La nueva etapa de Acacia Inversión, el multifamily office de origen vasco con más de 20 años de historia y 230 millones de euros asesorados, se caracteriza por la apertura a nuevos inversores. Sus socios y clientes son un selecto grupo de familias industriales del País Vasco quienes todavía prefieren mantener cierta dosis de anonimato, herencia de los tiempos no muy lejanos en los que hablar de dinero en su tierra natal era «sensible».
Las caras más visibles de la firma son, por un lado, su presidente, Alberto Carnicer y, más recientemente, su director general y de inversiones, Miguel Roqueiro Ferrero, ex gestor de Kutxa Bank donde gestionaba un patrimonio de 6.000 millones de euros. “Me he ido a una firma pequeña para hacer lo que creo que se debe hacer”, afirma durante un encuentro con periodistas financieros en Madrid.
En esta nueva etapa en la que quieren abrirse a nuevos inversores, Acacia Inversión reinvindica los que considera sus elementos diferenciales: la coinversión, la cercanía al mercado y un estilo value disruptivo. “Vamos más allá de la independencia porque el cliente es el socio y la transparencia se convierte en una obligación”, explica Roqueiro.
La cercanía al mercado la describen como la eliminación de eslabones entre el mercado y el cliente. “Es lo que se hace en la banca privada y por el camino se va perdiendo información, por eso en nuestro caso solo existe el mercado, el gestor y el cliente”.
En Acacia denominan a su estilo de inversión “value disruptivo” lo que se traduce en abordar “ideas de inversión en las que la mayoría del sector no se atreve a entrar”.
Un ejemplo de ello fue su estrategia a principios de 2016 comprando bonos ligados a la inflación cubriendo divisa o su apuesta decidida por los mercados emergentes en ese momento. De hecho, una de las ideas más escuchadas en los últimos meses, los bonos subordinados bancarios, les ha proporcionado más retorno que la bolsa desde ese año. “Ahora todo el mundo habla de ello, pero ya llegan tarde”, sentencia Roqueiro.
Reconocen errores y, de hecho, cifran en un 66% las ideas acertadas. “Ese tercio de errores está poco tiempo en cartera, lo cortamos a tiempo”, asegura.
Creer en todas las herramientas en su justa medida
En la era del análisis cuantitativo, las estrategias Smart Beta o el Behavioural Finance, desde Acacia Inversión reconocen que “creen en todo, pero en su justa medida”. El análisis fundamental lo apoyan en la tecnología a través de unos algoritmos que combinan factores que dan un extra de rentabilidad en el largo plazo. “Seleccionamos las diez acciones que mejor reflejan cada factor”, explican.
Por eso, la diversificación total es otra de sus características. “Detectamos oportunidades pequeñas y asignamos entre un 1% y un 2% de la cartera. Para nosotros asignar un 4% es un posición fuerte”.
Defienden que en su gama de seis fondos (Acacia Bonomix FI, Acacia Reinverplus Europa FI, Acacia Premium FI, Acacia Renta Dinámica FI, Acacia Invermix 30-60 FI y Acacia Globalmix 60-90 FI) no encontraremos ninguno que “de un pelotazo un año y al año siguiente pierda”, ya que su objetivo es mantener un comportamiento consistente.
Bajo la premisa de que “el fondo mixto está muerto porque está gestionado mirando al pasado, Roqueiro apunta las que han sido algunas de sus apuestas más recientes. “Hemos visto una oportunidad en la curva de tipos americana y la hemos jugado con bonos de Apple que tienen mejor calidad crediticia, también en CTAs, oro, divisa nórdica y yen”.
En cuanto a los costes, destacan que su modelo les permite ofrecer comisiones entre un 10% y un 15% por debajo del mercado.