Esto requiere un análisis riguroso, fundamental para desarrollar una estrategia de inversión.
Este paso también facilita otro punto importante de un plan de inversión sostenible: las exclusiones, ya que permite a los inversores identificar productos no alineados con los ODS en industrias como la del tabaco, las armas, la pornografía o el juego. “En general, estos productos son automáticamente excluidos de una cartera sostenible”, apunta en el informe.
De productos a temáticas de inversión
Una vez que se ha establecido qué productos son relevantes para alcanzar los ODS, se los puede agrupar de forma lógica en temáticas de inversión más comprensibles. “Las temáticas pueden formar una estructura organizativa que sirve para continuar con la investigación en curso, construir carteras y facilitar la comunicación con el cliente”, asegura AllianceBernstein.
Para simplificar la agenda de inversión, desarrollaron tres temáticas principales: salud, empoderamiento y clima; e identificaron 15 sub-temáticas dentro de ellas para aclarar las oportunidades de inversión que representan los ODS. Dentro del clima, por ejemplo, se encuentran la producción energética con bajas emisiones de carbono, la eficiencia o el reciclaje.
Después de identificar los productos alineados con los ODS, los inversores pueden buscar aquellas empresas que cotizan en bolsa y generan beneficios para esos productos. “Ese es el vínculo clave entre los ODS y la inversión en renta variable, ya que, así, los inversores pueden poner el foco en aquellas firmas que sostienen los objetivos y generan un cambio positivo real en el mundo”, afirma AB.
A su juicio, identificar ese universo de empresas también permite a los inversores comprender mejor las implicaciones financieras de invertir de forma sostenible y desterrar algunos mitos comunes. Por ejemplo, según la investigación de la gestora, las empresas sostenibles se encuentran en todos los sectores económicos y regiones geográficas, lo que contradice la leyenda de que las estrategias sostenibles son demasiado restrictivas.